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Símbolo de benevolencia, justicia, inteligencia y fidelidad, una estatua de Confucio fue develada oficialmente este 12 de diciembre en el Barrio Chino habanero.

Una réplica en miniatura de la estatua a Confucio fue obsequiada por el presidente de la Academia Mundial homónima al Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler.

Herederos de una tradición milenaria, los habitantes del Barrio Chino habanero atesoran desde este 12 de diciembre una escultura del filósofo chino Confucio, uno de los más influyentes pensadores de la filosofía asiática.  
Hecha en bronce, la pieza fue develada oficialmente por Tong Yun Kai, presidente de la Academia Mundial que lleva el nombre del sabio; Zhang Tuo, embajador de la República Popular China en Cuba, y Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana.
Al hablar, Tong Yun Kai destacó que la estatua de Confucio se erige en La Habana como símbolo «de benevolencia, justicia, inteligencia y fidelidad», con el fin de unificar a los pueblos a través de sus ideas.  En este sentido, recordó los tradicionales lazos de amistad que unen a las naciones asiática y cubana desde 1847, cuando llegan a Cuba los primeros inmigrantes de origen cantonés en busca de mejores oportunidades de vida.
Por su parte, el embajador Zhang Tuo agradeció a Leal Spengler y a la Oficina del Historiador de la Ciudad por los trabajos de restauración del Barrio Chino habanero y, en especial, del parque Shangai, donde quedó emplazado el monumento, que podrá ser apreciado tanto por visitantes cubanos como extranjeros.
A su vez, Leal Spengler elogió al presidente de la Academia Mundial de Confucio por su gesto de donar a Cuba la estatua del maestro, en quien reconoció altos valores morales y éticos que, posteriormente, fueron desarrolladas como las bases del pensamiento confuciano.
También dijo sentirse satisfecho porque el monumento haya sido emplazado precisamente en el corazón de un barrio popular y humilde, adonde llegaron los chinos en su peregrinación por la Isla, para integrarse a la familia y la nación cubanas, que tiene una universidad, con más de tres siglos de existencia, que cuenta con una cátedra de Confucio, donde se enseñan su pensamiento, sus doctrinas y sus ideas.
Por último, formuló sus mejores votos personales «por la paz y la concordia, por la prosperidad de nuestro país, por seguir el ejemplo de la poderosa gran nación china que requiere no ser imitada sino ser interpretada».
Valga entonces para este empeño, la estatua recién erigida, que sentencia en su reverso:
«Confucio nació en las profundas montañas de China y con múltiples dificultades luchó por llevar sus ideas del bien e igualdad al prójimo, en sus viajes por todo el mundo.   
Su inteligente pensamiento está en sus cuatro libros, cinco escrituras, seis artes y ocho virtudes y aunque es originario de China,  pertenece a toda la humanidad».

(Fotografía tomada de Prensa Latina)


Redacción Opus Habana