Ante la ausencia en la ciudad del culto y veneración a las flores, el articulista reflexiona sobre la necesidad de rescatar ese amor como base y fundamento de la nacionalidad, porque éstas «simbolizan la tierra y el suelo de nuestra patria, porque deben ser el alimento de nuestro espíritu, porque indican progreso y refinamiento».
 Alusión a un joven estudiante de Derecho que, alimentando el sueño de nombre, riqueza y bienestar, «ha cifrado su fortuna, la fortuna de una vida, a la carta engañosa y falaz de una carrera».

 Sobre como el recuerdo grato de lo vivido, puede hacer olvidar por completo las miserias de la vida presente.

 A propósito de la publicación del temario de una conferencia científica, numerosas señoras y señoritas suscitaron un incidente «que no podía pasar inadvertido para un costumbrista».