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 La exposición de orfebrería y joyería La Locura de Hefestos intenta revestir a las obras en metal de un sentido más creativo, experimental e interactivo frente al  tratamiento meramente decorativo y comercial que les ha legado la tradición.

La exposición «La Locura de Hefestos», que reúne los trabajos de curso del taller de orfebrería de la la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro, se inauguró el jueves 11 de diciembre en el Museo de la Orfebrería, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Esta pieza que recrea un murciélago del pintor cubano Wifredo Lam, demuestra el grado de maestría expresionista logrado por los alumnos del taller
El Dios Cojo nunca imaginó, dentro de su calurosa fragua olímpica, que tuviera émulos en una pequeña isla caribeña. De saberlo, la maravillosa armadura broquelada con escenas de vida y guerra que cinceló a petición de Tetis para cubrir a su hijo Aquiles, sería un ejemplo más de todo lo que se puede hacer con el talento y el metal. En efecto, la premisa de los graduados del taller de orfebrería de la Academia de San Alejandro pretende investir a las piezas de una dimensión artística que supera la connotación decorativa, inerte que han exhibido por años.
El taller tiene sus orígenes por allá por el año 1996, después que una donación dotara a la Academia de San Alejandro de las herramientas necesarias para emprender un proceso de enseñanza de esa complicada especialidad. En sus albores, el taller era una asignatura opcional, pero con el paso del tiempo, el gran trabajo de su coordinadora, la profesora Marlén Piloto, y la repercusión de sus resultados, ha pasado a convertirse en bligatoria para todos los aspirantes a artistas de la plástica.
El objetivo primordial del taller, según explica Marlén Piloto, es colocar a la orfebrería y a la joyería cubanas en sintonía con las tendencias internacionales más renovadoras de la especialidad, así como formar artistas, con un alto nivel de expresión, experimentación e interpretación y no sólo artesanos que logren bellezas inexpresivas. En ningún momento se niega la tradición, sino que se trata de matizar esa visión, que ha resistido los avatares del tiempo y de las manifestaciones artísticas, con una reorientación hacia la necesidad de recrear la realidad, las connotaciones utilitarias de una pieza, la interacción con otras manifestaciones como la pintura y los audiovisuales; así como reflejar la subjetividad del propio artista en la pieza que logra. Pieza ésta que puede decorar un espacio, pero con el privilegio de irradiar un mensaje artístico.
En ese sentido, argumentó la profesora, el incentivo a la creatividad ha dado excelentes frutos, pues los alumnos juegan con el volumen, el espacio y logran que todo coincida en la obra que, muchas veces, busca también el utilitarismo y la identificación de la subjetividad del autor, como lo demuestran esos anillos de jabón que moldea una de las artistas que gusta de lavarse las manos o la realización de videos en que imagen y sonido se unen para ofrecer una nueva dimensión del trabajo del orfebre con los claroscuros del fuego y los sonidos de la fragua.
Para la profesora Marlén Piloto, quien también se desempeña como jurado provincial de la Sección de Metales para el Crecimiento, La locura de Hefestos es la exposición que más ha cubierto sus expectativas, en sus ocho años como profesora de la Academia de San Alejandro, pues ha logrado el sentido que sustenta la labor artística y pedagógica que emprende en el taller de orfebrería. Desde la óptica del receptor, esta muestra sienta un precedente —muy riguroso por demás— por el que deben transitar las posteriores exposiciones y todo el futuro de la orfebrería, expresionista pudiéramos decir, pues los retos que plantean estos jóvenes resultan muy sugestivos e —incluso— desafiantes para la creación plástica cubana contemporánea.       

 Por: Rodolfo Zamora Rielo
Redacción Opus Habana