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 Entre las vertientes que desarrollará este gran evento, se encuentra el cultivo de la técnica y el estilo barrocos en la guitarra, para lo cual se ha convocado un taller magistral utilizando ese instrumento.
Se prevé que imparta dicho taller la profesora argentina Mónica Pustilnik, quien fuera alumna de Hopkinson Smith, uno de los más grandes intérpretes de instrumentos históricos de cuerda pulsada.

 Coordina dicho taller el guitarrista Aland López, director conjuntamente con Teresa Paz del Conjunto de Música Antigua Ars Longa (Oficina del Historiador de la Ciudad) y quien se ha dedicado a la ejecución de guitarra barroca, laúd renacentista, tiorba y vihuela. A estos últimos instrumentos se le dedicó el año pasado un taller semejante durante la II Jornada de Música Antigua Esteban Salas, evento que ahora alcanza en esta edición la magnitud de Primer Festival.
La guitarra barroca se emplea para ornamentar y recrear rítmicamente —entre otros— los repertorios de la música española y latinoamericana, específicamente el continuo (o sea, el bajo armónico de la obra musical). Difiere de la guitarra clásica (o moderna) en sus dimensiones, número de cuerdas (cinco órdenes de cuerdas en lugar de las seis cuerdas simples de la guitarra clásica), además de poseer trastes movibles de tripa (la guitarra moderna tiene traste fijo de metal).
A diferencia de la vihuela —de cuyo paso por Cuba en el siglo XVI habla Alejo Carpentier en su obra La música en Cuba—, la guitarra barroca, el laúd renacentista y la tiorba no poseen referente documental ni físico en esta Isla, aunque se supone que haya sido utilizado con igual profusión que en la Península, pues existe constancia de su presencia en América.
En cuanto a la utilización contemporánea de estos instrumentos históricos de cuerda pulsada, hay en Cuba escasos antecedentes: el del maestro Isaac Nicola, quien en la década de 1930 trajo aquí una vihuela, proporcionada por su profesor Emilio Pujol, eminente guitarrista y musicólogo español, además de los aportes de Jesús Ortega, Martín Pedreira y Rey Guerra.
De ahí quizás que estos talleres organizados por la dirección de Ars Longa —conjuntamente con el Centro Internacional Les Chemins du Baroque, en Francia, y la Universidad de Valladolid, España— sean los primeros de su tipo que se realizan en Cuba. El año pasado, el primero de estos cursos estuvo a cargo del escocés Hugh Sandilands, alumno también de Hopkinson Smith.
Además de introducir en Cuba el uso del laúd renacentista, la tiorba y la guitarra barroca, Aland López ha propiciado la construcción de dos ejemplares de este último instrumento por el luthier cubano Raúl Lage.
La matrícula a los talleres de guitarra barroca del Primer Festival Internacional de Música Antigua Esteban Salas está abierta para todos los estudiantes de guitarra clásica —ya sea de Escuelas de Nivel Medio o del Instituto Superior de Arte—, quienes podrán asistir con sus instrumentos modernos.