Homenaje a cuatro personalidades que dedicaron una parte importante de su vida a investigar sobre la historia del habano, «producto principal de nuestra economía, pero también símbolo de la cultura e identidad nacionales».
Muestras transitorias de libros, documentos, fotografías y piezas personales integraron el programa de homenaje.
Si la imaginación nos condujera al 15 octubre de 1492 y presenciáramos la llegada de Cristóbal Colón y sus hombres a la Isla, observaríamos la expresión interrogante de éstos al comprobar la relación de los abo¬rígenes con cierta planta: «unas hojas secas que debe ser cosa muy apreciada por ellos...»
Cuánta sorpresa pudo motivar la aromática solanácea y el uso que daban a ella, que –según comenta Fray Bartolomé de Las Casas en su Historia de las Indias–, los conquistadores Luis Torres y Rodríguez de Xerez no dejaron de referirse al tabaco en sus relatos de viaje.
«Hallaros estos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos, mujeres y hombres con el tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sahumerios, que son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel (...)», dice que contaron al regresar del interior del país.
Sin saberlo, estaban en presencia de un producto natural, venerable, misterioso, cautivador, sagrado, en fin, afrodisíaco, que desde aquellos tiempos constituía ya un símbolo de cultura comunal y que, en el acto ceremonial del Ritual de la Cohoba, determinaba la vida y acción de toda la comunidad taína.
Generaciones de generaciones han caracterizado, con una frase, lo que a partir de esa etapa aconteció: «No me hagas la historia del tabaco». Los vegueros y sus rebeliones, del chinchal a la industria; las luchas sociales frente a la mecanización en esta rama; la emigración en Tampa y Cayo Hueso y su relación con la independencia; el lector de tabaquería y otros sucesos históricos...
Y junto al acontecer histórico, la evidencia física relacionada con el placer de fumar: finas y selectivas litografías, exquisitas pipas y tabaqueras, braceros de plata, petacas, cortapuros; toda una excelencia para degustar el habano que ha inspirado a poetas y cantores...
No son pocos, entonces, los motivos que nos llevaron a rendir homenaje a cuatro personalidades que dedicaron una parte importante de su vida a investigar esa larga y rica historia para que en el presente y futuro podamos continuar por ese camino del saber, aún distante de ser agotado. Fernando Ortiz, José Rivero Muñiz, Gaspar Jorge García Galló y Antonio Núñez Jiménez fueron los elegidos para que, en el Museo del Tabaco (Oficina del Historiador), se organizara un ciclo de conferencias que –acompañado de muestras transitorias de libros, documentos, foto¬grafías y piezas personales– fue expuesto a los visitantes durante los últimos meses del pasado año.
Obras como el Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar; El Tabaco y su historia; Biografía del Tabaco Habano, y El viaje del Habano ocuparon un lugar cimero en la muestra.
Con el objetivo de acercarnos a la vida y obra de estos ilustres investigadores, fueron invitados para impartir las conferencias magistrales: Miguel Barnet, presidente de la Fundación Fernando Ortiz; el Dr. José Cantón Navarro, vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí; la Dra. Lidia Turne, presidenta de la Asociación de Pedagogos de Cuba, y Ángel Graña, coordinador general de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez Jiménez.
El Museo del Tabaco y su Casa del Habano se vistieron de gala con esta actividad, que responde al proyecto científico y cultural que lleva adelante para que el habano sea defendido como un producto principal de nuestra economía, pero también como símbolo de la cultura e identidad nacionales.
«El tabaco era el compañero inseparable del indio. Desde su nacimiento a su muerte, el indio vivía envuelto por los humos espirales del tabaco, como la ceiba que es apretada por los bejucos...».
Fernando Ortiz en Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar
Fernando Ortiz en Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar
Si la imaginación nos condujera al 15 octubre de 1492 y presenciáramos la llegada de Cristóbal Colón y sus hombres a la Isla, observaríamos la expresión interrogante de éstos al comprobar la relación de los abo¬rígenes con cierta planta: «unas hojas secas que debe ser cosa muy apreciada por ellos...»
Cuánta sorpresa pudo motivar la aromática solanácea y el uso que daban a ella, que –según comenta Fray Bartolomé de Las Casas en su Historia de las Indias–, los conquistadores Luis Torres y Rodríguez de Xerez no dejaron de referirse al tabaco en sus relatos de viaje.
«Hallaros estos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos, mujeres y hombres con el tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sahumerios, que son unas hierbas secas metidas en una cierta hoja, seca también, a manera de mosquete hecho de papel (...)», dice que contaron al regresar del interior del país.
Sin saberlo, estaban en presencia de un producto natural, venerable, misterioso, cautivador, sagrado, en fin, afrodisíaco, que desde aquellos tiempos constituía ya un símbolo de cultura comunal y que, en el acto ceremonial del Ritual de la Cohoba, determinaba la vida y acción de toda la comunidad taína.
Generaciones de generaciones han caracterizado, con una frase, lo que a partir de esa etapa aconteció: «No me hagas la historia del tabaco». Los vegueros y sus rebeliones, del chinchal a la industria; las luchas sociales frente a la mecanización en esta rama; la emigración en Tampa y Cayo Hueso y su relación con la independencia; el lector de tabaquería y otros sucesos históricos...
Y junto al acontecer histórico, la evidencia física relacionada con el placer de fumar: finas y selectivas litografías, exquisitas pipas y tabaqueras, braceros de plata, petacas, cortapuros; toda una excelencia para degustar el habano que ha inspirado a poetas y cantores...
No son pocos, entonces, los motivos que nos llevaron a rendir homenaje a cuatro personalidades que dedicaron una parte importante de su vida a investigar esa larga y rica historia para que en el presente y futuro podamos continuar por ese camino del saber, aún distante de ser agotado. Fernando Ortiz, José Rivero Muñiz, Gaspar Jorge García Galló y Antonio Núñez Jiménez fueron los elegidos para que, en el Museo del Tabaco (Oficina del Historiador), se organizara un ciclo de conferencias que –acompañado de muestras transitorias de libros, documentos, foto¬grafías y piezas personales– fue expuesto a los visitantes durante los últimos meses del pasado año.
Obras como el Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar; El Tabaco y su historia; Biografía del Tabaco Habano, y El viaje del Habano ocuparon un lugar cimero en la muestra.
Con el objetivo de acercarnos a la vida y obra de estos ilustres investigadores, fueron invitados para impartir las conferencias magistrales: Miguel Barnet, presidente de la Fundación Fernando Ortiz; el Dr. José Cantón Navarro, vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí; la Dra. Lidia Turne, presidenta de la Asociación de Pedagogos de Cuba, y Ángel Graña, coordinador general de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez Jiménez.
El Museo del Tabaco y su Casa del Habano se vistieron de gala con esta actividad, que responde al proyecto científico y cultural que lleva adelante para que el habano sea defendido como un producto principal de nuestra economía, pero también como símbolo de la cultura e identidad nacionales.