Leones, gaviotas, gacelas, cebras, hienas, jirafas y elefantes, entre acordes musicales, bailes y luces, transforman cada sábado y domingo al Anfiteatro de La Habana Vieja en una pradera africana durante la presentación de El Rey León.
Basado en la película homónima de Disney, con música de Elton John y dirigido por Julie Taymor, luego de 15 años de presentaciones en los principales escenarios del mundo, el musical El Rey León se estrenó en Cuba en julio reciente, bajo la dirección general de Alfonso Menéndez Balsa.
—¿Cómo concibió la puesta en escena? Hábleme del elenco—
El Rey León era uno de los musicales que hace algún tiempo pretendía estrenar. Resultaba un anhelo ambicioso, sobre todo por la partitura, los coros —muchos en dialecto zulú— y las interpretaciones que demanda de los solistas, pues para la puesta en escena Elton John escribió más de diez temas, verdaderas joyas musicales. Versionar esas composiciones fue un gran reto. Una vez más contamos con el coro del Instituto Cubano de Radio y Televisión y los arreglos de su directora, Liagne Reyna.
La obra original tiene una duración de tres horas y unas 120 cuartillas de texto. Nuestra producción solo abarca poco más de una hora, con 20 números en formato de concierto, que incluyen fragmentos del libreto para justificar la ausencia de algunos parlamentos. La narración en off es de la actriz Obelia Blanco.
El elenco está integrado por 42 jóvenes aficionados, la casi totalidad debutantes, quienes han trabajado con ahínco y crecido desde el punto de vista profesional. Fueron alrededor de nueve meses, con intensas jornadas de ensayo.
—¿Cuán difícil resultó el proceso de adaptación?—
Esta puesta es de una complejidad enorme. Resolver el vestuario, por ejemplo, fue tarea harto difícil. Una vez leí que el pelo empleado por Julie Taymor para la cabeza de Simba era de cola de camello. Acá, a partir de fotografías del vestuario original, los atrezzistas consiguieron muy buenas réplicas, y pudimos contar nuevamente con el apoyo del reconocido diseñador Eduardo Arrocha.
Por otra parte, gran dificultad significó montar la muerte de Mufasa, escena que, en Broadway, meca del teatro musical, es francamente espectacular por los efectos empleados. En nuestra adaptación aunque no involucró tecnología avanzada, se verifica un trabajo actoral meritorio, logrado tras meses de ensayo.
—¿Cómo ha sido la acogida del público?—
Para las funciones en nuestro coliseo son vendidas semanalmente todas las entradas, incluso las localidades donde el público debe permanecer de pie. En cuanto a la composición de los asistentes, si bien se comprueba que acuden adultos y jóvenes, los niños son mayoría.
En un inicio, nos preocupaba que el público infantil tuviera la expectativa de asistir a la proyección de la película y no disfrutara del musical, que posee otras características. Sin embargo, los pequeños se comportan como entusiastas espectadores durante la obra.
La acogida ha sido tan masiva y sistemática que el Consejo Nacional de las Artes Escénicas nos propuso la presentación en el teatro Mella de la capital, los días 22 y 23 de agosto, y en el Terry, de Cienfuegos, a finales de septiembre.
Y si nuestra adaptación del espectáculo de Broadway más taquillero de todos los tiempos continua con tal beneplácito, su puesta en escena no concluirá en diciembre, como está previsto. Retornará a las noches del Anfiteatro tras la presentación de Los miserables, programada para los meses de mayo y junio de 2013.
Darianna Reinoso Rodríguez
Estudiante de periodismo