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 La infancia es la principal protagonista en las ilustraciones e historietas del artista italo-suizo Tom Tirabosco (Roma, 1966). Los álbumes de historietas juveniles Los ojos del bosque y El fin del mundo, donados y dedicados por él a la Biblioteca de Vitrina de Valonia en la Plaza Vieja, se exhiben durante este mes en saludo al Día de los Niños que, en Cuba, se celebra el tercer domingo del mes de julio, o sea, pasado mañana 18.

La infancia es la principal protagonista en las ilustraciones e historietas del artista italo-suizo Tom Tirabosco (Roma, 1966). Los álbumes de historietas juveniles Los ojos del bosque y El fin del mundo, donados y dedicados por él a la Biblioteca de la Vitrina de Valonia, se exhiben durante este mes en saludo al Día de los Niños, que en Cuba se celebra el tercer domingo de julio, o sea,  pasado mañana 18.
«Los niños no son criaturas ingenuas; ellos sienten y comprenden cosas que nosotros mismos no podemos explicarnos. Yo los veo como "brujos", guardianes de secretos increíbles, capaces de hechizarnos con sus palabras», afirma el historietista suizo en esta entrevista realizada en la reciente primavera cubana.


  
  

¿Cuándo comienza a hacer historietas?

Desde pequeño me gustaba mucho dibujar, era una forma de escapar a otros mundos, crear personajes fantásticos y olvidar lo cotidiano. Entonces, cuando crecí, decidí estudiar en la Escuela Superior de Artes Visuales de Ginebra (ESAV), donde me gradué en 1991. Ese mismo año gané la beca Simon I. Patino y estuve seis meses en la Ciudad de las Artes de París. No es hasta 1997 que publico el primer álbum de historietas, El emisario, y el primer libro ilustrado para niños, Ahora, en este mismo instante.

 
¿Por qué escoge la historieta como medio de expresión?

En Europa se considera la historieta como el noveno arte. Al combinar artes plásticas y literatura, me permite decir cosas y transmitir emociones a través de un dibujo más complejo y creativo. Como lector, creo que no es lo mismo leer un libro que un álbum de historietas, pues una historia en imágenes incrementa la intensidad de la emoción. Eso es lo que busco en mi obra.

Entre la larga lista de premios y becas obtenidos, ¿cuál considera el más importante en su vida profesional y personal?


El premio más importante que he recibido —y del que más orgulloso me siento— es el Rodolphe Töpfer de la ciudad de Ginebra (1997). Rodolphe Töpfer, autor franco-suizo, fue el fundador de la historieta moderna al publicar en 1833 Historia del señor Jabot. ¡Imaginen cuánto honor!

Los niños son protagonistas en sus historias e ilustraciones, ¿por qué los denomina «niños brujos»?

Tienes razón, en mi obra hay un leit-motiv: la infancia, pero sobre todo su relación con los adultos. Los niños no son criaturas ingenuas; ellos sienten y comprenden cosas que nosotros mismos no podemos explicarnos. Yo los veo como «brujos», guardianes de secretos increíbles, capaces de «hechizarnos» con sus palabras y descubrimientos... Es necesario tomarlos en cuenta y responder a sus preguntas para evitar traumas futuros. Las imágenes e historias de estos niños están en mi imaginación porque, de alguna forma, también soy un «niño brujo».

Sus obras más célebres Los ojos del bosque  y El fin del mundo han sido traducidos al español. ¿Qué significan para Usted estos libros?

Los ojos del bosque (Editorial Casterman, París, 2003) es mi libro más ambicioso, fantástico e intimista. Este thriller sobre los secretos de una familia que son descubiertos por una niña, aborda problemáticas reales. Las relaciones entre hombres y mujeres, la fuerza de la naturaleza y la necesidad de comunicación, son los temas principales del álbum. Fue muy bien acogido por el público, ya que se ubicó entre las cien mejores historietas del año, y obtuvo el Gran Premio del Festival de Sierra (Suiza) en 2003.
El guión de El fin del mundo (Ediciones Futuropolis, París, 2008) fue escrito por Pierre Wazen. La protagonista, una muchacha melancólica, busca en su historia familiar el origen de su carácter. Se trata de un trauma de la infancia, con el que debe aprender a vivir. Este libro recibió el Premio Internacional del 36 Festival de Angulema (Francia, 2008) y el Premio Luciones BD (2009).


¿De qué manera y por qué utiliza la monotipia como técnica de impresión?

Primero, entinto una lámina de caucho, dibujo sobre la tinta y luego agrego los colores por computadora. La monotipia hace que las materias vibren, crea ambientes fuertes, atmósferas oscuras… Es mi forma de interpelar al lector.

¿Cuáles son sus influencias pictóricas?

Entre los pintores están los clásicos, los italianos del Renacimiento y los simbolistas, especialmente Arnold Böcklin. En historieta, el gran maestro Hergé; te digo que mi aventura preferida es Tintín en el Tíbet por su psicología, emoción, humor; pero también incluyo a los historietistas Lorenzo, Dupuy & Berberian, Blutch y Taniguchi, este último autor de la obra Barrio lejano.

¿Cuáles son sus proyectos de publicación para este año?

Otra vez con Pierre Wazem como guionista, en septiembre, Ediciones Futuropolis publicará mi nueva historieta, Subsuelos. Es una historia sombría, que habla de una infancia quebrada, de gemelas y de la desaparición de la luz diurna en la ciudad de Ginebra seguidas de experimentos realizados sobre la anti-materia en el CERN (Centro de Investigaciones Nucleares).

¿Qué recuerdos guarda de La Habana?

Guardo muy bellos recuerdos de La Habana y sus habitantes. Me ha seducido la riqueza arquitectónica de la ciudad. Al haber estado poco tiempo aquí, creo que me quedan muchas cosas por descubrir. Aunque no conocí a muchos cubanos —a los que considero cordiales y misteriosos al mismo tiempo—,  tuve el placer de conversar con transeúntes y con quienes asistieron a mi exposición. En ellos percibí que en La Habana, más que en otros lugares, que hay personas con deseos de encontrarse e intercambiar con historietistas extranjeros. También sentí una gran creatividad que pide ser respaldada.

Lysbeth Daumont Robles
Bibliotecaria de la Vitrina de Valonia