Mientras los arsenales y astilleros situados en España utilizaban los diques como plataforma para la construcción de bajeles, en Cuba fue necesaria la implementación de la grada, debido a las condiciones del litoral costero del archipiélago, cuya naturaleza caprichosa de la roca no propicia calar en ella complejas estructuras navales.
La grada de construcción naval es sin lugar a dudas un elemento de distinción de los astilleros habaneros de la etapa colonial.
 
Aunque la historiografía no ha privilegiado la temática de los astilleros cubanos, estos cobraron un papel protagónico durante la etapa colonial. Hoy conocemos algunos de los asientos de la construcción naval gracias al empeño de arqueólogos e investigadores. Tales son los casos de la grada naval de Boca de Jaruco y la localizada en la Casa Pedroso (Avenida del Puerto y Obrapía), otrora territorio de la Comandancia de Marina y emplazamiento del primer arsenal habanero.
 
 
«Tras las huellas de los primeros astilleros cubanos»1, trabajo publicado en la revista Mar y Pesca, es quizás uno de los pocos materiales bibliográficos con que contamos los investigadores en la actualidad en el afán de desentrañar el escurridizo pasado de nuestras primeras tradiciones navales.
En el artículo citado, especialistas del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad dan cuenta de lo idóneo del terreno de Boca de Jaruco, resguardado de los vientos, suelo firme y en pendiente natural hacia el agua, aspecto este que facilitaba la botadura de las embarcaciones. Aledaño al sitio, bosques de excelentes maderas abastecían del recurso forestal a la pequeña industria naval, al tiempo que el curso del río era navegable varios kilómetros adentro. La cercanía a la villa de San Cristóbal de La Habana —solo a 19,3 millas al oeste— propiciaba el rápido abastecimiento de jarcias, velas, brea, pez, estopa, clavos… necesarios para el desempeño de calafates y armadores.
    
  
Los especialistas no dudan que de realizarse excavaciones extensivas en el lecho rocoso, serían grandes las posibilidades de hallar vestigios de algunas de las dependencias del astillero como el aserradero, la carpintería o el almacén para vituallas. Sin embargo, el hallazgo de una grada de construcción naval no dejó margen a equívocos sobre el carácter peculiar de la topografía exhumada.
Es necesario hacer un alto para puntualizar que mientras en los arsenales y astilleros situados en España poseían diques como plataformas para la construcción de bajeles, en Cuba fue necesaria la implementación de la grada, debido a las condiciones del litoral costero del archipiélago, cuya naturaleza caprichosa de la roca no propicia calar en ella complejas estructuras navales.
Las gradas de construcción naval utilizadas en las márgenes de la rada habanera, como la hallada en la Casa Pedroso, eran básicamente similares a la encontrada en Boca de Jaruco. Esta última posee un «trazado rectangular, con una longitud de unos 29 metros y un ancho de 11; para hacerla fue excavado un zócalo en la roca con una pendiente de cinco a diez grados de buzamiento hacia la antegrada o sector sumergido que penetra suavemente en el agua. 2
«De la grada propiamente dicha se identificaron 25 zanjas abiertas en el carso, de un largo de diez a 11 metros cada una. Están atravesadas perpendicularmente por 24 huecos irregulares, alineados al centro de la estructura. Gracias a la bibliografía consultada y el estudio de esos rasgos arqueológicos en sí mismos, sabemos ahora que unas vigas llamadas madres iban empotradas en las susodichas zanjas para sostener una plataforma de tablones o basada, cuyo fin era servir de solado para el desplazamiento y acceso de carpinteros y operarios a la embarcación en construcción. En los huecos irregulares se encastraban gruesos troncos denominados picaderos, que tenían el objeto de sostener la quilla y toda la obra viva del vaso en grada. Curiosamente los picaderos partían de los orificios mencionados, disposición diferente a la que muestran los grabados de principios del siglo XVIII en adelante, donde estos tenían forma de pirámide escalonadas de madera, ubicadas sobre la basada. La ausencia de esta transformación y la analogía de los restos de Jaruco con los de la Casa Pedroso, fueron elementos a considerar para asignarle una cronología de los siglos XVI y XVII.» 3
 
 
Otros aspectos de interés encontrados y relacionados con la grada mostraron que «por fuera de las zanjas y huecos de picaderos aparecen hileras de orificios de menor diámetro que los descritos, donde debieron apoyar rollizos de maderas o escoras, colocados para sujetar las bandas del vaso mientras se construía. De igual manera otros huecos están asociados a las zanjas de las madres; es posible que para soportar puntales auxiliares dándole estabilidad a las piezas del casco. Estructuras esenciales de las gradas como las imadas, la cuna y los santos, que junto a otros aditamentos determinaban el paso más delicado de la construcción naval: la botadura del bajel, no dejaron trazas arqueológicas en el sitio, producto de su rápido deterioro. El lanzamiento del barco fue una operación engorrosa y de alto riesgo en sí misma; hasta bien entrado el siglo XVIII se hacía con la proa de cara al mar. Aquí debió hacerse con ayuda de embarcaciones  desde el río y con yuntas de bueyes, haciendo deslizar el casco de los santos y la cuna, que a su vez se desplazaba por las imadas. A la cuna había que hacerla firme con retenidas de tierra, ya sea con anclas o estacones clavados y aparejos con cabos; al llegar a la antegrada, el casco se caía en el talud, quedando la nave a flote» 4
De acuerdo con la mediciones de la grada de Boca de Jaruco y la aplicación de complejos cálculos matemáticos —correspondientes al modelo constructivo as, dos, tres—5, se pudo conocer que de esta grada deben haber sido botadas embarcaciones de «hasta 20 metros de eslora y más de 116 toneladas de arqueo; la fórmula de Rodrigo de Vargas, de 1570, da bajeles de hasta 122 toneladas y la de Cristóbal de Barros, de 1590, hasta 104 toneladas. Esto significa que el astillero estaba capacitado para elaborar una gama de naves que se ensayaron en las Indias durante los siglos XVI y XVII, como los galeones, galeoncetes, pataches, urcas, pinazas, galeazas, gabarras…».6
 
1 Arrazcaeta, Roger; López, Alessandro; Quevedo, Antonio; Rodríguez, Ivalú; Falcón, Gustavo. «Tras las huellas de los primeros astilleros cubanos» en revista Mar y Pesca, No. 306, diciembre 1997. pp. 16-19
2 Ídem
3 Ídem
4 Ídem
5 El sistema constructivo as, dos, tres se fundamenta en que a cada codo de manga le corresponden dos de quilla y tres de eslora —valores dados en codos de ribera— (el codo de ribera equivale a 0,57146 metros), método por el que se regían los armadores para la construcción de los bajeles que navegaron en los tiempos de la Carrera de Indias.
6 Arrazcaeta, Roger; López, Alessandro; Quevedo, Antonio; Rodríguez, Ivalú; Falcón, Gustavo. Ob. Cit.
 
Saga de bajeles construidos en arsenal habanero (continuación):
Fragata (Astrea). 30 cañones. La Habana 1737-?
Navío Santo Cristo de Burgos (segundo Castilla) 60 cañones. La Habana 1738- 1747, naufragó en el Mediterráneo.
Navío Santa Rosa de Lima (Dragón) 60 cañones. La Habana 1738- 1741, se echo a pique en Cartagena.
Navío Nuestra Señora de Guadalupe (Bizarro) 50 cañones. La Habana 1738- 1759, se vendió a un particular.
Navío San Ignacio (Invencible) 70 cañones. La Habana 1740- 1741, se incendio y explotó.
Navío Nuestra Señora de Belén (Glorioso) 70 cañones. La Habana 1740- 1747, tras combate cayó en poder de los ingleses.
Navío (segundo Reina) 70 cañones. La Habana 1743- 1762, pasó a los ingleses.
Navío Nuestra Señora del Rosario (Nueva España) 70 cañones. La Habana 1743- ?, se vendió en El Ferrol.
Navío San José (Nuevo Invencible) 70 cañones. La Habana 1743- 1750, ardió accidentalmente en El Ferrol.
Navío Jesús, María y José (tercer Nuevo Conquistador) 64 cañones. La Habana 1745- 1748, capturado por el contralmirante Charles Knowles.

Fernando Padilla González
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Opus Habana

Comentarios   

Lilia Martín Brito
0 #1 Lilia Martín Brito 16-06-2010 10:10
leídos casi todos los artículos acerca del Fenix de la Real Armada se aclaran muchas dudas acerca dl arsenal habanero, y se encuentra bibliografía colateral que puede aportar datos importantes para continuar sobre el tema que trabajamos: el mueble cubano
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