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El Museo de la Orfebrería abrió sus puertas en mayo de 1996, en una hermosa casa colonial situada en Obispo No. 113, entre Mercaderes y Oficios. En el 15 aniversario de su apertura, la revista Opus Habana conversa con Alicia Calzada, directora y fundadora de esta institución dedicada a exponer el arte en metal.

¿Por qué surge la iniciativa de crear un Museo de la Orfebrería dentro de la Oficina del Historiador  y cuáles fueron los propósitos desde sus inicios?

Resumiendo un poco la historia del inmueble podemos comenzar por el siglo XVIII, aquí tuvo su casa y taller el platero Gregorio Tabares, más tarde, a principios del siglo XX, hubo una Tienda de Libros en Blanco e imprenta perteneciente a P. y Fernández. En el año 1969 es ocupado por la Unidad de Distintivos del Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central para confeccionar condecoraciones y sellos a instituciones políticas y de masas.
El Museo tuvo su antecesor en la Sala de Platería que, adscrita al Museo de la Ciudad, fuera investigada y documentada por el prestigioso especialista Leandro Romero, quien es referencia ineludible para abordar este tema. Esta sala –que funcionó hasta 1986– ocupaba el gran salón de la planta baja de nuestro museo actual.
Con un proyecto museográfico de Rayda Mara Suárez Portal, directora de Patrimonio de la Oficina del Historiador, en 1966 abrió sus puertas como Museo de la Orfebrería, cuyo objetivo es documentar, investigar, exponer, preservar, comunicar y divulgar el patrimonio material y cultural tanto de la orfebrería como del arte en metal, orientado a conservar viva y desarrollar una arraigada tradición en nuestra ciudad: el arte y oficio de los orfebres.

¿De qué manera el Museo vincula la orfebrería de antaño con los nuevos creadores?

En nuestros objetivos fundamentales está previsto el mantener viva la tradición de la orfebrería a través de diferentes vías, tales como un espacio en el que orfebres y creadores contemporáneos abordan el arte en metal; recibimos la orientación del Dr. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, de revitalizar la Congregación de Plateros San Eloy, que se fundara en el siglo XVII.
Al cumplir nuestro primer aniversario, el 18 de mayo de 1997, se reorganiza esta congregación que, dirigida por el Maestro Cecilio Tejeiro, ha agrupado a lo mejor de la joyería tradicional en Cuba, caracterizada por el alto dominio técnico y el buen gusto.
La Congregación ha sido el cuerpo asesor imprescindible en el estudio y documentación de nuestra colección permanente. Por ser reconocida la alta calidad de los creadores que agrupa, ha estado involucrada en importantes eventos convocados por la Oficina del Historiador.
Sin embargo, el panorama de la orfebrería y arte en metal en Cuba abarca perfiles más amplios y diversos y, desde nuestra fundación, hemos trabajado con creadores consagrados, en ascenso o noveles que, agrupados en la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas, el Fondo de Bienes Culturales y de otras procedencias, nos han acompañado en estos 15 años.
Juntos hemos hecho presentaciones de exposiciones y conferencias especializadas en temas de interés mutuo.
Mantenemos estrecha relación con instituciones de la enseñanza en diferentes niveles vinculadas con la orfebrería, el arte en metal, el arte en sentido general y la historia. De igual manera se presentan con frecuencia exposiciones de los trabajos que se realizan en el taller de joyería de la Academia San Alejandro y el Instituto Superior de Diseño Industrial en su especialidad de Vestuario.
Sostenidas han sido las relaciones con la Escuela-Taller Gaspar Melchor de Jovellanos y sus especialidades de Herrería y Forja.
Todos los años atendemos la práctica pre-profesional de la Licenciatura en Historia y, en ocasiones, la de Historia del Arte.

¿Cómo se integra el Museo al programa cultural de la Oficina del Historiador?


Ha sido amplio, diverso, creativo y sostenido nuestro programa cultural que, basado en una seria actividad investigativa —fundamentalmente en lo que atañe a nuestras colecciones— está abierto a un amplio margen de propósitos. Cada año presentamos más de una exposición mensual de arte contemporáneo o museológico. Ofrecemos ciclos de conferencias impartidas por nuestros especialistas o de instituciones invitadas. Brindamos servicios de información a los interesados, aunque carecemos de biblioteca.
Estamos vinculados al Programa Infantil y del Adulto Mayor, adecuandolos a nuestro perfil y en función de la defensa de los valores patrimoniales.
Celebramos talleres de alambrería artística y valores patrimoniales a diferentes niveles de enseñanza, desde primaria hasta la de adultos mayores.
De entusiasta, viva, ágil, documentada y atractiva se puede catalogar nuestra participación en el programa de verano Rutas y Andares en el que cada año presentamos nuevos proyectos a tan receptivo público.

¿Cómo valoraría las experiencias  de estos 15 años?

Antes que todo debo decir que formar parte de la Oficina del Historiador, que goza del reconocimiento no sólo a nivel nacional, sino internacional, nos compromete porque todo debemos hacerlo con el toque de distinción que la caracteriza. Quiero destacar que contar con un colectivo unido, interesado e identificado con la institución ha sido fundamental para el trabajo. En especial la participación de Rosa Iris Parets y Leslie Cordoví, museóloga y técnico en museo, respectivamente, profesionales serias, creativas, en las que recae la responsabilidad y acción fundamental de las actividades que realizamos.
Un agradecimiento especial al orfebre Filiberto González, quien ha colaborado siempre con nuestros proyectos. De igual manera a los especialistas, trabajadores y demás compañeros de otras instituciones con las que, de forma sostenida, hemos trabajado juntos.
Un recuerdo cariñoso a los que integraron nuestro colectivo en diferentes etapas y que los consideramos también parte de nosotros.
Es estimulante conocer a los creadores contemporáneos y constatar que la idea de fundar este museo —basado en la preservación de sus colecciones— no sólo es experiencia, también historia y memoria, fundamento sólido; pero saber que en muchas direcciones ya hay resultados para los cuales hemos trabajado, es realmente satisfactorio, a sabiendas de que, todavía, hay camino por andar.

 

Susana Camero
Revista Opus Habana