El «Andar por el patrimonio musical de La Habana del siglo XVIII» contempló visitas a sitios emblemáticos, donde la música antigua cautivó al auditorio o acompañó la liturgia de las diferentes órdenes religiosas que tuvieron su asiento en la ciudad intramuros.

Un concurrido grupo de la Filial del Adulto Mayor de Estudios de Postgrado Gisela Sarmientos participó hoy viernes, 3 de mayo, del «Andar por el patrimonio musical de La Habana del siglo XVIII», impartido por Yohany Le-Clere, Claudia Fallarero y Danaize Scull, especialistas del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas de la Oficina del Historiador.
El «Andar por el patrimonio musical de La Habana del siglo XVIII» contempló visitas a la Catedral de La Habana, el Colegio Universitario San Gerónimo, la antigua Casa de la Comedia, la Basílica Menor de San Francisco de Asís y el Oratorio San Felipe Neri, sitios emblemáticos donde la música antigua cautivó al auditorio o acompañó la liturgia de las diferentes órdenes religiosas que tuvieron su asiento en la ciudad intramuros.
A decir de Zoila Maura Romero, presidenta de la Filial, la iniciativa forma parte del programa de estudios de postgrado de la Cátedra del Adulto Mayor, que bajo el título «Abuelidad, rol en una sociedad que envejece», busca promover e incentivar el papel decisivo que desempeñan los abuelos en el seno familiar.
Lograr que a través de la comunicación en el hogar, los jóvenes y los niños se acerquen a las opciones culturales del Centro Histórico, en particular, a la música que se interpreta en sus cuatro salas de concierto: Basílica Menor de San Francisco de Asís, Iglesia de Paula, Oratorio San Felipe Neri e Ignacio Cervantes, constituye uno de los propósitos fundamentales. El disfrute en familia de la cultura, el arte, las buenas costumbres y de la historia contribuye, con creces, a la salud física y espiritual de las personas mayores.


Salas de concierto de la Basílica Menor de San Francisco de Asís (imagen izquierda) y el Oratorio San Felipe Neri (imagen derecha), sitios patrimoniales del Centro Histórico que fueron visitados por los participantes del «Andar por el patrimonio musical de La Habana del siglo XVIII».

En tanto, la musicóloga Claudia Fallarero incitó a los participantes a dejar volar la imaginación e ir al encuentro con el pasado musical de la urbe habanera. Testimonio de tiempos idos, el cantoral que se exhibe en el museo del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, sirvió para visualizar el sonido de las capillas de música del siglo XVIII, pensar la disposición de los músicos y sus instrumentos de viento o de cuerdas, el coro de niños…, en el recogimiento del claustro o las festividades del año litúrgico.
Sin embargo, aunque las iglesias, incluyendo la Parroquial Mayor, y los conventos de las diferentes órdenes que se asentaron en América tuvieron un peso importante en la música que se interpretaba en La Habana colonial, existían también otros centros emisores, como los teatros y las manifestaciones espontáneas que se podían encontrar al transitar por la retícula citadina. De igual manera, pero tres siglos después, los participantes del andar recorrieron las calles del Centro Histórico, mientras la especialista profundizaba en las características de los repertorios que habitualmente se podían escuchar en la Casa de la Comedia o en el Teatro Coliseo.
Luego de recorrer la traza del Vía Crucis por la calle Amargura, otra de las celebraciones religiosas que se efectuaban en la antigua Habana, integrantes del Liceum Mozartiano, con sede en el Oratorio San Felipe Neri, regalaron a los asistentes la interpretación de los movimientos uno y dos de la Sonata número tres del compositor italiano Arcangelo Corelli.

Fernando Padilla González
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Opus Habana

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