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El Gabinete de Arqueología surgió el 14 de noviembre de 1987 con el propósito de fomentar las investigaciones arqueológicas e históricas en La Habana Vieja. A un cuarto de siglo de fundado, Opus Habana conversa con su director Roger Arrazcaeta Delgado.

El Gabinete de Arqueología es fundado por Eusebio Leal ante la necesidad de aunar especialistas encargados de la investigación de los inmuebles sometidos a los procesos de conservación y restauración. La diversificación ha sido un proceso extenso, de maduración de ideas y de la propia experiencia de la aplicación de los métodos arqueológicos en el contexto citadino.

El Gabinete de Arqueología surgió el 14 de noviembre de 1987 con el propósito de fomentar las investigaciones arqueológicas e históricas en La Habana Vieja, labor que ha sido reconocida por los arqueólogos Zahi Hawass, Edward C. Harris, Agustín de Azkarate, Roberto Parenti, Eudald Carbonell y otras personalidades del patrimonio mundial, durante sus visitas a la parte más antigua de la ciudad. A un cuarto de siglo de fundado, Opus Habana conversa con su director Roger Arrazcaeta Delgado.

La Habana Vieja fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1982. ¿En este sentido, qué importancia tuvieron los estudios de la Comisión de Arqueología colonial y los trabajos de los arqueólogos Rodolfo Payarés, Leandro Romero y el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler?  

La tradición de estudios coloniales, las labores de arqueología en el Centro Histórico y los primeros trabajos de conservación y restauración de inmuebles motivó que afloraran notables valores de la urbe. La Habana Vieja es un gran sitio arqueológico. Las edificaciones —casi un millar— poseen un alto valor para las ciencias dedicadas al estudio de la Historia y la Arqueología. A ello se debe añadir todo lo que se encuentra en el subsuelo bajo nuestros pies. Para comprender el pasado de la ciudad, la vida de sus habitantes, la manera en que dispusieron del espacio y cómo se fue transformando el trazado citadino a través del tiempo, resulta ineludible el análisis del sitio en su conjunto.
La creación en 1937 de la Comisión Nacional de Arqueología y la Sección de Arqueología Colonial, devenida cuatro años después Sección de Monumentos Históricos y Arqueología Colonial, sienta un precedente e inicia la tradición en los estudios de la época colonial. El Palacio de los Capitanes Generales y la Catedral de La Habana fueron dos de las edificaciones pesquisadas por dicha Comisión, que integraron distinguidas personalidades como el primer Historiador de la Ciudad, Emilio Roig de Leuchsenring. Entre los objetivos de la investigación estuvo el interés por entender las transformaciones del inmueble; incluso hallamos indicios de análisis de lo que posteriormente sería denominado como Arqueología de la Arquitectura.
En 1963, el arqueólogo Rodolfo Payarés realizó una serie de lecturas estratigráficas en la Plaza de Armas, en lo que constituye una de las primeras pesquisas arqueológicas de las que se tiene conocimiento en La Habana. Aparecen por primera vez restos de cerámica, entre ellos mayólicas y porcelanas, incluso fragmentos de cerámica que hoy denominamos de tradición aborigen.
Por esa década, Eusebio Leal Spengler dirigió una serie de cateos arqueológicos en el subsuelo del Palacio de los Capitanes Generales que condujeron al descubrimiento de los restos de la Parroquial Mayor y de estructuras hidráulicas soterradas, labor que hallaría continuidad en los trabajos del arqueólogo Leandro Romero, quien fuera además fundador del Gabinete de Arqueología.

En este cuarto de siglo, el Gabinete ha enriquecido el conocimiento de las costumbres habaneras del pasado. ¿Cómo ha sido la diversificación de las investigaciones y la interrelación de las especialidades de Historia, Pintura Mural, Bioarqueología y Arqueología subacuática?

El Gabinete de Arqueología es fundado por Eusebio Leal ante la necesidad de aunar especialistas encargados de la investigación de los inmuebles sometidos a los procesos de conservación y restauración. La diversificación ha sido un proceso extenso, de maduración de ideas y de la propia experiencia de la aplicación de los métodos arqueológicos en el contexto citadino.
A lo largo de estos años hemos desarrollado diferentes líneas de investigación a partir de la conformación de un equipo multidisciplinario. Contamos con un pequeño grupo de historiadores que realizan la búsqueda e interpretación de la documentación existente con vista a la confección de expedientes históricos de los sitios e inmuebles propensos a la investigación arqueológica. A su vez, los arqueólogos han especializado su quehacer en cerámica, en técnicas de excavación y en los principios de la estratigrafía arqueológica. Presente en casi todos los inmuebles coloniales de La Habana Vieja, es la Pintura Mural otro de los campos de estudio. A sus sobrados valores estéticos se suman también los de carácter histórico y arqueológico que, innegablemente, documentan costumbres de la época.
Está presente también la Bioarqueología, encargada de procesar la información que aportan los vestigios de alimentación que aparecen en los sitios arqueológicos. Más recientemente creamos el grupo de Arqueología subacuática. Nuestro objeto fundamental de estudio es la ciudad, pero pronto concientizamos que, para entender los procesos históricos y arqueológicos de la urbe en su conjunto, debíamos tornar la mirada también al contexto subacuático vinculado al comercio que sostuvo La Habana con el resto de América y Europa.    

¿Cuánto han aportado a las colecciones de los museos de la Oficina del Historiador las excavaciones arqueológicas realizadas por los especialistas del Gabinete en el contexto de La Habana Vieja?


El trabajo de los arqueólogos ha sido fundamental. Durante años, los resultados de esas investigaciones han contribuido a enriquecer las colecciones de los museos de la Oficina del Historiador. Recalco la riqueza de evidencias históricas en el contexto del Centro Histórico, no solo me refiero a las muebles, sino también a las estructuras que evidencian el proceso y las técnicas de construcción u oficios que modelaron la ciudad. Creo que los aportes a la historia de la urbe son notables si partimos de que han llenado muchas páginas vacías de la historiografía. La documentación refleja una parte de la historia, pero hay otra que está contenida en los contextos arqueológicos y en las evidencias materiales de ese pasado.

Imagen superior: Roger Arrazcaeta Delgado (Batabanó, 1960), fundador y director del Gabinete de Arqueología de la Oficina delHistoriador. Imagen inferior: vista de la sala colonial del Museo de Arqueología, que conserva y restaura el material extraído de los sitios arqueológicos, además de exhibir importantes colecciones. En la imagen a la izquierda, Roger Arrazcaeta supervisa las labores de excavación en el inmueble deMercaderes 162, antigua ferretería Isasi.

Fernando Padilla
Opus Habana