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 En el inmueble que ocupara la farmacia La Reunión, antigua propiedad de la célebre familia Sarrá, sito en Teniente Rey y Compostela, fue inaugurado —este viernes 30 de julio— el Museo de la Farmacia Habanera.
Esta obra ha sido considerada por el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, como «una de las más importantes de la restauración de la Habana Vieja».

 Según Eusebio Leal, se han precisado de decenas de años para reunir los frascos y otros ceramios que hoy se exponen en el recién inaugurado Museo de la Farmacia Habanera.
Muchos de ellos fueron salvados en su momento; otros, se conservan gracias a la generosidad de los donantes, pero —la mayoría— fueron encontrados mediante las excavaciones arqueológicas en el Centro Histórico.
En ese sentido, expresó, «la Arqueología volvió a demostrar su utilidad, pues se hallaron frascos con sus correspondientes etiquetas o inscripciónes, los datos del comercializador, la ciudad de origen, y hasta con restos de los medicamentos que contenían».
Fundada en 1853, la farmacia La Reunión —que desde un inicio ocupara el inmueble de Teniente Rey 41, esquina a Compostela— se fue expandiendo al comprar su propietaria, la sociedad Sarrá y compañía, varios de las edificaciones colindantes. Entre ellas, la sede del antiguo Colegio del Salvador, fundado por José de la Luz y Caballero en 1848.
Precisamente, este último inmueble es otro de los objetivos del proceso restaurador, señaló Leal, quien también se referió a las obras sociales que se están llevando a cabo en ese entorno, vinculadas a la remodelación del antiguo Monasterio de Santa Teresa.
Con la restauración de La Reunión, son tres las farmacias habaneras recuperadas, pues ya lo fueron años atrás Johnson y Taquechel, ambas fundadas también en el siglo XIX, pero en la calle Obispo.
En lo que va de año 2004, se han inaugurado —entre otros proyectos restauradores— la sala de conciertos del Oratorio de San Felipe Neri (Obrapía y Aguiar) y, recientemente, el Museo Numismático, en Obispo 305. Estas dos últimas instituciones radican en sendos edificios de semejante carácter bancario que, situados en la zona que algunos llaman «el Walt Street» habanero, fueron recuperados como exponentes de la arquitectura moderna en los predios del Centro Histórico.