Convocada por la Cátedra de arquitectura vernácula Gonzalo de Cárdenas, se celebró la Jornada Conmemorativa por el Centenario del nacimiento del arquitecto español que ostenta su nombre, en el Centro Histórico de La Habana, del 29 de marzo al 1ro. de abril.
Constituyó el acto inaugural del evento, la apertura de una exposición de dibujos de Gonzalo, a cargo de su hijo Javier de Cárdenas, presidente de la Fundación Diego de Sagredo y actual Marqués de Prado Ameno, quien expresó que lo hacía al estilo de «los toreros que brindan al Sol por la memoria de alguien ausente: Va por ti, maestro», declaró emocionado.
La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, la Dirección de Arquitectura Patrimonial y la Fundación Diego de Sagredo, auspiciaron la Jornada que tuvo como sede la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena y que contó con la asistencia de profesionales de España, Chile, Jamaica, México y Cuba.
Según Daniel Taboada, titular de la Cátedra, el encuentro «posibilitó apreciar las distintas maneras de clasificar la arquitectura vernácula, cuya importancia es vital para poder asumir una buena arquitectura contemporánea. A la vez que incluyó conferencias que propiciaron el intercambio de ideas y mostraron lo que se está haciendo en diversos lugares».
La influencia de la arquitectura vernácula en el diseño contemporáneo, los sistemas constructivos que en ella se emplean, y el urbanismo vernáculo, fueron algunos de los temas abordados durante los tres días de sesiones.
De especial interés, resultaron las intervenciones del español Luis Maldonado, el chileno Hernán Montecinos, la jamaicana Patricia Green, y los cubanos Roberto López, Irán Millán y Omar López. Estos especialistas ofrecieron un panorama de la arquitectura vernácula tradicional y actual en sus respectivos países, así como de su rescate y conservación.
La ocasión fue propicia para rendir tributo a la memoria del arquitecto mexicano Dr. Carlos Chanfón Olmos, Conservador del Patrimonio Latinoamericano, y fundador de la Escuela Mexicana de Conservación de México.
En presencia de la doctora Marta Arjona, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, y de la viuda e hija de Chanfón, entre otras personalidades, en la tarde del miércoles 30, se develó una tarja en el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), como reconocimiento a la labor del arquitecto mexicano para la creación de esta institución que ocupa el otrora Convento de Santa Clara, sito en Cuba esquina a Luz, Habana Vieja.
No menos relevantes fueron los sucesos reservados para concluir la Jornada Conmemorativa del Centenario de Gonzalo de Cárdenas.
Así, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís –donde el maestro Aldo Rodríguez ofreció un concierto de guitarra– se presentó la más reciente edición del libro
Portadas Coloniales de La Habana de Joaquín E. Weiss, se impuso la medalla de la Cátedra de arquitectura vernácula a sus miembros de número y distinguidos, además de inaugurarse la exposición fotográfica «El bohío», de Julio Larramendi, en la galería Carmen Montilla.
Lograr que la arquitectura vernácula y sus valores tradicionales sean reconocidos y que la sociedad tome conciencia de ellos, son propósitos de la Cátedra que, promovida por la Fundación Diego de Sagredo y adjunta a la Dirección de Arquitectura Patrimonial de la Oficina del Historiador, pretende –también– apoyar la promoción, difusión, investigación y salvaguarda de la arquitectura vernácula del mundo y, en especial, de la cubana.
El arquitecto español Gonzalo de Cárdenas y Rodríguez (1904-1954) se desempeñó como Subdirector General de Regiones Devastadas, creando y organizando la estructura administrativa para la reconstrucción de España tras la guerra civil. Autor de numerosos edificios civiles y religiosos, fue —además— profesor de Composición de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde se dedicó al estudio profundo de la arquitectura popular.
Su abuelo paterno, Ramón de Cárdenas y Padilla, nacido en La Habana, era descendiente directo de Nicolás de Cárdenas y Castellón, Alcalde Ordinario de la Villa de San Cristóbal de La Habana y Primer Marqués de Prado Ameno (1753-1799), vinculado a los Calvo de la Puerta y al Patronato y Casa de la Obra Pía.