La galería de arte del Palacio de Lombillo acoge la más reciente exposición del artista Adigio Benítez, Premio Nacional de Artes Plásticas 2002. Bajo el título «Usted preguntará por qué cantamos», la muestra fue inaugurada por Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, como ya es habitual con cada artista invitado a este espacio.
«La obra de Adigio está presente en la historia de nuestro país, tanto en las artes gráficas como en todo lo que significa su magisterio a favor de las nuevas generaciones», dijo el Historiador de la Ciudad al presentar la exhibición que reúne pinturas y dibujos de Benítez, a quien se debe la más reciente portada de la revista
Opus Habana.
Desde el mismo martes 10 de mayo cuando quedó abierta al público, los visitantes han podido apreciar obras en un conjunto colorido, donde el elemento del plisado óptico tiene un marcado protagonismo. Se trata del sello que sigue distinguiendo la labor creativa de Adigio que, al decir de Leal, «forma parte también de un tiempo de la historia y de la vida de Cuba y del arte».
Mujeres, animales, detalles ornamentados, autorretratos... son sólo algunos de los motivos presentes en estas piezas del pintor y dibujante Adigio Benítez, realizadas entre el 2003 y 2005. Son siete pinturas en acrílico sobre lienzo e igual número de dibujos, estos
últimos, aunque ausentes de la suave gama cromática, lucen el esplendor del grafito, dominado ampliamente por el artista, consagrado durante muchos años a la caricatura y el dibujo políticos.
Un interesante colorido y espíritu juvenil impregna a la galería Lombillo, gracias –además– al tríptico
Que parezca nuestra esperanza inspirado en una canción del cantautor Silvio Rodríguez. Algo parecido ocurrió con «Usted preguntará por qué cantamos», verso del poeta Mario Benedetti, tomado en calidad de préstamo para darle título a esta muestra que hasta los primeros días de junio podrá ser visitada.
Ante los presentes en la inauguración, el Historiador de la Ciudad sostuvo: «hay que entender esta obra, hay que situarse en ella, para introducirnos en el laberinto de su corazón», porque precisamente, el arte de Adigio conduce de manera directa al terreno de los sentidos más que al de las explicaciones. La labor de este pintor es un tributo al colorido, manifiesto con su consustancial papiroflexia bidimensional o plisado óptico, una vía para la reafirmación del valor de la fantasía a través de la línea, el pigmento o de ambos recursos.