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 La muestra colectiva de arte cubano contemporáneo «Confluencias inside» se mantiene a la disposición del público mexicano, luego de haber sido inaugurada a fines de noviembre de 2006, en los días del XVIII Festival Internacional de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez. En el Palacio Clavijero nuestro arte ha estado representado con piezas de 27 artistas de diferentes generaciones.
Manifestaciones de nuestra cultura estuvieron presentes en la más reciente edición de uno de los más importantes festivales internacionales de música. Las artes visuales aún prosiguen expuestas con la muestra «Confluencias inside».

 Esfuerzos culturales por promocionar el arte cubano y el mexicano coincidieron casi al unísono en ambas latitudes geográficas. Mientras el público de esta Isla ha podido apreciar algunas de las manifestaciones de las artes populares de la hermana nación de México, en particular de la región de Michoacán, así como originales tridimensionales del escultor mexicano Javier Marín, desde noviembre y hasta enero de 2007 una muestra colectiva de arte cubano contemporáneo ha estado abierta en el Palacio Clavijero, ubicado en la ciudad de Morelia (Michoacán).
La muestra «Confluencias inside» reúne una diversidad de expresiones artísticas (pintura, escultura, fotografía, video arte, dibujo, grabado) y que para el público mexicano y el foráneo que por allí ha transitado, todas ellas representan el arte cubano de hoy. La selección de 27 destacados artistas fue un criterio curatorial para enriquecer la avalancha cultural de nuestro país que hubo en Morelia, a propósito del XVIII Festival Internacional de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez: cita en la que Cuba para esta edición fue el invitado de honor. Bajo tales circunstancias la plástica cubana salió más allá de nuestras fronteras insulares para graficarse en otro ámbito de confrontación.
Propuestas grupales una y otra vez se exhiben en variados espacios (ferias, galerías, bienales, museos), pero en ocasiones, pasado cierto tiempo es que nos enteramos que artistas cubanos expusieron en alguna geografía del planeta. Es indudable, que medios noticiosos de allá han promocionado con efectividad la exposición «Confluencias inside», de la cual tuvimos noticias aquí desde las ediciones digitales de Granma y La Jiribilla.
Y aun cuando faltan días para que se agoten las últimas miradas en el interior del Palacio Clavijero sobre los originales de los artistas cubanos presentados allá, «Confluencias inside» habrá de quedar en la memoria (histórica) como documento, pues lo corrobora el catálogo impreso para la ocasión. Se trata de un enjundioso material, con estimables calidades de impresión y edición, que recoge informaciones escritas y visuales de todo tipo. Es un bello documento para el que el equipo de jóvenes de Baus Diseño –quienes residen y laboran en la provincia de Pinar del Río– puso su habitual empeño por hacer del diseño un arte de mérito. El catálogo contiene los textos «Confluencias», de Lázaro Cárdenas Batel (gobernador de Michoacán) y «La luz», de Juan Delgado (curador), al igual que «Cuento corto», de Elvia Rosa Castro y «De una isla... a otras», de Nelson Herrera Ysla, dos escritos que cualifican en el orden teórico y artístico  el sentido de cuanto ha debido apreciarse en «Confluencias inside». Y por supuesto, pueden verse las obras que han conformado este proyecto curatorial.
«La muestra es muy representativa de lo que está pasando ahora mismo con el arte cubano: pintura, dibujo, escultura, fotografía y video-arte. Y dentro de estos géneros conviven la figuración realista y surrealista, la abstracción y el neoexpresionismo», refiere Juan Delgado, promotor y curador de la exhibición que incluye creaciones de Manuel Mendive, Roberto Fabelo, Pedro Pablo Oliva, Alfredo Sosabravo, Nelson Domínguez, Eduardo Roca (Choco), Los Carpinteros (Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez), Luis Gómez, Eduardo Ponjuán, José Ángel Toirac, Alexis Leyva (Kcho), Belkis Ayón, Aimée García, Flora Fong, Zaida del Río, Roberto Diago, Agustín Bejarano, Alain Pino, Carlos Montes de Oca, Ernesto Rancaño, Santiago Rodríguez Olazábal, Riboberto Mena, Arturo Montoto, Lester Campa, Rubén Rodríguez y Carlos Quintana.



«Usualmente se afirma que el arte cubano ha perdido su encanto y por tanto el interés que generó años atrás, pues todos tienden a compararlo con aquel que se produjo en los 80, conocido como Renacimiento cubano o Década prodigiosa. Se le reprocha al arte de nuestros días el abandono de la postura crítica y la exposición de cierto cinismo, de cierta afirmación para con la realidad. Algo que no es totalmente cierto.
Las censuras que se sucedieron desde 1988 hasta 1991, el éxodo de artistas de vanguardia hacia otros países, la inserción del mercado en los mecanismos de circulación del hecho artístico, así como la propia lógica creativa generaron propuestas que se fueron despojando lentamente del halo utópico que caracterizó a los 80.
El arte de los 90 y de estos últimos años ha perdido básicamente su empuje emancipatorio y la utopía ha dejado de ser macro para convertirse en un reducto de la subjetividad humana, intimista, yoísta, fichteana. De todos modos, mi opinión no es tan radical. Soy de las que piensa que una Isla tan pequeña no tiene por qué ser tan pretenciosa en términos artísticos, y que en estos momentos existen propuestas bien interesantes y tan cuestionadoras como antes.
¿Por qué andar buscando la utopía total siendo, como somos los cubanos, la fragmentación en persona, un fragmento de fragmentos?
Ahora mismo lo interesante es la democracia que se constata en la creación y también en el consumo, que es tolerante con todo y con todos: pintores, escultores, fotógrafos, videoinstalacionistas, vanguardia, retaguardia, oportunistas, esteparios...
El mundo y nuestra Isla poseen innumerables enclaves emisores que refractan desde lo artístico las relaciones de los macro y micropoderes, sus ejercicios sadomasoquistas, su megalomanía y espíritu castrante; la religión y sus mecanismos constitutivos –también ideológicos y populistas– las cosmogonías populares; el racismo multilateral; las migraciones físicas y mentales; la (in)comunicación...»


Elvia Rosa Castro: «Cuento corto» (fragmentos). En el catálogo de la muestra «Confluencias inside», Palacio Clavijero, México, noviembre de 2006-enero de 2007.



 «Contrario a lo que algunos suponen, vivir y crear en una Isla no nos ha convertido en "isleños", en seres aislados de las infinitas maravillas que el hombre desarrolla a lo largo y ancho del planeta. Por el contrario, y quizás precisamente por vivir en una Isla éramos –y tal vez ahora somos más– proclives a conocer y descubrir lo que ocurre en el mundo, desde el Lejano Oriente hasta culturas próximas a nuestras costas, poseídos de un afán de curiosidad casi infinito. Los brasileros llamaban a este fenómeno, nacido en la euforia de aquellos años 20, antropofagia: eficaz metáfora para revelar una verdad que todavía hoy mantiene su aureola de vigencia y seducción.
El arte cubano posee, gracias a esa avidez por conocerlo todo, múltiples rostros y renovadas aristas, pues sus raíces occidentales y africanas se sumergen en las profundidades de esta tierra y se exponen constantemente al sol en busca de aires nuevos, como las de esos árboles gigantescos que fascinan la mirada y la curiosidad del visitante en algunos de nuestros parques. "Raíces en acción": inquietas, apasionadas, abiertas que, aun cuando encuentran en la pintura su mejor y más fructífera tradición, se enredan con una cierta dosis de poesía y magia en las ramas del grabado, la instalación, el dibujo, la fotografía.
Poesía y magia, términos en desuso por la historiografía y crítica recientes, aluden en nuestro contexto, sin embargo, a ciertos aspectos inexplicables de la vasta producción simbólica cubana, a zonas y entramados misteriosos de difícil acceso que no siempre hallan en la razón y el método su luz, ya que en esta Isla, como en "otras", así se hallen en colosal tierra firme, no todo es diáfano, claro, preciso. Pese a diferentes aproximaciones teóricas al fenómeno de la creación contemporánea en Cuba, siempre hay espacios ignotos en los que el estudioso o el espectador que la enfrenta por primera vez, es sobrecogido por el cúmulo de indefiniciones y sugerencias reinantes que en ocasiones hallan claves de su comprensión en un refrán, en olores provenientes de la cocina, en leyendas perdidas en el tiempo... o en todos estos elementos reunidos, mezclados, cada uno pujando por sobresalir en la imagen poseída de significados múltiples.
De ese estado constante de híbrida gestación, impuro por su caudal de componentes locales y universales y diversidad de orígenes, nacen obras artísticas singulares y una actitud que singulariza a creadores cubanos de diferentes generaciones en el panorama regional del continente.
La naturaleza experimental de muchas de sus obras no rivaliza con su factura, pues hoy, aunque existe en nuestro medio una mayor conciencia del mercado y sus conocidas obligaciones, los artistas se afanan por la concertación de ambas dejando a un lado todo signo de desdén, improvisación o menosprecio hacia la más alta calidad de lo entregado al escrutinio público. Y en ello han desempeñado un rol importante las instituciones artísticas cubanas, al exigir cada día mejores proyectos en sus territorios, frecuentemente desbordados por los propios artistas, así como el desafío constante de una cultura que invoca, sin alharacas ni demasiada bulla, el cuestionamiento de su estructura, de su andamiaje secular, de sus presupuestos».


Nelson Herrera Ysla: «De una isla... a otras» (fragmentos). En el catálogo de la muestra «Confluencias inside», Palacio Clavijero, México, noviembre de 2006-enero de 2007.

Redacción Opus Habana