La Semana de la Cultura Belga en Cuba sesionó del 13 al 19 de diciembre en el Centro Histórico. Auspiciada por la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Embajada de Bélgica en la Isla, esta jornada incluyó exposiciones, presentaciones literarias, proyecciones cinematográficas, actividades infantiles y conciertos.
Con el propósito de estrechar los lazos culturales entre Bélgica y Cuba, se desarrolló esta jornada cultural en diversas instituciones de la zona antigua de la ciudad.
Concierto inaugural del órgano de tubos –donado por intermedio de la asociación belga Luthiers sans Frontières–, a cargo del organista y compositor Aldo D. Platteau, la cellista Eve Jacobs y la Camerata Romeu. |
En lo adelante, con la presencia de Claudia de Maesschalck, embajadora del Reino de Bélgica en Cuba, se desarrollaron múltiples actividades culturales en el Centro Histórico que permitieron estrechar los lazos amistosos entre los dos países.
«Bélgica es un país en el cual coexisten real y jurídicamente más que una cultura. Y quizás, eso es la cultura belga: lograr algo más grande que el total de sus partes, precisamente, ¡gracias a estas partes!», expresó De Maesschalck en sus palabras inaugurales de la muestra, en las que destacó la significación de Magritte (1898-1967) como figura que representa a su país por encima de esos diferendos culturales.
Y precisamente con citas y apropiaciones de la obra del pintor belga, estructuró el joven pintor cubano su exposición, la cual fue presentada por Argel Calcines, editor general de Opus Habana.
La embajadora del Reino de Bélgica en Cuba, Claudia Maesschalck, leyendo su conferencia «La Monarquía en Bélgica» en la Casa Víctor Hugo. Con su diafanidad y concisión, la diplomática logró cautivar a los asistentes a esa y otras presentaciones suyas, al abordar las peculiaridades socioculturales de su país. |
Otras exposiciones fueron «Bélgica a través de su numismática» (Museo de la Numismática), y la dedicada a la colaboración con la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, en su sede de Obispo y Mercaderes.
Vale recordar que en la Plaza Vieja se encuentra la Casa del Conde de Cañongo, inmueble destinado a entrelazar las culturas cubana y belga. Inaugurado el pasado 15 de febrero, luego de cerca tres años de restauración, este palacio tiene una sala dedicada a la región de Valonia, con cuya cooperación se restauró el edificio para su nueva función.
Galería del Palacio de Lombillo con obras de la exposición «He, René!», del pintor cubano Roberto González, una suerte de homenaje al gran artista belga René Magritte (1898-1967) con citas y apropiaciones de sus obras. |
Precisamente, con la colaboración belga, se creará allí un museo dedicado a ese producto típico de la región baracoense y que es manufacturado por sus pobladores para obtener las famosas «bolas de cacao».
La clausura de la Semana belga se efectuó, el martes 19 de diciembre, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís y sirvió para presentar el órgano donado a esta sala de conciertos por intermedio de la asociación belga Luthiers sans Frontières. Este instrumento de tubos fue montado por los especialistas Paul Vergote y Willem Raymaekers con participación de alumnos de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos.
Redacción Opus Habana