Aunque las Jornadas Culturales dedicadas a los Estados de Coahuila de Zaragoza (México) y de Aragua (Venezuela) en La Habana se caracterizaron por un amplio abanico de manifestaciones artísticas, lo más importante es que sus resultados enriquecerán el patrimonio de varias instituciones de Cuba.
Así, quedará en la Casa Humboldt, la exposición «Miradas a un desierto» que, patrocinada por el Museo del desierto de Coahuila, incluye una replica, a tamaño natural, de un kritosaurus. Por su parte, los talleres impartidos sobre técnica guajira, práctica milenaria surgida en el seno de la población indígena wayúu de Venezuela, propiciaron la confección de cinco tapices donados a igual número de prestigiosos centros cubanos.
Una delegación mexicana de más de un centenar de personas viajó especialmente a La Habana donde mostraron significativos valores de sus tradiciones: seminarios de artesanía típica de la región, muestras de pinturas y fotografías, recitales de poesía, conferencias, conciertos... Resaltan las presentaciones, el lunes 23 en la Plaza de Armas, del Ballet Folclórico y del grupo Takinkai, de la Universidad Autónoma de Coahuila.
El sábado 21 de abril, día de inicio de ésta la primera semana cultural de ese territorio en Cuba, el mismo gobernador de Coahuila, profesor Humberto Moreira Valdés dejó instalados el sabinosaurio (como se le conoce popularmente) y una placa conmemorativa en la Casa Museo Alejandro Humboldt, además de la muestra que integran 60 imágenes realizadas por una decena de fotógrafos.
En tanto, de Venezuela, llegaron las artistas populares Maruja Flores y su hija Canaima Silva, ambas profesoras de la técnica guajira; Arquímedes Rivas, maestro internacional del cuatro –instrumento musical típicamente venezolano, de origen llanero, que consta como lo indica su nombre de cuatro cuerdas–, y la pareja de baile integrada por Neyla Bonza y Weston Lizcano.
En entrevista concedida a
Opus Habana, el paleontólogo del Museo del Desierto –ubicado en Saltillo, capital de Coahuila– José Manuel Padilla Gutiérrez defendió el concepto de que «el desierto no es tan desierto como algunos piensan». Estos sitios, argumentó, tienen su propia fauna y flora endémicas, generalmente inexistentes en otros lugares del planeta.
Al referirse a la réplica del kritosaurus (nombre científico), recalcó que se trata de «la primera vez que una muestra de nuestro trabajo sale de México por la frontera Sur hacia otro país, en este caso, Cuba, donde se encuentra ahora nuestra sabinasaurio». En su opinión, ha sido dicha Casa Museo el mejor recinto escogido, dado que «está dedicada a un gran hombre, a un naturalista, a un científico como es Alejandro Humboldt».
Explicó que este dinosaurio, coloquialmente llamado sabinasaurio por haberse encontrado en Sabina –región carbonífera de Coahuila–, fue descubierto en el año 2001 por un grupo de paleontólogos aficionados. Sin embargo, aclaró que no es el primer hallazgo de un dinosaurio en territorio mexicano. Coahuila es considerada la cuna de la Paleontología en México ya que fue allá donde en 1826 hubo la primera evidencia fósil de un dinosaurio, en aquel entonces hallado, por paleontólogos alemanes.
Desde ese momento, ese Estado mexicano –dijo– ha sido citado en muchos artículos científicos sobre el tema y es hoy por hoy el lugar más diverso y con más abundancia de fósiles de dinosaurios, agregó.
En cuanto al Museo del desierto, consideró que cada vez se convierte en una institución de referencia para conocer estos reptiles fósiles ya que atesora la colección científica más grande de dinosaurios de todo México y, por su importancia, a nivel mundial está ubicado en el décimo o noveno lugar.
Directora del Centro Cultural Higuaraya-Capanaparo, institución que junto a la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACCA), fueron los fundamentales animadores de la Jornada dedicada a Aragua, Venezuela, Maruja Flores explicó que la técnica del tapiz guajiro «está entre el bordado y el tejido. Uno no sabe definir si es bordado o tejido, pues es tejido, y, a la vez, bordado».
En su opinión, ella y su hija Canaima, que impartió clases en la Casa Taller Antonia Eiriz, de la ACCA (San Miguel del Padrón), han sido portadoras de «una aguja venezolana que vino a La Habana a hacer magia» Y agregó: «Digo magia porque es un proceder bien complicado, no es nada más meter y sacar la aguja, como visualmente aparenta».
Aclaró que está técnica no es oriunda de ese territorio sino que nació en la parte venezolana de la península de La Guajira, Estado de Zulia, donde habita la etnia wayúu, cuyos antecesores colocaban sobre los burros unos cojines de lana virgen, con colores que iban del negro, beige, marrón, hasta el blanco... de acuerdo con la coloración de la lana natural. Se extendió al resto de Venezuela en la década de los años 40 de la pasada centuria; entonces, se comenzó a utilizar lana sintética o estambre.
«Fue en el año 1978, cuando trabajé en Aragua el tapiz guajiro y, en 1992, hice un proyecto comunitario que titulé «El tapiz, una nueva expresión cultural aragüeña». Pero realmente no es de Aragua. La única diferencia del procedimiento original es que tenemos diseños muy definidos, sobre la flora, la fauna y la arquitectura venezolanas, así como un mayor colorido».
Precisamente a partir de esta tradicional práctica, las involucradas en el taller del Centro Histórico elaboraron tapices con cuatro símbolos de la ciudad de La Habana: la Catedral, el Capitolio, Casa de las Américas y la Plaza de la Revolución. Por su parte, las asistentes al seminario celebrado en San Miguel del Padrón confeccionaron uno con la Casa natal Simón Bolívar de Caracas para la Casa Simón Bolívar de La Habana. Las cinco obras engrosaron los fondos patrimoniales de dichas instituciones.
En tanto, como colofón de la Semana de la cultura, la Camerata de Coahuila se despide del público cubano este sábado 28, a las seis de la tarde, con una actuación en la Basílica Menor de San Francisco de Asís, la más importante sala de concierto del Centro Histórico de La Habana Vieja.