Bajo el título de «Glänzende Geschäfte» («Negocios de éxito»), el prestigioso encuentro contó con diez conciertos, y Ars Longa fue una de las seis agrupaciones invitadas por primera vez, junto a Vincent Dumestres y Le Poème Harmonique (Francia); Michele Pasotti y su ensemble La Fonte Música (Italia); Lars Ulrik Mortensen y Concerto Copenhagen (Dinamarca), y Louis Peter Grijps y la Camerata Trajectina (Holanda), así como la Holland Baroque Society (juvenil), bajo la dirección de Veronika Skuplik.
El domingo 23 de enero, a las 11 de la mañana, fue el concierto de Ars Longa, denominado «El Renacimiento Musical en la Nueva España», con repertorio misional y catedralicio de finales del siglo XVI y principios del XVII: los manuscritos anónimos del Códice 7 de Santa Eulalia (departamento de Huehuetenango, Guatemala), y obras de Pedro Bermúdez, Gaspar Fernandes y Hernando Franco, autores de piezas que constituyen testimonio pionero de la polifonía religiosa en América.
El debut de la agrupación insignia de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana tuvo lugar en la Sala Mozart; fue presenciado, a lleno total, por más de 700 personas y grabado para la Radio ORF (Austria) y la Deutschlandradio Alemania. Desde el inicio del concierto, el público premió al conjunto cubano con calurosos aplausos por su característica entrega a la interpretación.
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La convergencia de culturas (indígena, europea y africana) que se dieron cita y coexistieron en el mundo descubierto por Colón, fue recreada por Ars Longa con su ya acuñado estilo, resaltando las marcadas diferencias entre los repertorios de función litúrgica y paralitúrgica.
El concierto adquiría cada vez mayor complejidad debido el constante cambio de carácter de las piezas, pues alternaba la polifonía sacra (en latín) con la interpretación de villancicos, cuyos textos originales fueron cantados en español castizo, portugués, gallego, lenguas aborígenes —como el náhuatl— y la característica parla de los negros africanos recién llegados de sus diferentes naciones.
La versatilidad musical y cuidadoso movimiento escénico hicieron de esta presentación un evento único que fue ovacionado por el público vienés, en tal magnitud, que exigió de Ars Longa sumar cuatro bises al programa.
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Viena es, en verdad, la ciudad de la música. Cada una de sus salas y teatros se especializa en un repertorio, y el público elige su preferencia a partir de una vasta educación musical que le permite aquilatar la calidad de cada concierto.
Situada en el centro de la capital austríaca, la Casa de Conciertos de Viena (en alemán, Wiener Konzert Haus) fue construida entre 1911 y 1913 y es la sede de la Orquesta Sinfónica de esa ciudad. Diversos ciclos de concierto se desarrollan en las cuatro salas que posee: La Gran Sala (1865 plazas), la sala Mozart (704 plazas), la sala Schubert (366 plazas) y la sala Berio (400 personas).
Desde 1993 se celebra el Festival Resonanzen, que ha resultado ser el evento más exitoso de este centro musical. Cada año, renombrados conjuntos e intérpretes integran la propuesta de los diez conciertos que se organizan a partir de un tema general.
De sus invitados habituales, participaron en esta 19 Edición: Vivica Genaux, Sara Mingardo, Roberta Invernizzi, Rinaldo Alessandrini, la Capilla Flamenca, Fabio Biondi y Europa Galante.
Redacción Opus Habana