Con el concierto Estás en mi corazón, el pianista cubano Marcos Madrigal, la soprano italocubana Mónica Marziota y el tenor y violinista siciliano Luca Lombardo, subieron al escenario del Volkstheatre o Teatro del Pueblo de Viena. Esta entrega musical rindió homenaje al natalicio del célebre pianista y compositor cubano Ernesto Lecuona.

 

Dos jóvenes cubanos debutaron en el Volkstheatre de Viena o Teatro del Pueblo en la capital de Austria con el concierto Estás en mi corazón, que rindió homenaje a Ernesto Lecuona en el aniversario 120 de su nacimiento.

Marcos Madrigal y Mónica Marziota subieron al escenario de esa importante plaza europea el miércoles 25 de febrero, para dar a conocer la genialidad del «Gershwin de Cuba», Ernesto Lecuona (La Habana, 6 agosto 1895-Islas Canarias, España, 29 noviembre 1963), el más importante músico cubano del siglo XX en cuyas obras convergen las influencias musicales de sus coterráneos Manuel Saumell e Ignacio Cervantes, y del estadounidense Louis Moreau Gottschalk, junto al legado musical de Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla.
Prolongados aplausos fueron tributados al multipremiado Marcos Madrigal por la interpretación de «Córdoba», «Gitanerías» y «Malagueña», parte de la Suite Andalucía, que según el compositor francés Maurice Ravel es «más bella y melodiosa que su Bolero».
En Madrigal el público inmediatamente descubrió un intérprete dotado de una cualidad pianística excepcional, demostrada con la perfecta ejecución de las complejidades rítmicas lecuonianas, que bien pudieran haber sido escritas para esta lumbrera del teclado.
La soprano y cantante italocubana Mónica Marziota regaló Mi vida eres tú  y la canción que dio nombre al concierto, escogida entre las más de 600 obras del genio del pentagrama y prodigioso pianista creador de una música con raíces en la rítmica afrocubana –sin ser folclorista–  y que «parte de lo popular, busca lo popular y sabe guardarse de caer en lo populachero».
El proyecto del concierto es fruto de la iniciativa de un intercambio con tres talentosos jóvenes, dos de Cuba y uno de Sicilia (Italia) representada por el tenor y violinista Luca Lombardo, quien abrió el concierto con tres arias del compositor italiano y autor de evocadoras romanzas de salón o de cámara Francesco Paolo.
Las piezas de Tosti fueron:'A vucchella, canción de 1907 con texto en napolitano del poeta Gabriele D'Annunzio debido a una apuesta sobre su capacidad de poder escribir versos en ese dialecto siendo él del Abruzzo; L'ultima canzone o M'han detto che domani, del libretista Francesco Cimmino; y Mare chiare, con versos del napolitano Salvatore Di Giacomo.
El mundo musical argentino con su milonga y el tango, cuya célula rítmica proviene del género cubano habanera sirvió de puente entre las músicas de Italia y la Mayor de las Antillas.
Incrementaron el programa de la noche, el tango clásico de Carlos Gardel y conocidas obras de Ariel Ramírez, fascinado por la música de los gauchos y de los criollos de las montañas; y el reformador del tango e instrumentista de vanguardia Astor Piazzolla, hijo de padres de origen italiano.   
El homenaje a la poetisa argentina Alfonsina Storni del músico Ramírez fue Alfonsina y el mar concebida en género zamba, junto al letrista Félix Luna, quien a su vez se inspiró en el último poema de la Storni en el cual anunciaba su suicidio en el Mar del Plata.  
El encantamiento del auditorio alcanzó altos quilates con el tango Oblivion y la Milonga in re para violín y piano, siendo este último género una especie de danza popular de origen argentino se deriva de la más común habanera, importada de Cuba a inicios del siglo XIX y que fundamentalmente por su similitud solían llamarla «la Habanera de los pobres».
Con el paso de los años el tango le robó mucha popularidad a la milonga la cual se solía confundirse con el proprio tango que deviene tango-milonga; un tipo de tango adaptado y ligeramente más rápido y con un ritmo mucho más marcado.
La voz brillante y pasional, junto a la fuerte presencia escénica de la Marziota cautivó a los asistentes durante sus interpretaciones, y particularmente en sus movimientos y ademanes al bailar, entre otros, el tango El día que me quieras, un binomio de Gardel con el letrista  brasileño Alfredo Le Pera cuyo texto es una paráfrasis de la poesía de Amado Nervo, incluida en su libro póstumo El arquero divino (1919).
Lombardo con sus elegantes y seductoras interpretaciones condujo este imaginario viaje musical hacia el «Reino de las Dos Sicilias» con canciones típicas de la isla italiana como Sciu sciu sciu, del folclor popular siciliano; y la balada auténtica siciliana Brucia la terra, proveniente de la ciudad de Corleone y perteneciente a la banda sonora del film Il Padrino bajo la firma del grande compositor Nino Rota.
A este encuentro con las maravillas musicales de Italia, Cuba y Argentina, no podía faltar Reginella (1917), una de las canciones napolitanas más famosa de todos los tiempos del letrista Libero Bovio y el músico Gaetano Lama concebida en tiempo de vals.
Una pincelada de aire español como nexo entre los pueblos europeos y latinoamericanos con ricas tradiciones musicales contaminadas en ambos sentidos, la dibujó Granada, una canción conocidísima en todo el planeta y considerada el himno oficial de la ciudad española de La Alhambra.  
El mexicano Agustín Lara siendo el autor de la letra de la «tierra soñada» nunca antes había visitado aquel lugar; sin embargo, Lara había plagiado la melodía al italiano de origen español Amedeo Escobar, a quien debió pagar abundantes sumas de dinero para obtener los derechos de toda la obra.
¡Viva la música!, que es la más bella forma de la belleza, en esta ocasión aderezada con la frescura interpretativa de Madrigal, Marziota y Lombardo quienes durante el concierto Estás en mi corazón estuvieron secundados por un numeroso y cálido público, así como por autoridades diplomáticas de Cuba e Italia ante el gobierno de Austria, en el teatro fundado en 1889 a petición de los ciudadanos de Viena.


Carmen Oria
Periodista cubana

 

Imagen superior, de izquiera a derecha: el pianista Marcos Madrigal, la soprano Mónica Marziota y el tenor y violinista Luca Lombardo. Imagen izquierda: Momentos de la interpretación de Marziota y Lombardo. Imagen derecha: Los tres artistas durante su performance. 

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