Diferentes soportes ha escogido para crear su obra el artista Eduardo Rubén, quien «se manifiesta entre representaciones imaginativas que cualquiera puede pensar como un elogio redundante del mundo».
Es poco probable encontrar representaciones humanas o paisajes bucólicos en la pintura de este artista, a quien le es imposible desvincular su profesión de arquitecto del placer por las formas y el espacio.

 Uno de los atractivos que posee el patio interior del reconstruido Hotel Telégrafo –sito en la célebre esquina habanera de Prado y Neptuno– es el mural del artista Eduardo Rubén (La Habana, 1958), quien propone recorrer detalles y fragmentos de la arquitectura citadina a través de los 180 metros cuadrados de esta obra integrada a las reformulaciones del Art Decó.
Realizado con revestimientos de pastillas vitrificadas, en esta pieza el artista plantea el mismo diseño del inmueble, pero concebido como una consecuencia del eclecticismo tan característico de La Habana.
A Eduardo Rubén pertenecen trabajos similares que pueden apreciarse en los hoteles Santiago (Santiago de Cuba), y Meliá Las Américas (Varadero, Matanzas). Se trata de murales inspirados en el planteamiento de imágenes que, según él mismo explica, «parten de sitios comunes, por donde pasamos diariamente sin detenernos y observar cuanta sorpresa deparan a la vista los mosaicos o las cenefas. Antes el resultado había sido muy internacional, podían ser detalles de cualquier ciudad, pero es imposible vivir en La Habana sin tener en cuenta los elementos decorativos de su arquitectura que existen y coexisten en un mismo momento y, aun cuando se puedan ver espacialmente por separado, siempre se mezclan en la memoria visual».
Es poco probable, entonces, encontrar representaciones humanas o paisajes bucólicos en la pintura de este artista, a quien le es imposible desvincular su profesión de arquitecto del placer por las formas y el espacio.
«A finales de los años 70 había comenzado por un acercamiento al fotorrealismo; pero todo el mundo del diseño y las formas terminaron por influir y determinar una obra propia, ni abstracta ni figurativa; tampoco concreta, que pasa por algunas fórmulas de la pintura cinética y resulta ser una mezcla del conjunto de imágenes que coexisten en nuestro entorno visual», comenta.
 La transparencia de los mosaicos, el levantamiento lineal de una columna o la ampliación de cenefas en sus lienzos, responden a la poética que lo particulariza: imágenes que –en una primera etapa– no fueron resultado de los elementos caracterizadores de las artes visuales cubanas, los colores y las formas criollas, pero que, poco a poco, dejaron vislumbrar esos motivos «al punto de ver el mundo más abierto, conforme lo hicieron algunos pintores, abstractos y concretos en los años 50 aunque mediante un enfoque más contemporáneo, también reforzado desde el punto de vista técnico, para darle un acabado industrial a la pintura y semejar bordes duros o cierta frialdad, lo cual la hace un poco sui generis».
Sucede que, con Eduardo Rubén, el mérito de la fantasía estimula una parábola creativa: el artista se manifiesta entre representaciones imaginativas que cualquiera puede pensar como un elogio redundante del mundo. Sin embargo, el valor autónomo de las formas en su pintura se corresponde con una perspicacia creadora: «Yo vivo con mi época. Las tendencias o los grupos, todo eso tiene un ritmo propio y como artista requiero de un tiempo personal, sin necesidad de estar a la moda».
De tal manera, su obra es auténticamente particular y resultante de una mayúscula que lo singulariza al preservar el entorno común mediante la representación transformadora del legado a partir de su misma motivación que –explica– «no es la del tipo de pintura tradicional pero pudieran ser proyectos que quisiera haber construido, interesado por los detalles ornamentales y decorativos pertenecientes a estilos diferentes o contrapuestos, órdenes y desórdenes, distintas partes capaces de conformar después un todo: como una tercera posición que, definitivamente, es mi planteamiento».

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar