¿Existe una cultura belga?, ¿o bien hay tres culturas belgas? Tal vez, un inicio de respuesta puede encontrarse en el surrealismo y la obra del belga más conocido: el pintor René Magritte.
«Bélgica es un país en el cual coexisten real y jurídicamente más que una cultura. Y quizás, eso es la cultura belga: lograr algo más grande que el total de sus partes, precisamente, ¡gracias a estas partes!»
Excelencias, amigas y amigos, buenas tardes:
Preparando esta semana, quisimos llamarla la «Semana de la Cultura Belga». Sin embargo, había unos obstáculos.
En primer lugar, las actividades que nosotros presentamos son, en su totalidad, más amplias: una conferencia sobre la monarquía belga, ¿es cultura? Degustar cervezas belgas, ¿es cultura? Puede ser....
Según sociólogos o antropólogos, todo lo que no es naturaleza es cultura. Pero, fuera de la interpretación de cultura había un obstáculo más importante: Bélgica es un país federal, es decir, que existe no solamente lo federal, sino también existen tres regiones (Flandes, Bruselas Capital y Valonia) y tres comunidades (la neerlandófona, la francófona y la germanófona).
Todas ellas tienen sus competencias: las regiones tratan los asuntos vinculados en general con la economía como el comercio, las inversiones, la agricultura, el transporte, el empleo... Las comunidades asumen los asuntos vinculados en general con la persona y su idioma: cultura, educación, deportes, medicina, entre otros. De acuerdo con el asunto a tratar, la competencia es propia o bien compartida con el nivel federal. Así, hay cuatro variantes: asuntos cien por ciento federal, asuntos principalmente federales, pero con competencia marginal de regiones o comunidades. Y hasta asuntos principalmente regionales o comunitarios, pero con competencia federal marginal, y asuntos cien por ciento regionales o comunitarios.
Por tanto, existe en Bélgica al mismo nivel y sin jerarquía, entre ellos, un gobierno federal, un gobierno flamenco, un gobierno de la comunidad francesa, un gobierno de Valonia, un gobierno de Bruselas Capital y un gobierno de la comunidad germanófona. Cada uno tiene su propio parlamento. Cada gobierno sus ministros: en total hay 58 ministros, de ellos, tres son ministros de la cultura.
Entonces, ¿existe una cultura belga?, ¿o bien hay tres culturas belgas?
Tal vez, un inicio de respuesta puede encontrarse en el surrealismo y la obra del belga más conocido: el pintor René Magritte –quizás no es una coincidencia que la escuela surrealista esté bien representada en un país tan complejo. También el que la obra de Magritte es una permanente invitación a la reflexión entre realidad y representación de la realidad. ¿Qué es la realidad de mi país?, ¿Verdaderamente una cultura representada como si fueran tres?
Esta es otra pregunta. Quizás, el filósofo Hegel, fuente importante de inspiración para René Magritte, puede ayudarnos. Él dice: lo real es racional y lo racional es real.
La repartición compleja de las competencias en mi país resulta de deseos y ambiciones divergentes entre los pueblos belgas. Su solución política era la creación de entidades diferentes. Exactamente por racionalidad. Entonces, ¿podemos constatar que hay tres culturas belgas? Ahora con un poco más de seguridad: sí.
Pero, hay más: en la obra de René Magritte y de Roberto González, no son las representaciones de objetos las que llaman la atención, sino los desafíos a la mente y a la razón por la combinación de ciertos objetos en un solo marco. ¿Esa combinación puede perturbar al espectador externo? Sí. Sin embargo, ¿funciona esa combinación? Sí, también.
Quizás, esa es la realidad de mi país: una combinación de aspectos que parecen tener poco o ningún vínculo entre ellos, pero eso es solamente el parecer, y no el ser. Como en la obra de Magritte y de González: lo que a primera vista parece como contradicción, verdaderamente es paradoja. No solamente es el poder a la imaginación, sino también a la visión. Y es exactamente esa combinación –tal vez extraña– la que da el valor agregado, la sinergia, la coherencia, a cada pintura. Y a mi país.
La pintura más conocida de Magritte, interpretada igualmente de forma extraordinaria y a la cubana por Roberto, se llama Ceci n'est pas une pipe (Esto no es una pipa). Por supuesto, parece absurdo pero Magritte tiene razón: ese objeto, el pintado por él, no se utiliza, no se fuma; la madera no se siente, porque no es una pipa, es la representación de una pipa.
Quisiera mostrarles esta imagen de las particiones en Bélgica, y quizás puedo decir sin blasfemia: «esto no es un país », porque si esta imagen representa enteramente a las diferentes entidades en Bélgica, mi país es más que su representación impresa en papel. Entonces, Bélgica es un país en el cual coexisten real y jurídicamente más que una cultura. Y quizás, eso es la cultura belga: lograr algo más grande que el total de sus partes, precisamente, ¡gracias a estas partes!Amigas y amigos, es un placer y un honor poder abrir esta semana belga inaugurando «Hé, René!», la exposición de la obra del pintor cubano Roberto González. Las pinturas son de una belleza y riqueza extraordinarias, con influencias de Magritte, pero también con una interpretación muy personal de este artista de acá. Quisiera agradecerte a ti, Roberto, por tu visión y tu disponibilidad para compartir tu obra con nosotros, con unas pinturas hechas específicamente para esta ocasión, y para ilustrar el programa y las invitaciones.
Mis mejores agradecimientos también al Dr. Eusebio Leal Spengler y a Julio Portieles, y a todas y todos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que han trabajado junto con nosotros para que sea esta una semana rica y fecunda.
También quiero agradecer al Sr. Argel Calcines, de Opus Habana, a la Sra. Maysy Martínez por sus palabras en el catálogo, a la galería de arte del Palacio Lombillo, por supuesto, y a Inversiones Pucara por sus contribuciones.
Finalmente, permítanme agradecer a los colaboradores de la Embajada. En primer lugar a la Sra. Ogier, y a los representantes de la oficina comercial de la Región de Bruselas Capital, en el caso de Cuba igualmente responsables para las Regiones de Flandes y de Valonia, presentes físicamente en la Embajada de Bélgica, pero jurídicamente con sus propias competencias y con unas competencias compartidas conmigo.
¿Una situación compleja? Sí.
¿Funciona? Sí, también.
Que disfruten, y muchas gracias por su presencia y su atención.
Preparando esta semana, quisimos llamarla la «Semana de la Cultura Belga». Sin embargo, había unos obstáculos.
En primer lugar, las actividades que nosotros presentamos son, en su totalidad, más amplias: una conferencia sobre la monarquía belga, ¿es cultura? Degustar cervezas belgas, ¿es cultura? Puede ser....
Según sociólogos o antropólogos, todo lo que no es naturaleza es cultura. Pero, fuera de la interpretación de cultura había un obstáculo más importante: Bélgica es un país federal, es decir, que existe no solamente lo federal, sino también existen tres regiones (Flandes, Bruselas Capital y Valonia) y tres comunidades (la neerlandófona, la francófona y la germanófona).
Todas ellas tienen sus competencias: las regiones tratan los asuntos vinculados en general con la economía como el comercio, las inversiones, la agricultura, el transporte, el empleo... Las comunidades asumen los asuntos vinculados en general con la persona y su idioma: cultura, educación, deportes, medicina, entre otros. De acuerdo con el asunto a tratar, la competencia es propia o bien compartida con el nivel federal. Así, hay cuatro variantes: asuntos cien por ciento federal, asuntos principalmente federales, pero con competencia marginal de regiones o comunidades. Y hasta asuntos principalmente regionales o comunitarios, pero con competencia federal marginal, y asuntos cien por ciento regionales o comunitarios.
Por tanto, existe en Bélgica al mismo nivel y sin jerarquía, entre ellos, un gobierno federal, un gobierno flamenco, un gobierno de la comunidad francesa, un gobierno de Valonia, un gobierno de Bruselas Capital y un gobierno de la comunidad germanófona. Cada uno tiene su propio parlamento. Cada gobierno sus ministros: en total hay 58 ministros, de ellos, tres son ministros de la cultura.
Entonces, ¿existe una cultura belga?, ¿o bien hay tres culturas belgas?
Tal vez, un inicio de respuesta puede encontrarse en el surrealismo y la obra del belga más conocido: el pintor René Magritte –quizás no es una coincidencia que la escuela surrealista esté bien representada en un país tan complejo. También el que la obra de Magritte es una permanente invitación a la reflexión entre realidad y representación de la realidad. ¿Qué es la realidad de mi país?, ¿Verdaderamente una cultura representada como si fueran tres?
Esta es otra pregunta. Quizás, el filósofo Hegel, fuente importante de inspiración para René Magritte, puede ayudarnos. Él dice: lo real es racional y lo racional es real.
La repartición compleja de las competencias en mi país resulta de deseos y ambiciones divergentes entre los pueblos belgas. Su solución política era la creación de entidades diferentes. Exactamente por racionalidad. Entonces, ¿podemos constatar que hay tres culturas belgas? Ahora con un poco más de seguridad: sí.
Pero, hay más: en la obra de René Magritte y de Roberto González, no son las representaciones de objetos las que llaman la atención, sino los desafíos a la mente y a la razón por la combinación de ciertos objetos en un solo marco. ¿Esa combinación puede perturbar al espectador externo? Sí. Sin embargo, ¿funciona esa combinación? Sí, también.
Quizás, esa es la realidad de mi país: una combinación de aspectos que parecen tener poco o ningún vínculo entre ellos, pero eso es solamente el parecer, y no el ser. Como en la obra de Magritte y de González: lo que a primera vista parece como contradicción, verdaderamente es paradoja. No solamente es el poder a la imaginación, sino también a la visión. Y es exactamente esa combinación –tal vez extraña– la que da el valor agregado, la sinergia, la coherencia, a cada pintura. Y a mi país.
La pintura más conocida de Magritte, interpretada igualmente de forma extraordinaria y a la cubana por Roberto, se llama Ceci n'est pas une pipe (Esto no es una pipa). Por supuesto, parece absurdo pero Magritte tiene razón: ese objeto, el pintado por él, no se utiliza, no se fuma; la madera no se siente, porque no es una pipa, es la representación de una pipa.
Quisiera mostrarles esta imagen de las particiones en Bélgica, y quizás puedo decir sin blasfemia: «esto no es un país », porque si esta imagen representa enteramente a las diferentes entidades en Bélgica, mi país es más que su representación impresa en papel. Entonces, Bélgica es un país en el cual coexisten real y jurídicamente más que una cultura. Y quizás, eso es la cultura belga: lograr algo más grande que el total de sus partes, precisamente, ¡gracias a estas partes!Amigas y amigos, es un placer y un honor poder abrir esta semana belga inaugurando «Hé, René!», la exposición de la obra del pintor cubano Roberto González. Las pinturas son de una belleza y riqueza extraordinarias, con influencias de Magritte, pero también con una interpretación muy personal de este artista de acá. Quisiera agradecerte a ti, Roberto, por tu visión y tu disponibilidad para compartir tu obra con nosotros, con unas pinturas hechas específicamente para esta ocasión, y para ilustrar el programa y las invitaciones.
Mis mejores agradecimientos también al Dr. Eusebio Leal Spengler y a Julio Portieles, y a todas y todos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que han trabajado junto con nosotros para que sea esta una semana rica y fecunda.
También quiero agradecer al Sr. Argel Calcines, de Opus Habana, a la Sra. Maysy Martínez por sus palabras en el catálogo, a la galería de arte del Palacio Lombillo, por supuesto, y a Inversiones Pucara por sus contribuciones.
Finalmente, permítanme agradecer a los colaboradores de la Embajada. En primer lugar a la Sra. Ogier, y a los representantes de la oficina comercial de la Región de Bruselas Capital, en el caso de Cuba igualmente responsables para las Regiones de Flandes y de Valonia, presentes físicamente en la Embajada de Bélgica, pero jurídicamente con sus propias competencias y con unas competencias compartidas conmigo.
¿Una situación compleja? Sí.
¿Funciona? Sí, también.
Que disfruten, y muchas gracias por su presencia y su atención.
Claudia de Maesschalck
Embajadora de Bélgica en Cuba
(Texto leído por la embajadora de Bélgica en Cuba la tarde del 13 de diciembre de 2006, con el que se dejó abierta la Semana de la Cultura Belga en Cuba, al quedar inaugurada la exposición de pinturas de Roberto González en la galería de arte del Palacio de Lombillo)
Embajadora de Bélgica en Cuba
(Texto leído por la embajadora de Bélgica en Cuba la tarde del 13 de diciembre de 2006, con el que se dejó abierta la Semana de la Cultura Belga en Cuba, al quedar inaugurada la exposición de pinturas de Roberto González en la galería de arte del Palacio de Lombillo)