Desde hace apenas unos días, el reconocido experto cubano Orestes del Castillo, galardonado en 2004 con el Premio Nacional de Arquitectura, engrosa la selecta lista de personalidades que, en el mundo, poseen la medalla de Caballero de la Orden Nacional francesa del Mérito.
El también presidente de la Sociedad Civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente recibió la importante distinción el pasado día 8 de febrero de manos de la Sra. Marie-France Pagnier, embajadora de Francia en Cuba, quien lo catalogó como «uno de los guardianes» de la Ciudad de La Habana.
Desde 1962 cuando se graduó de arquitecto, del Castillo ha ejercido la docencia de manera ininterrumpida, labor extendida a cursos de postgrado, maestría y doctorado, impartidos tanto en instituciones académicas de Cuba como de otros países.
Junto con el fallecido profesor de profesores, doctor ingeniero Manuel Babé, es coautor del libro de texto
Proyecto de estructuras, el cual se utiliza en la enseñanza universitaria de la Arquitectura.
Miembro distinguido de la Cátedra de Arquitectura Vernácula Gonzalo de Cárdenas, realizó trabajo en el campo del diseño de estructuras, específicamente en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en el Caney de las Mercedes – Bartolomé Masó, provincia Granma–, y en otras obras de importancia e interés social.
En unión de un grupo de profesionales cubanos, del Castillo introdujo las mallas espaciales de acero, estructuras ligeras de gran porte que se utilizan para salvar espacios muy grandes.
Al hablar en la ceremonia de imposición de la Orden Nacional francesa del Mérito, la
Sra. Marie-France Pagnier recordó que del Castillo es «apasionado por la ingeniería civil y las ciencias técnicas»; y ha sabido mejor que nadie poner sus conocimientos y su cultura enciclopédica al servicio del emplazamiento, modesto pero decisivo, de la piedra angular, y de la pintura mural».
Se refirió también a las dotes mostradas por el experto cubano en la organización de las Bienales de Arquitectura que tienen como sede La Habana, al espíritu que ha sabido darle a este tipo de cita, «en la cual, desde su nacimiento, hemos tenido el gran placer de participar activamente», añadió.
A juicio de la diplomática, todo esto justificaría grandemente haberle conferido la medalla de Caballero de la Orden Nacional francesa del Mérito.
Sin embargo, en su opinión, «es la razón del corazón la que está por encima de las otras: la de su amor por Francia, de su espíritu que tan bien nos ha entendido y que ha sabido, en los momentos difíciles, en una casa que no disponía ni de paredes ni de techo todo lo sólidos que deben ser, ayudarnos a emprender los caminos más seguros, a hablar un idioma más común a todos, y compartir momentos fraternos».«Estimado Orestes, la arquitectura que usted practica es ante todo la del espíritu – el primer mérito que reconocemos en usted y es por eso que– desde lo más profundo de nuestro corazón, y en nombre de Francia, queremos darle las gracias», concluyó la embajadora.
En su discurso de agradececimiento,
del Castillo consideró que recibir tan alta distinción «entraña un compromiso fuerte y es un estímulo a la colaboración, a la participación activa en todos los proyectos que refuercen la tradicional amistad franco-cubana y a mi abierta disposición a continuar».
Visiblemente emocionado añadió: «Las palabras más sencillas pueden llegar a expresar los sentimientos más profundos; ahora con solamente dos de ellas, espero manifestar todo lo que en mi mente y mi corazón albergo: ¡Muchas gracias!».