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La galería del Palacio Lombillo acogió, durante los meses de octubre y noviembre de 2010, la muestra «Retorno a lo invisible» de la pintora María del Pilar Reyes Ricardo (Holguín, 1970). Trece obras de mediano formato, en acrílico sobre lienzo, nos abrieron la puerta al mundo interior de la artista.

Es el suyo universo pictórico sui generis donde, según ha explicado ella misma, «hay criaturas que habitan los extraños espacios, en que la quietud posee movimiento y el tiempo fluye indeterminado».

Luz de estrellas (2010). Acrílico sobre lienzo (129,8 x 93,8 cm).

La galería del Palacio Lombillo acogió, durante los meses de octubre y noviembre de 2010, la muestra «Retorno a lo invisible» de la pintora María del Pilar Reyes Ricardo (Holguín, 1970). Trece obras de mediano formato, en acrílico sobre lienzo, nos abrieron la puerta al mundo interior de la artista. Es el suyo universo pictórico sui generis donde, según ha explicado ella misma, «hay criaturas que habitan los extraños espacios, en que la quietud posee movimiento y el tiempo fluye indeterminado».
El bosque, que ha sido escenario de innumerables leyendas y cuentos infantiles, deviene hilo conductor de las historias que, protagonizadas por esos seres fantásticos, inventa María del Pilar.
Personajes y escenas de antiguas fábulas cobran vida en sus lienzos. Inundadas por árboles multicolores, ramas y troncos secos, casas en las colinas o flotando en el aire, astros humanizados..., sus historias parecen evocar aquellas ilustraciones de cuentos rusos de nuestra infancia. Su lenguaje poético denota una capacidad de introspección, una filosofía  de vida muy particular, que otorgan a su obra un sello distintivo.

María del Pilar Reyes Ricardo (Holguín, 1970).

En una de las escenas de El Principito, del célebre Antoine de Saint-Exupéry, la zorra asevera: «He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos».
Esta frase fue citada por Argel Calcines, Editor general de Opus Habana, en las palabras de inauguración de la exposición, refiriéndose al imaginario etéreo, y a veces misterioso, de María del Pilar.
«Reminiscencias eslavas saltan a la luz en sus figuras alargadas. Otras veces, como salidas del mundo onírico, sus paisajes parece detalles de los cuadros de Brueghel el Viejo, que han sido amplificados tras pasar por el tamiz de una singular sensibilidad femenina», concluyó  Calcines.

Redacción Opus Habana