«Cuando un pueblo llega a poder contemplar, sin asombro ni malicia, el bello desnudo de mujer, ese pueblo ha alcanzado un grado de moral elevadísimo», refiere el cronista en este artículo, escrito a propósito de la exhibición en la Europa de los años 30 de una película que procuraba inculcar «el amor a la hermosura del cuerpo humano», al  desnudo...

 Con agudo tono humorístico el cronista refiere los dos aspectos de la botella en los teatros, y describe los dos grupos en que se dividen los botelleros que allí acudían: los de entrada general y de localidades.

 Sobre cómo las conveniencias sociales obligan a los familiares del difunto «a dedicarse cuidadosamente a preparar la función espectacular de los funerales, con todo el boato y publicidad que sean posibles» concentran la atención del cronista.

 Una interesante visión sobre un cotidiano hecho, que afecta a todos en varios instantes de la vida, nos la ofrece el cronista, para quien además los «entierros, como las bodas, son actos sociales de gran espectáculo y teatralidad, en que el lujo, la vanidad y la tontería humanos, juegan papel principalísimo».