Parecía prácticamente desaparecido; sin embargo, todo hace indicar que hoy, en Cuba, la población de este mítico mamífero se recupera de manera paulatina.
 Los techos de madera, en primerísima instancia, pero también las hojas de puertas y ventanas, así como los balaustres torneados, determinaron el estilo arquitectónico en La Habana antes del presente siglo. Y todo gracias a uno de los oficios más nobles y antiguos: la carpintería de lo blanco.
 Puesta a resguardo durante los días que azotó por estos lares el huracán Ivan, esta estatua de Neptuno podría a partir de ahora venerarse, si de dicha deidad dependió que La Habana no fuera azotada por la furia de tamaño meteoro.
 Nadie sabe cómo ni por qué vías llegó a la Isla, ni si fue introducido en forma deliberada o fortuita. Lo cierto es que comparte en nuestros hogares, parques y centros de trabajo y se hace notar con su piar fuerte y torpe aleteo.