Empeñados en el engrandecimiento cultural cubano, instituciones como la Asociación de Amigos de la Biblioteca Nacional, la Hispanocubana de Cultura y la Bibliográfica Cultural de Cuba, junto a intelectuales de la talla de Fernando Ortiz, José María Chacón y Calvo y Emilio Roig de Leuchsenring, entre otros, se pronunciaron –a mediados del siglo XX– a favor de la instauración de bibliotecas públicas en Cuba.
En la actualidad, el país cuenta con una red de bibliotecas en la que las públicas desempeñan un papel fundamental dentro la comunidad. Un ejemplo es la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena (Oficina del Historiador), donde del 15 al 18 de octubre sesionó el Primer Encuentro Científico
Las bibliotecas y el libro en el siglo XXI.
Al respecto, opinó su directora, la MsC María Teresa Sánchez: «El objetivo fundamental del evento fue lograr la integración entre todos los factores que intervienen en los servicios de información, tanto de las entidades que los brindan en la propia Oficina del Historiador, como en otros subsistemas de información. La idea es convertir nuestra Biblioteca en un gran centro de Promoción Cultural al que concurran editoriales, los autores promuevan sus obras literarias y los artista expongan sus obras».
La protección y conservación del patrimonio bibliográfico, la proyección comunitaria de este tipo de instituciones y las perspectivas y retos de las asociaciones bibliotecarias, fueron las principales temáticas debatidas durante los cuatro días de sesiones de este encuentro, que contó con la asistencia de profesionales de diversas especialidades vinculadas al mundo de la información bibliotecaria.
«En esta primera edición hemos logrado establecer un espacio de intercambio de ideas, y reflexión entre bibliotecarios, editores, museólogos e informáticos», aseveró María Teresa, quien tuvo a su cargo una de las conferencias magistrales impartidas durante el evento. También ofrecieron conferencias magistrales: Eliades Acosta, director de la Biblioteca Nacional; Argel Calcines, editor general de la revista
Opus Habana, y María Julia Magistratis, del Sistema Nacional de Bibliotecas Populares de Argentina.
La conservación de los documentos, la cooperación de las bibliotecas a través de redes de comunicación, la narración oral escénica como técnica para la promoción del arte y la lectura en las bibliotecas públicas, los lenguajes documentales y lo relacionado con las bibliotecas virtuales, fueron otros asuntos abordados.
De igual modo sesionaron talleres en los que se ponderó el trabajo que se desarrolla en estas instituciones con los niños, adolescentes y jóvenes.
«Por su tradición de servicios, la Biblioteca Rubén Martínez Villena –y en especial, sus salas infantil y juvenil– se ve inmersa en la renovación constante de sus espacios. Ellos tienen un diseño interior muy atractivo para de una forma confortable atender a todos los grupos etáreos, desde los más pequeños, en su
Proyecto Pinocho, hasta los jóvenes. Es que dentro de la política de nuestro Estado los niños son muy favorecidos en la totalidad de los programas que se diseñan. Específicamente la Oficina del Historiador con su programa social propicia cada día nuevos espacios para los niños del Centro de Histórico».
Órgano metodológico provincial del Sistema de Bibliotecas Públicas de la capital, la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena pertenece a la Oficina del Historiador de la Ciudad, la cual a su vez agrupa una serie de bibliotecas especializadas de las Casas Museos.
«No podemos hablar de una red de bibliotecas dentro de la Oficina, ya que en estos momentos se dan los primeros pasos para la integración de los bibliotecarios del Centro Histórico, con el objetivo de normalizar entradas, estandarizar niveles de procesamiento, y establecer manuales de procedimiento de la actividad bibliotecaria. Existe la mejor voluntad de la dirección de Patrimonio Cultural para establecer una Red de Trabajo, con servicios múltiples que permita el acceso a bases de datos, desde cualquier terminal de trabajo», explicó María Teresa.
Según sus palabras, actualmente se trabaja en la creación de un centro de intercambio de información «que sirva de punto de referencia del importante legado documental y de información de datos que posee la Oficina del Historiador, lo que permitirá brindar servicios de excelencia a nivel sistémico e identificar al Centro Histórico como un importante legatario de documentos».
Ubicada durante años en un segmento de la planta baja del antiguo local del Ministerio de Educación, la Biblioteca Villena tiene su sede actual –desde que reabrió en 1998– en el otrora edifico Horter, sito en las inmediaciones de la Plaza de Armas. En ese inmueble, restaurado por la Oficina del Historiador con la colaboración de la Junta Castilla León, radicó la embajada de Estados Unidos en época republicana, mientras que tras el triunfo de la Revolución fue sede de una casa de cultura y de la escuela secundaria básica «Forjadores del Futuro».
Con una sala de lectura que lleva el nombre de Miguel Delibes, y varias especializadas, entre las que vale destacar la que atesora fondos raros y valiosos, esta biblioteca incluye servicios y actividades culturales como
La Hora del Cuento, que conduce la narradora oral Mayra Navarro,
La aventura de Leer,
La señora de los Cuentos,
Los límites de la Realidad,
Contacto con la Excelencia, y
Manitas.