A partir de este año la Casa de los Árabes, recién ubicada en Oficios 16, entre Obispo y Obrapía, prestará servicios de búsqueda genealógica a los descendientes de árabes asentados en La Habana desde finales del siglo XIX.
Parte del patrimonio de esta institución está conformado por documentación facsimilar de actas matrimoniales y de bautizo, cartas de ciudadanía, fotografías, permisos de viaje, objetos personales, y otros testimonios mediante los cuales han podido acopiarse datos de interés para las personas de ascendencia árabe.
Así se probó, por ejemplo, que la inmigración levantina –establecida sobre todo en los alrededores de la Calzada de Monte– provenía de las ciudades Bcharré, Gazir y Borj El Brajneh, en el Líbano, y Nazaret, en Palestina, con predominio de población cristiana. La mayoría profesaba el rito maronita, razón por la cual se afilió a la Parroquia de San Nicolás de Bari, ubicada en la intersección de las calles Rayo, San Nicolás y Tenerife.
En los libros de bautizo y matrimonio aparecen unos 400 apellidos que atestiguan la presencia de múltiples familias en la zona. Según revelan las partidas de bautismo, en los inicios estas familias eran ampliadas o extendidas, es decir, incluían en una misma residencia a los abuelos, tíos y al resto de los parientes, además de la pareja matrimonial y los hijos.
Los libros parroquiales evidencian también la realización de matrimonios endogámicos, fundamentalmente entre primos. La relación de padrinazgo/ madrinazgo en los bautizos puso de manifiesto la afinidad en las relaciones de parentesco, pues en muchas ocasiones el padrino o la madrina eran hermanos del padre o del abuelo del bautizado.
Otro dato de interés es que entre 1896 y 1957, se inscribieron unas 75 parejas de origen árabe por concepto de unión matrimonial, y de 1885 a 1959, fueron bautizados 398 niños.