La exposición «De un extraño pueblo», del pintor Vicente Hernández, se inaugura este viernes 7 de diciembre en la galería Servando, como parte de las propuestas colaterales del 29 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Vicente Herández tuvo a su cargo la realización del afiche alegórico a esta cita de la cinematografía del continente que, iniciada el día 7, exhibirá más de 500 películas que incluye las cintas en competencia, en muestras, homenajes y presentaciones especiales.
Conforman la muestra unas 15 obras, la mayoría de gran formato, en las que el artista recrea a su natal Surgidero de Batabanó dentro de la gran ciudad.

 Las ciudades del mar tienen misterio que mil rostros ocultan y se esconden a veces en la piedra o en sueños. Los poetas quisieran descubrirlo desentrañando signos, o arrancando a repetidas olas, mensajes tan secretos, que si tocas deshaces. A veces son ciudades sumergidas como en cuentos de hadas o si ficción invadiese la ciencia y la violase. Ese mar que en infinitas olas se repite sin que todas distintas dejen de ser iguales, invade a veces tierra y casa rompiendo orilla que perdió su forma y llega, desde su cauce y desde el cielo, sirviéndose del viento huracanado para sembrar una visión del mundo más pasajera, aérea, aventurera, la del marino ancestral anclado en tierra. No sé si fue Venecia la que inventó a Marco Polo, o si este Marco Polo la embrujó con su magia. Venecia su Canaletto tuvo para inmortalizarla envuelta en niebla y soles. Otra ciudad del mar, pequeña y sorprendida de ser idealizada, desde su pequeñez no nos descubre templos ni palacios anclados en estilos diversos. En realidad soñada, inventada, igualmente embrujada, sacada de la siesta en globos aerostáticos, en pintorescos barcos que existen y no existen, en la ficción poética de un pincel y una espátula que arrancan al misterio de lo que pudo ser cuanto esconden sus rostros. Los mil rostros secretos de la ciudad marina. ¿Será un loco el pintor, un brujo o un obseso, poeta que descubre subyacentes bellezas, las inventa o revela, que viene a ser lo mismo, o acaso deslumbrado simplemente recibe esa dación de Dios, la gracia irradiadora? Gabriel Marcel nos dice que entregado a la música se apoderó del alma el instante inefable de la gracia divina, aquel existencial, corpóreo día, en que pudo apresar infinito por un instante solo. No sé si desvarío pero tengo a mis ojos, mi ciudad sumergida, mi pequeña Venecia y hasta mi Marco Polo que no sale del pueblo, que todo lo imagina, lo transforma y lo irradia, tocado o no tocado por la gracia divina. Es un simple mortal como lo han sido todos. Poetas y pintores, novelistas, y etcétera, que desde la escritura, la imagen retenida, y ahora también sirviéndose del cine, inmortalizan como si fueran dioses o midas cuanto tocan. Me solazo burlón, tengo mi Canaletto y se llama Vicente. Simplemente Vicente, y hasta Hernández se llama; no hemos tenido tiempo de inventarle otro nombre, nombre de esos que pegan y deslumbran al tonto que tantos son y el “marketing” dominan. Es Vicente, Vicente Hernández, el pintor que ha inventado una ciudad divina y la deja entre olas con el mar al costado, en la inmensa tarea de ser como soñada. Si las casas de tabla devienen catedrales, si las calles canales que puentes atraviesan, si cúpulas de oro se convierten en globos, zeppelines, arcángeles, aves del paraíso, si por doquier circulan artefactos extraños, si atónito descubres que vuelan aeroplanos con las alas del cóndor; si en este paradiso que todo lo transforma, leonardo alas al viento pone y en las nubes asoman insólitos destellos, debes saber que arribas, arribamos, a la locura máxima. ¿No sé si Dios o un doble nos mira sonriente? Un hombre de este mundo la realidad inventa, tarea es de los dioses. No en efímera obra, virtual o digital, electrónica o sabe quién lo sabe; es pintura tangible que seguiremos viendo en el tiempo que sigue, en esta Galería que se llama Servando, por Servando Cabrera Moreno nuestro Miguel Ángel. En otras Galerías de todas las orillas y estoy seguro que en nuestro Bellas Artes, ese Museo Cubano que habrá de recibirle.
Vicente Hernández que todo lo desborda, empeñado parece en transportar el Sur a este Norte y a través de sus ojos, en deslumbrantes óleos enseñarnos a amarlo.


(Palabras al catálogo de la exposición «De un extraño pueblo», que se exhibe en la galería Servando).
Alfredo Guevara
Presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano 

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