«Cuando era niño tuve todo tipo de animales; mi afición era innata. Mi padre me llevaba al estadio de beisbol porque quería que fuera deportista, pero yo me sentaba de espaldas al terreno, hasta que definitivamente se dio cuenta que no iba a ser pelotero», expresa el veterinario Leyssan Cepero en esta entrevista.
Veterinario principal de la Clínica ubicada en el parque ecológico Quinta de los Molinos, adscrito a la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), el Dr. Leyssan Cepero Fiallo infunde el amor que siente por los animales a los dueños de mascotas y colegas de profesión. Bajo su responsabilidad son implementados diversos proyectos para el cuidado de la flora y la fauna, dirigidos principalmente a niños y jóvenes. Entre las acciones más importantes que la Clínica realiza todos los años, se encuentran las campañas de esterilización y desparasitación de mascotas y colonias de animales urbanos. Esta iniciativa ha contribuido a fomentar en la población habanera una cultura de protección animal.
¿Desde cuándo comienza su afición por los animales y la veterinaria?
Cuando era niño tuve todo tipo de animales; mi afición era innata. Mi padre me llevaba al estadio de beisbol porque quería que fuera deportista, pero yo me sentaba de espaldas al terreno, hasta que definitivamente se dio cuenta que no iba a ser pelotero. Aun así estudié en una escuela de deportes en la especialidad de karate, hasta llegar al 12 grado, momento en que me captaron para la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). Desde muy joven supe que iba a estudiar veterinaria, por lo que decidí reorientarme hacia esa especialidad y hacer la universidad en lo que realmente me gustaba. Al principio la idea no fue aprobada por mi familia. Pese a eso me presenté a las pruebas de ingreso e inicié la carrera en la Facultad Agraria de la Universidad de La Habana en 2011. En esta última me mantuve dos años en el curso diurno, hasta que por razones personales vine a vivir a La Habana. Cambié entonces para el curso por trabajadores, donde recibí el título de médico veterinario y técnico zoológico.
Mientras cursaba los estudios universitarios, me desempeñé primeramente como jefe de grupo de plantas y medicamentos en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC). Cursando el 4to año de la licenciatura, me propusieron trabajar como veterinario en el Departamento Nacional de Entrenamiento Canino del Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Finalmente, recibí una llamada del Doctor Eusebio Leal proponiéndome que viniera a trabajar como veterinario principal en el parque ecológico Quinta de los Molinos, ya que necesitaban un especialista que supiera trabajar con todas las especies animales. En aquel momento, yo era también vicepresidente de la Sociedad Cubana de Clínicas y Cirugía Veterinaria, adscrita al Consejo Científico Veterinario de Cuba. Fue gracias a esa institución que el Historiador de la Ciudad recibió referencias sobre mi labor en ese sentido. Al principio no estaba muy convencido, por lo que el Dr. Leal me propuso que viniera por un mes de prueba y, si me gustaba, me quedara. Aquí ya llevo ocho años.
¿Desde el punto de vista de la especialidad veterinaria, que es lo que más le gusta?
Yo lo que más realizo son cirugías, pues me especialicé en Clínica y Cirugía Veterinaria de todas las especies. O sea, lo mismo opero una tortuga, que un ave, que un perro que un gato. En el Consejo de Veterinarios de Cuba, donde me mantengo en la actualidad como vicepresidente de Clinica y Cirugía Veterinaria, impartimos cursos de capacitación a nivel nacional a todos los veterinarios que estén interesados en trabajar con diversidad de especies: reptiles, aves, mascotas… ya que se requieren conocimientos especializados para cada caso.
¿Qué lo motivó a iniciar su colaboración con Spanky Project y, a su vez, trabajar con la Sociedad Civil Comunidad, Patrimonio y Medio Ambiente de la Oficina del Historiador?
Desde 2004 comencé a colaborar con Spanky, cuando aún trabajaba en la Departamento Nacional de Entrenamiento Canino. Cada vez que realizaban una campaña de esterilización masiva, ellos me convocaban para que los apoyara, debido a que necesitaban cirujanos de puntería, de manera que los animales salieran saludables y sin problemas posteriores a la intervención quirúrgica. Cuando entré a la Quinta de los Molinos me eligieron como el representante de Spanky dentro de la Oficina del Historiador, mientras que la Sociedad Civil Comunidad, Patrimonio y Medio Ambiente atiende el proyecto directamente por la parte no gubernamental.
¿Cuál cree que sea su mayor contribución con la realización de las campañas masivas?
El principal objetivo de las campañas masivas es evitar que siga habiendo muchos animales abandonados. Hemos calculado que de cada 100 animales que encuentras en la calle, aproximadamente un 90 por ciento pertenecieron a una casa. Por ejemplo una gata puede parir de dos a tres veces en el año; multiplicándolo por 12, casi tenemos 60 crías deambulando por la ciudad, y con los perros ocurre algo muy parecido. Durante estos años, hemos alcanzado un gran número de animales esterilizados, principalmente en la Habana Vieja, que es donde se centra el proyecto, pero ya estamos ampliando el alcance a otros municipios. Ahora, por mediación de la propia Oficina del Historiador, nos habilitan un transporte para poder movernos a otras zonas y esterilizar animales de «colonias» que capturamos con jaulas-trampas y, luego, los devolvemos a su hábitat. Se dice que cuando se esterilizan animales de una colonia, ya no vuelven a entrar animales callejeros; o sea, se convierten en colonias controladas. También se les hacen marcajes para evitar que vuelvan a ser capturados y sometidos al proceso de intervención quirúrgica.
Sin embargo, no se trata solamente de implementar la esterilización para evitar que prolifere la procreación, sino también de educar a la población en el manejo y cuidado de sus mascotas. Entre las acciones educativas hacemos talleres con niños, aprovechando que los infantes pueden hacer extensivo su amor por los animales a los padres y a toda la comunidad. Otras acciones educativas se hacen respecto a la Universidad Veterinaria. Nosotros recibimos en nuestra Clínica a estudiantes desde primero hasta el último año de la carrera. Existe un acuerdo entre ambas instituciones para promover dicho intercambio.
Por petición del Dr. Leal y de Perla Rosales, Directora General de la OHC, se ha querido extender nuestra experiencia a cada una de las provincias del país. En noviembre próximo haremos una campaña en Sancti Spíritus y, posteriormente, en Santiago de Cuba. El objetivo no es esterilizar animales, sino capacitar a los veterinarios que se encuentran allí trabajando. Es de nuestro interés que se creen grupos a nivel nacional y que se sumen a las campañas por el Día Mundial de la Esterilización, celebrado en todos los países latinoamericanos. Desde hace tres años, Cuba también celebra ese día y, en 2018, siete provincias cubanas organizaron sus propias jornadas.
¿Me puede definir el concepto de «colonia», muy utilizado por ustedes los veterinarios durante las campañas?
Por «colonias» definimos los grupos de animales que se encuentran en la ciudad; habitualmente en parques, parqueos u otros lugares abandonados. Donde hay una colonia, por lo general existe una persona protectora que les brinda alimentos. De ahí que se mantengan estacionados en sitios donde tienen sombra, así como fuentes de agua y alimentos. En el caso de los gatos pueden deambular por varias zonas, pero siempre hay un punto común donde conviven de 15 a 20 animales. Es lo que ocurre con otras especies de felinos que viven en grupo y no dejan que otro animal entre en su territorio. Por ello la esterilización de una colonia hace que se mantenga controlada; es decir, evita que continúe la procreación. En el caso de los gatos, siempre hay un macho alfa o una hembra líder, por lo general la gata más adulta, estructurándose jerárquicamente como manada. Mientras las otras hembras cazan, los varones crean la defensa del territorio; o sea, es como un mecanismo donde cada uno tiene un rol. En cuanto a los perros, existen ejemplos de colonias en el Cementerio de Colón y en la Plaza Vieja del Centro Histórico. Otro caso son las palomas de la Plaza de San Francisco, que tienden a agruparse en la fuente allí emplazada y suelen volar hacia otros espacios abiertos.
¿Cree usted que mediante su labor se ha logrado una cultura ecológica en la población del Centro Histórico?
Pienso que sí, puesto desde que iniciamos nuestro trabajo en la Quinta de los Molinos, hemos priorizado la labor educativa. Las personas que acuden a nosotros venían con diferentes niveles de información y, al principio, era un poco caótico. No obstante, en la actualidad vienen más instruidas en los procedimientos y normas de comportamiento, además del creciente interés por asistir a las conferencias que impartimos para capacitarlos. Hasta los mismos estudiantes de Veterinaria vienen con ansias de superarse, ya que todos los días le enseñamos técnicas nuevas e importantes, desde la desinfección de un instrumental hasta como se debe reanimar un animalito luego de la operación para que salga bien de la anestesia. Cada uno de los médicos tiene la experiencia y conocimientos integrales para trabajar en todas las áreas. Si se ausenta alguno, cualquiera de ellos puede ocupar su lugar.
Uno de nuestros mayores logros es que ya se ha graduado el segundo grupo de estudiantes formados en la Clínica desde los primeros años de su carrera. Algunos se han quedado con nosotros como médicos y otros no dejan de asistir a nuestras campañas. Así nuestra experiencia se transmite generacionalmente, garantizando el futuro de este proyecto.
Para cerrar me gustaría profundizar un poco más en cuáles son otras acciones que lleva a cabo la clínica veterinaria de la Quinta de los Molinos.
Desde el parque ecológico Quinta de los Molinos, nosotros atendemos a todos los animales que se encuentran en el Centro Histórico. Por ejemplo: las palomas en las plazas; los pavos reales ubicados en los museos, y las aves ornamentales en los hostales. Todas estas aves llevan una atención veterinaria con chequeos mensuales, desparasitaciones y muestreos de sangre para evitar la entrada al país de enfermedades zoonóticas. También tenemos proyectos ambientales con perfil extensionista, orientados a niños y adolescentes para la enseñanza de buenas prácticas en el manejo y cuidado de los animales. Por ejemplo: damos talleres individuales sobre especies endémicas y cómo protegerlas al tenerlas enjauladas, incluido el tipo de alimentación y la asistencia veterinaria que requieren.
Por otra parte, hacemos rutas especiales dedicadas a las faunas silvestre y exótica dentro de la Quinta. Impartimos cursos al adulto mayor sobre la tenencia responsable de mascotas, ya que muchos las tienen como animales de compañía, y le ofrecemos servicios totalmente gratuitos de atención veterinaria. Ya te he mencionado las campañas de esterilización y desparasitación masiva de perros y gatos, pero este año incluso se esterilizaron conejos. De hecho, hemos tenido que aumentar la desparasitación a dos veces por año: hacemos una en la calle Amargura y la otra en el Barrio del Santo Ángel. Asimismo hacemos un trabajo muy serio con los caballos que están dentro del Centro Histórico, cuya desparasitación se realiza cada dos meses. La Quinta abre de martes a domingo y todos los días tenemos muchas actividades dedicadas a niños y jóvenes. Quizás sean los infantes quienes mayor sensibilidad demuestren con nuestra labor en aras de fomentar una cultura de protección animal.
Lizzett Talavera
Opus Habana
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Imajen superior: el Dr. Leyssan Cepero, veterinario principal de la Clínica ubicada en el parque ecológico Quinta de los Molinos, junto a niños participantes en un proyecto para el cuidado de las plantas hornamentales. Imagen inferior izquierda: junto a su colega Yoel Machado aplicando una vacuna a la gata Bella. A la derecha: público asistente a la campaña de desparasitación en la calle Amargura 60. |