Su apetito estético no es el arrobamiento que le produce la facturación exquisita, que ya es en sí una motivación que expresa laboriosidad protagónica, sino un manifestarse corpórea en la fuerza
Romi Ramos, Magdalena crucificada (detalle). modelado. |
Señor, las criaturas que enviaste ya están aquí, aleteando junto a mi cabeza.Con este verso de la insustituible Dulce María Loynaz he querido acercarme a la obra escultórica y/o artesanal de la joven y artista de la plástica Romisleidys Ramos Pérez, (Romi, para la piel que cobija su nacimiento). Egresada del Instituto Politécnico Pablo de la Torriente Brau en 1999, con 20 años, en la especialidad de Artesanía y del Centro Provincial de Superación Artística y Profesional de Ciudad Habana, en 2004, como Instructora de Artes Plásticas, su obra Pride le mereció premio en el Salón «La Piel: Diseño, Uso y Función», efectuado en la Biblioteca Rubén Martínez Villena en el 2006. Con alrededor de una docena de exposiciones, esta exponente del buen gusto por los volúmenes y la triple dimensión presenta credenciales hoy en La Casa de la Poesía.
La metáfora a flor de piel. La piel como concurrencia insumisa y cautivadora. La piel como virtud de lo sensual que transita por el cuerpo. La piel que no termina en la epidérmica mirada desde el boceto, la forma o el volumen del discurso lírico con un marcado matiz plisémico. Un transito por la ternura y el sosiego inspirador en su forma natural de pertenencia. Con este presupuesto ideotemático se nos presenta Romi de piel en piel, para disolver in-quietudes y ebullición temática en la dermis como investidura de atributos que le afianzan sus ejecuciones artísticas hasta convertirlas en interrogantes y expresiones que apuestan por lo íntimo, lo pródigo y la tersura.
Romi Ramos, ¿Será tu sombra?. modelado. |
El plano representacional se advierte en lo simbólico y su relación con el imaginario articulado como discurso de identificación donde la piel ya no es la piel sino intersecciones —¿interjecciones?— que explosionan ideas que nutren a la obra misma.
Su apetito estético no es el arrobamiento que le produce la facturación exquisita, que ya es en sí una motivación que expresa laboriosidad protagónica, sino un manifestarse corpórea en la fuerza y el diálogo que, promovidos por el singular dueto simbología-morfología manifiesto en sus piezas, explícitamente gestionados desde el nivel femenino y espiritual, por una parte, y de la intencionalidad con que Romi alberga su apropiación del referente cultural que como punto de partida, in-corpora la creadora para traspasar el rapto creacional con el que forrajea su arbolada sensibilidad ética por la otra: el soplo reivindicador que reclama para el género que porta piel adentro, justipreciado verbigracia en la pieza intolerablemente bella «y que mala Magdalena», una alegoría el derecho ético-civil y a la impelente y proverbial salvación manifiesta en el correlativo par humano-divino, antes y después de la tentación —¿la última o la primera?— que hacen de esta obra un caldo de cultivo que sirve de contén a un caudal de referencias históricas y culturales.
Vilma Grueiro. Naturaleza, modelado. |
Contextualizarnos con ella y con sus personajes es un armonioso leit motiv que se intuye piel adentro desde la exquisita factualidad de su sencillez hasta la sombra que estremece su luz…que se aproxima a la distancia del nacimiento.
Tal parece que la Loynaz se le encima para murmurarle: Todavía puedes poner tu dedo y tapar el cielo…todavía.
Yo dejo mi palabra en el aire, sin llaves y sin velos.
Susurra aún Dulce María.
Racso Morejón
Especialista de la Casa de la Poesía
Especialista de la Casa de la Poesía