Con ocasión de la visita pastoral del Papa Juan Pablo II a Cuba, la Oficina del Historiador de la Ciudad le obsequió la medalla emitida en 1989 con motivo del Bicentenario de la designación de la Catedral de La Habana.
Realizada en Plata Ley o 999, esta pieza tiene dibujada en su anverso el rosetón de la fachada de la Catedral y, dentro de éste, la vista frontal de esta iglesia y vistas superiores de otras tres construcciones ubicadas en la Plaza aledaña.

 En el anverso, además de las fechas significativas, también pueden leerse las siguientes leyendas: «S. M. E. CATHEDRALIS» Y «SANCTI CHRISTOPHORI HABANAE». Por el reverso, la medalla tiene el bocallaves de la puerta de la Catedral (centro) y las inscripciones «OFICINA DEL HISTORIADOR-C. HABANA 1990» (arriba) y «JUAN PABLO II PON. MAX» (abajo).
A su vez, imbuidos de la más noble tradición de sus antepasados, los integrantes de la Congregación de Plateros San Eloy de La Habana confeccionaron especialmente objetos para ofrecer a Juan Pablo II.
Salidas del ingenio de dos de los más notables orfebres de la Congregación de Plateros San Eloy de La Habana, Guillermo Espinosa y Evelio Núñez, una cruz y una medalla fueron entregadas a monseñor Beniamino Stella, nuncio apostólico de la Santa Sede en la capital cubana, para que las hiciera llegar al Sumo Pontífice.
Con elementos clásicos, renacentistas y barrocos, la cruz está realizada en Plata 930. En su diseño se incorporan piedras rosas de Francia, alejandrinas y circonias.
Confeccionada en Plata 925, la medalla fue cincelada en alto relieve y tiene en el anverso el escudo de la Ciudad. En esta obra trabajaron en comunión Núñez y Espinosa.En el reverso de la pieza es visible la dedicatoria: «A SU SANTIDAD JUAN PABLO II RECUERDO DE SU VISITA A CUBA».  Patrocinado por la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Congregación de Plateros San Eloy de La Habana se fundó el 20 de mayo de 1997, como tributo a la memoria de las antiguas Hermandades que se pusieron bajo la protección del santo que fuera maestro del oficio.
Alentada por la trascendencia del viaje del Sumo Pontífice, otra entidad, la Casa de la Moneda de Cuba, dedicó también una emisión especial a recoger tal acontecimiento. Acuñada en varias monedas y denominaciones, como motivo central del anverso, se destaca el rostro del Sumo Pontífice y de fondo, siluetada, la Catedral de La Habana. En la parte superior se lee: «VISITA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II, 21-25 DE ENERO DE 1998».
Con anterioridad, esta institución había dedicado una moneda conmemorativa al encuentro amistoso entre el Presidente cubano, Fidel Castro, y el jefe de la Iglesia Católica, que se efectuó a finales del año 1996 en la sede del Vaticano, como importante antecedente de la visita papal a Cuba.

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