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 El fotógrafo alemán Marco Zelmer ha expuesto en la Fototeca de Cuba varias imágenes captadas de manera que nos revelan de golpe la belleza olvidada de los lugares y las cosas comunes, que a fuerza de acompañarnos, se nos vuelven invisibles.
Al decir de Eusebio Leal, la obra de Zelmer «demuestra que no es la técnica, sino el conocimiento de las esencias que la promueven la que es capaz de realizar la maravilla».

 Las fotos exhibidas durante quince días en la Fototeca de Cuba fueron tomadas con una cámara estenopeica, diseñada y construida por Marco Zelmer, quien llegó a La Habana para materializar su proyecto de impartir un taller sobre esta manifestación de la fotografía artística, que gana cada vez más adeptos en muchos países del mundo.
El taller, que sesionó del 22 al 30 de abril, paralelamente a la exposición, estuvo integrado por un grupo de 20 fotógrafos cubanos —profesionales y aficionados de diferentes edades e intereses—, que se reunieron en la Fototeca para aprender a trabajar con una cámara que, como particularidad, cada uno debía construir.
Las cámaras se confeccionaron con pequeñas cajas de tabaco Cohíba Siglo II, que donó la firma Habanos para ese propósito.
Esta técnica de la cámara estenopeica se basa en el principio más elemental de la fotografía: la cámara oscura, donde se obtiene una imagen del objeto escogido cuando la luz que lo ilumina pasa a través de un orificio muy pequeño, calculado en dependencia de las dimensiones del recipiente que usamos como cámara. Para obtener fotografías, se coloca una película o papel fotosensible en la pared de la cámara opuesta al orificio o estenope.
 Así, se prescinde de toda la tecnología actual y se da rienda suelta a la imaginación y a la intuición del fotógrafo, quien comienza a esbozar sus imágenes desde que inicia el diseño de su cámara. Luego deberá probar una y otra vez hasta ser capaz de percibir la cantidad y calidad de la luz, para determinar el tiempo de exposición sin ayuda de los usuales instrumentos de medición.
Un logro significativo de este taller, impartido por Zelmer y auspiciado también por la Fototeca de Cuba, ha sido motivar el interés de los fotógrafos cubanos por tal técnica. Asimismo, vincularlos al movimiento que une a artistas aficionados y profesionales de muchos países, que cada año esperan el último domingo del mes de abril para salir juntos —con las cámaras que soñaron y fabricaron— a tomar imágenes maravillosas que luego publican en el sitio de Internet www.pinholeday.org —que se mantiene actualizado— como evidencia de que los seres humanos aún podemos encontrar motivos que nos unan y nos alienten a compartir en paz nuestro mundo y a disfrutar de su belleza. En esta ocasión, por primera vez, Cuba estuvo representado en ese sitio Web con las obras de los participantes en el taller, tomadas principalmente en el Centro Histórico de nuestra ciudad.
El resultado ha sido impresionante. La magia de estas imágenes donde se combinan la nitidez de las edificaciones que han resistido estoicamente el paso de los siglos, con la etérea huella que dejan en ellas los seres que las habitan, provocan la ilusión de un viaje por el tiempo.