Semanario Revista Opus Habana Opus Habana. Semanario Digital.
CLAVES CULTURALES DESDE EL CENTRO HISTÓRICO
Vol. I, No.33/2005  
   Desde:
   2005-09-05 
  Hasta:
   2005-09-12  



     

Sobre los orígenes de la Oficina del Historiador de la Ciudad
Para rememorar los 116 años del natalicio de Emilio Roig de Leuchsenring –celebrado el pasado 23 de agosto–, Opus Habana publica esta reseña sobre los antecedentes fundacionales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Por Redacción Opus Habana .
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Restauración de identidades
La tarde de este viernes se inauguró en la galería del Palacio de Lombillo la exposición «Restauración de identidades», del artista Leo D' Lázaro.

Por Argel Calcines
Editor General de Opus Habana
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La otra mirada de María del Carmen Barcia
Estudiosa de los procesos que han contribuido a conformar la nacionalidad cubana, la investigadora María del Carmen Barcia, Premio Nacional de Ciencias Sociales y premio Casa de las Américas, ambos obtenidos en, se empeña en lograr un discurso cognoscitivo que trascienda los límites de la historia como disciplina.

Por
Tomado de Opus Habana, Vol. VIII, No. 2, 2004, pp. 13-31.
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El bichón habanero
Exponente de las confluencias culturales dadas en La Habana, este pequeño perro es parte del patrimonio cultural cubano, como la única raza canina autóctona que se conserva.

Por
Tomado de Opus Habana, Vol. IV, No. 3, 2000, pp. 48-51.
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San Antonio y sus devotas
De San Antonio nos hablan estas líneas, santo privilegiado que en la corte celestial tiene por lo menos dos millones de veces más partidos entre las mujeres y, principalmente, entre las muchachas.


Por Emilio Roig de Leuchsenring
Historiador de la Ciudad desde 1935 hasta su deceso en 1964.
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Sobre los orígenes de la Oficina del Historiador de la Ciudad
Sirva también este texto para recordar que hace 70 años, el primero de julio de 1935, Roig de Leuchsenring fue nominado por resolución municipal para el cargo de Historiador de la Ciudad, que ocupó hasta su muerte, el 8 de agosto de 1964.

 Creada en 1938, la Oficina del Historiador de la Ciudad fue dirigida desde sus inicios por el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring (1889–1964), quien había sido elegido para ese cargo en 1935.
Durante casi treinta años –hasta su muerte, el 8 de agosto de 1964–, este intelectual multifacético protagonizó una ingente labor pública e institucional para «fomentar la cultura habanera e impulsar y ayudar el aumento de la nacional y americana, dando a su actuación carácter y proyección eminentemente populares».
Esa obra histórico–cultural mantuvo su sentido de continuidad gracias al Dr. Eusebio Leal Spengler, quien en 1967 se erige en Historiador de la Ciudad de La Habana y actualmente es la máxima autoridad para la restauración integral del Centro Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982.


NOMBRAMIENTO. CREACIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LA OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA CIUDAD DE LA HABANA

El 1ro de julio de 1935, el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring fue nombrado Historiador de la Ciudad de La Habana por el Alcalde Municipal Dr. Guillermo Belt Ramírez. La Oficina del Historiador de la Ciudad fue creada el 11 de junio de 1938 por el Alcalde Dr. Antonio Beruff Mendieta como organismo municipal autónomo.
Pero esos trabajos históricos fueron iniciados por el Dr. Roig de Leuchsenring en 1927 cuando desempeñaba el cargo de Comisionado Intermunicipal de La Habana, al cual había sido designado –el 3 de mayo– por el Alcalde Dr. Miguel Mariano Gómez y Arias.
Tras quedar interrupto durante la dictadura machadista, una vez derrocada ésta, Roig de Leuchsenring fue repuesto el 22 de noviembre de 1933 en esa función hasta su nombramiento como Historiador de la Ciudad de La Habana.
Este último cargo venía adscrito al Despacho del Alcalde, pero por decreto de 1936 quedó incorporado al Departamento de Cultura, si bien sería autónomo completamente. En 1947 –cuando fue suprimida esa dependencia municipal–, la Oficina del Historiador de la Ciudad quedó incorporada al Departamento de Educación, hasta que ese mismo año fue adscrita directamente a la Alcaldía.
Las dependencias que integraron desde un inicio la Oficina del Historiador de la Ciudad, fueron las siguientes:

• Dirección

• Archivo Histórico Municipal Habanero

• Biblioteca Histórica Cubana y Americana Francisco González del Valle

• Publicaciones

• Museo Municipal de la Ciudad de La Habana


LOCALES EN QUE FUNCIONÓ LA OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA CIUDAD DE LA HABANA EN ÉPOCA DE EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING (1938–1964)

Primer local (Planta baja del Palacio Municipal)
Fue inaugurado el 11 de junio de 1938 por el alcalde doctor Antonio Beruff Mendieta al fundarse ese día la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que quedó así instalada en dos salones de la planta baja del Palacio Municipal. Este mismo día fueron inaugurados: el Archivo Histórico Municipal Habanero y la Biblioteca Histórica Cubana y Americana.
Fue ésta la primera sede de la que pudo disponer el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring para llevar a cabo sus labores historiográficas, estableciendo contacto diario directo con el público curioso o estudioso de estas disciplinas, pues hasta entonces sólo le era posible realizarlo mediante la publicación de los Cuadernos de Historia Habanera, iniciada en 1935.
Al acto inaugural de la Oficina asistieron numerosos representantes del mundo intelectual, entre ellos, el doctor Tomás de Jústiz, Presidente de la Academia de la Historia de Cuba; los miembros titulares de la misma, doctores Francisco de Paula Coronado y Emeterio S. Santovenia; el doctor José María Chacón y Calvo, Director de Cultura de la Secretaría de Educación; el ingeniero Mario Guiral Moreno y el doctor Julio Villoldo, fundadores como director y administrador, respectivamente, de la revista Cuba Contemporánea.

Segundo local (Entresuelo del Palacio Municipal)
El 29 de diciembre de 1941, por disposición del Alcalde Municipal Dr. Raúl G. Menocal, se trasladó la sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad a otros locales más amplios y adecuados en el entresuelo del propio Palacio Municipal. Coincidió este traslado con la publicación de otro título perteneciente a la Colección Histórica Cubana y Americana: las Poesías Completas de José María Heredia, en homenaje al centenario de la muerte del poeta. A esa obra se refirieron el doctor José María Chacón y Calvo, entonces Director de Cultura del Ministerio de Educación, y el doctor Francisco González del Valle, Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales que presidía desde su fundación el Dr. Roig de Leuchsenring.

Tercer local (Palacio de Lombillo, Plaza de la Catedral)
Por iniciativa del Alcalde Municipal Sr. Nicolás Castellanos Rivero, el 22 de diciembre de 1947 fue instalada la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en el Palacio de Lombillo, frente a la Plaza de la Catedral. Aquí se dotó también de un local propio –anexo a la Oficina– al Museo Municipal de la Ciudad de La Habana, creado en 1942 por el Ayuntamiento a solicitud del Dr. Roig de Leuchsenring.
Tras las palabras del Alcalde, en el acto inaugural de esta sede se hizo entrega por el Presidente de la Sociedad Colombista Panamericana p.s.r., Dr. Ricardo Gutiérrez Lee, del Diploma de Honor que dicha institución otorgó al Dr. Emilio Roig de Leuchsenring en reconocimiento de su labor de rescate y conservación de los valiosísimos fondos que atesoraba el Archivo Histórico Municipal Habanero.
A continuación se develó un retrato del historiador cubano Dr. Francisco González del Valle, quien hasta su muerte –ocurrida en 1942– ocupó la vicepresidencia de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales.
El Obispo de Cienfuegos, monseñor Eduardo Martínez Dalmau, también Socio de Honor de dicha Sociedad, hizo un elogio de los «altos merecimientos» del Dr. González del Valle, cuya imagen –traslada al lienzo por el artista Enrique Caravia– habría de presidir desde entonces la Biblioteca Histórica Cubana y Americana que lleva su nombre.


 ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL HABANERO
A fin de salvaguardar lo más valioso que aún quedaba en el Archivo General del Municipio –por decreto número 9, de 3 de agosto de 1937–, el Alcalde Dr. Antonio Beruff Mendieta creó el Archivo Histórico Municipal a sugerencia del Historiador de la Ciudad de La Habana. Así, bajo la custodia del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, quedaron la colección de las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, la de las Actas de la Junta Municipal de La Habana y la de Reales Cédulas trasuntadas, así como otros documentos de carácter y valor histórico.
El Archivo Histórico comenzó a funcionar desde el 25 de septiembre de 1937, pero fue inaugurado oficialmente por el Alcalde Beruff Mendieta el mismo día de la fundación de la Oficina del Historiador de la Ciudad: el 11 de junio de 1938, en los bajos del Palacio Municipal.
En 1941, durante la administración municipal del Alcalde Dr. Raúl G. Menocal, fue trasladado a más amplios locales del entresuelo de dicho Palacio. Y, desde el 22 de diciembre de 1947, fue instalado en el Palacio de Lombillo.


BIBLIOTECA HISTÓRICA CUBANA Y AMERICANA FRANCISCO GONZÁLEZ DEL VALLE
Esta Biblioteca fue inaugurada al mismo tiempo que el primer local asignado a la Oficina del Historiador de la Ciudad, el 11 de junio de 1938, con asistencia de las más destacadas personalidades del mundo intelectual.
Para conformar los fondos de la nueva institución, los socios de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, que presidía el Dr. Roig de Leuchsenring, pusieron sus bibliotecas particulares al servicio público, aunque cada uno conservaba la propiedad de las obras facilitadas.
Al trasladarse la Oficina hacia mejores locales en 1941, los del entresuelo del Palacio Municipal, el Dr. Roig de Leuchsenring llevó de modo permanente a la Biblioteca Histórica Cubana y Americana nuevos fondos de su biblioteca particular, acción que fue secundada por 18 miembros de la asociación Amigos de la Biblioteca Nacional; aparte de las demás prestaciones de los otros miembros titulares de la mencionada Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales.
Por su parte, el historiador Francisco González del Valle, al morir en 1942, donó a la Biblioteca en su testamento literario todos los libros cubanos y sobre Cuba de su propiedad, así como buena parte de su archivo privado. Como reconocimiento a esa contribución, el 11 de agosto de 1944 se acordó darle su nombre a la Biblioteca Histórica Cubana y Americana.
Y al dejar inaugurados los nuevos locales de la Oficina del Historiador de la Ciudad en el Palacio de Lombillo, el 22 de diciembre de 1947, fue develado un retrato de González del Valle, obra del pintor Enrique Caravia, que donó su viuda.
Poco después, el Sr. Valentín García, dueño de la librería Minerva, en esta capital, ofreció a la Biblioteca todas aquellas obras que no se encontrasen en las bibliotecas particulares de los intelectuales que habían hecho de ellas prestación generosa para uso y estudio de los interesados.
En junio de 1948, la Biblioteca recibió un cuantioso y rico donativo, especialmente en obras cubanas, del Dr. Raúl de Zárraga.Y en distintas ocasiones fue enriquecida con aportes de obras cubanas e hispanoamericanas, por el señor Víctor M. Heres.
Además de las salas dedicadas a obras cubanas e hispanoamericanas, norteamericanas y españolas en relación con Cuba y el resto del Continente, la Biblioteca poseía una sala de Hemeroteca, en la que figuran colecciones de revistas de Cuba en particular, y de América y España, en general.
Tanto la Biblioteca como la Hemeroteca fueron totalmente clasificadas y catalogadas, así como también las bibliotecas particulares que conservaban en sus domicilios los miembros de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales.
El Dr. Emilio Roig de Leuchsenring puso igualmente a disposición del público sus varias colecciones facticias de biografías de cubanos y extranjeros relacionados con Cuba; de documentos, datos y antecedentes de la historia de Cuba durante la época colonial y durante la lucha por la independencia, y en la época republicana; y de acontecimientos internacionales, congresos y reuniones americanistas y mundiales. Y, por último, su colección iconográfica de cubanos y extranjeros.


PUBLICACIONES
Inmediatamente que el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring fue nombrado Historiador de la Ciudad de La Habana en 1935, se interesó por dar proyección popular a las funciones de su cargo, divulgando –en forma asequible a todos– el conocimiento de la historia de nuestra capital; y a ese efecto sugirió al Alcalde Municipal, que era entonces el doctor Guillermo Belt, la conveniencia de que se publicaran por el Municipio obras breves, claras, sencillas, de distribución gratuita, sobre temas históricos locales.
Estas ediciones fueron:

Cuadernos de Historia Habanera: Serie consagrada «a divulgar popularmente, con fines educativos y culturales, la historia del Término Municipal de La Habana, tanto en lo que se refiere a acontecimientos acaecidos en el mismo, a lugares, edificios o monumentos de interés y valor histórico, como igualmente a conmemorar y a enaltecer la vida y la obra de personalidades habaneras de significación y prestigio relevantes en las letras, las ciencias, las artes y la enseñanza o que más hayan figurado como benefactores públicos o como mantenedores y defensores de la libertad e independencia de Cuba».
Apareció en 1935 y continuó ininterrumpidamente hasta 1962 en volúmenes de 80 a 200 páginas cada uno, y cada título tuvo una tirada de 1000 ejemplares que se distribuían gratuitamente entre quienes lo solicitaban como contribución del Municipio de La Habana a la cultura popular. Su primer título fue Homenaje al ilustre habanero Pbro. Dr. José Agustín Caballero y Rodríguez en el centenario de su muerte (1835–1935), y el último, número 75, Tradición antimperialista de nuestra historia, en 1962.

Colección de Documentos para la Historia de Cuba:
En esta colección se publicaron las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana en tres tomos de 300 páginas que contienen la transcripción íntegra de los Libros del Cabildo correspondientes a determinados períodos, precedidos de un estudio histórico y con reproducciones fotográficas de documentos, grabados y retratos de la época.

• Tomo I: En 1937 se publica en dos volúmenes que contienen la trascripción de 233 actas del Cabildo, y otros 18 documentos, correspondientes a los años 1550–1565, en trascripción literal de la versión trasuntada. El primer volumen comprende un estudio preliminar sobre la historia de las Actas y su trasuntación en el siglo XIX, realizado por Raquel Catalá, así como un extenso estudio redactado por el propio Roig de Leuchsenring sobre la historia de La Habana desde su fundación hasta 1550, fecha a partir de la cual se conservan los libros del Cabildo.

• Tomo II: Aparece en 1939, contentivo de las 233 actas que se conservan de los años 1566 a 1574, y 35 documentos adjuntos, también en trascripción literal de la versión trasuntada, aunque señalando errores y omisiones advertidos en esta última por cotejo con el original del siglo XVI.

• Tomo III: En 1946 se publica el tercer y último tomo, esta vez con una fiel trascripción directa del original de las 109 actas comprendidas entre 1575 y 1578, gracias al concurso del experto paleógrafo Jenaro Artiles, quien gozaba de reconocido prestigio por su labor en el Ayuntamiento de Madrid, cuyas Actas Capitulares había trasuntado junto al profesor Agustín Millares Carlo, considerado uno de los precursores de la Paleografía en España.

Historia de La Habana, I: Al aparecer el tomo primero de las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring acometió también la publicación de esta Historia de La Habana, teniendo como fuentes principales los documentos existentes en los archivos españoles publicados y las propias Actas del Cabildo habanero. Este primer y único volumen, publicado en 1938, abarca en sus 28 capítulos desde la época colombina, con antecedentes relativos a la provincia india de La Habana, y los primeros años de la conquista y colonización hasta 1565. Fue publicada en el mismo formato de las Actas Capitulares, con más de 200 páginas y 14 láminas.

La Habana. Apuntes históricos: Aparecida en 1939 con el mismo formato de las Actas Capitulares y 112 páginas –igualmente en dos ediciones: la una en papel antique, y adornada con 12 láminas, y la otra en papel gaceta sin láminas–, esta monografía inserta la mayor parte del material publicado por Roig de Leuchsenring en Historia de La Habana, al que añade una serie de apuntes sobre la evolución de determinados aspectos de la ciudad (acueductos, teatros, cementerios, fortificaciones…), y otros acerca de ataques a La Habana en los siglos XVIII y XIX por potencias enemigas de España. Examina además la contribución de la ciudad habanera al movimiento de la independencia cubana, y termina con una exposición de los servicios que presta el Municipio cubano.
Según reconociera en su momento Roig de Leuchsenring: «esta obra, como ya queda indicado al referirnos a la Historia de La Habana, contiene errores históricos en lo referente a los aborígenes cubanos y el lugar de desembarco de Colón en su primer viaje, rectificados ya por las investigaciones historiográficas posteriores a la fecha en que fue publicada».
Una segunda edición aumentada de esta obra fue publicada por el Consejo Nacional de Cultura en 1963 y 1964 como parte de la Colección Histórica Cubana y Americana.

El Escudo Oficial del Municipio de La Habana: También con el mismo formato de las Actas Capitulares, apareció en 1943 esta obra en papel antique, con 156 páginas, 22 láminas y un frontispicio que contiene el estudio «El Escudo de La Habana; consideraciones relativas a las armas y ornamentos usados antiguamente y en la actualidad por el Ayuntamiento de La Habana», por el Dr. Ezequiel García Enseñat. Complementan el volumen todos los documentos oficiales referentes a la fijación y adopción del nuevo escudo de la Ciudad por el Ayuntamiento habanero.

Colección Histórica Cubana y Americana: Colección de interés historiográfico integrada por obras de suma importancia. Comenzó a publicarse en 1938 en volúmenes de no menos de 300 páginas y en papel antique. El primer volumen Curso de Introducción a la Historia de Cuba –publicado también en Cuadernos de Historia Habanera– fue un homenaje de la Ciudad de La Habana a los Delegados al Primer Congreso Panamericano de Municipios que se celebró en La Habana del 14 al 19 de noviembre de 1938; contiene todas las lecciones del curso que, organizado por el Instituto Popular del Aire, con la colaboración del Historiador de la Ciudad, se radió bajo los auspicios de la Administración Municipal durante los años 1936–1937.
Esta colección se publicó hasta 1963.
 Homenajes a próceres cubanos: Iniciadas en 1948, estas ediciones «se dedican a homenajear a los preclaros cubanos que de modo sobresaliente se han destacado en la historia por su relevante personalidad intelectual y patriótica». Fue iniciada con la figura de Manuel Sanguily a propósito del centenario de su natalicio.

Homenajes a próceres hispanoamericanos: Esta colección se propuso «enaltecer la memoria de aquellos hijos de las patrias hermanas de Nuestra América que laboraron, durante los tiempos coloniales, en pro de la libertad e independencia de nuestra patria». Sus volúmenes fueron publicadosen 1948, el primero de ellos dedicado a «la esclarecida personalidad del fraternal amigo de Martí, Federico Henríquez Carvajal, al cumplir el ilustre hijo de Santo Domingo cien años de vida al servicio de la causa antillana e hispanoamericana».

Colección del Centenario de Martí: Cinco libros publicados en 1953 para conmemorar el centenario del nacimiento de Martí, «con el propósito de divulgar popularmente los trabajos periodísticos, cartas, discursos, manifiestos y proclamas que constituyen lo fundamental de su obra política y revolucionaria, y contienen, además, consejos, advertencias y enseñanzas que deben ser considerados como doctrina permanente de nuestra República e ideario americanista e internacionalista».
Cada uno de los volúmenes lleva en la cubierta un retrato de Martí, dibujado a pluma por Enrique Caravia.

Colección del Bicentenario de 1762: Publicada en 1962, esta colección es una reedición de las principales obras históricas dedicadas a la toma de La Habana por los ingleses en 1762.


MUSEO MUNICIPAL DE LA CIUDAD DE LA HABANA
Fue fundado por iniciativa del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, quien al inaugurar la sesión celebrada el día 17 de diciembre de 1940 por la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, logró que ésta acordase pedir al Alcalde Municipal Dr. Raúl G. Menocal la creación de dicho museo.
En sesión ordinaria del 13 de agosto de 1942, el Ayuntamiento de La Habana acordó crear el Museo Municipal de la Ciudad de La Habana, e investir como director del mismo al Historiador de la Ciudad y Presidente de la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros.
Inmediatamente después de quedar en vigor el acuerdo del Ayuntamiento, fue abierto su primer salón, único de que podía disponerse en los locales donde en el entresuelo del Palacio Municipal, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, se encontraba instalada la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Para ese momento, ya Roig de Leuchsenring tenía recogido numerosos objetos de valor histórico y artístico de La Habana en particular y de Cuba en general, que representaron los primeros fondos del Museo, con vistas «al empeño de que el Municipio de nuestra ciudad capital poseyese un Museo propio, aparte del Museo Nacional y los de Bellas Artes y otras especialidades nacionales o particulares que en aquélla existieran».
La mayoría de los objetos museables fueron adquiridos por donación de dependencias del Estado y del Municipio, por instituciones y por particulares, y algunos por compra con el crédito general de que disponía en los presupuestos municipales la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Al ser trasladada la Oficina, el 22 de diciembre de 1947, al Palacio de Lombillo, pudo ser ampliado notablemente el Museo, dedicándosele varias salas de dicho edificio.



Fuentes :
Roig de Leuchsenring, Emilio: Veinte años de actividades del Historiador de la Ciudad de La Habana: 1935–1955. La Habana, Municipio de La Habana, 1955. 5 v.

García Carranza, Araceli: Biobibliografía de Emilio Roig de Leuchsenring. La Habana, Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional José Martí, 1986.
 
Restauración de identidades
Como un todo instalativo se nos presenta esta exposición, que tuvo como base la siguiente interrogante: ¿puede anticiparse una respuesta artística de identidad una acción comunicativa que nos identifique con el habanero de los siglos venideros?

Con la misma vocación con que la arqueología decodifica los vestigios del pasado en los antrosoles del Centro Histórico, a Leo D'Lázaro {mosimage}le interesan las señales de identidad que podrían distinguir a los actuales habitantes de la Habana Vieja desde la distancia de un hipotético futuro.
Sólo que, en su caso, se trata de las evidencias dispersas en el flujo de nuestra cotidianidad más acuciante, en la fugacidad de ese instante que es ahora mismo pero que ya se fue; ese instante que sólo puede quedar atrapado en los objetos más simples: desde una teja caída hasta un fragmento de capitel; desde una lata de refrescos vacía hasta un electrodoméstico desecho.
En la calle O'Reilly tiene el artista su taller personal: abierto al gentío que diariamente se traslada por esa vieja arteria citadina. Así, observando ese ir y venir, se fue gestando esta exposición a partir de la siguiente interrogante: ¿puede anticiparse una respuesta artística de identidad, una acción comunicativa que nos identifique con el habanero de los siglos venideros?
Lejos de pretender una respuesta, D'Lázaro mantuvo en suspenso dicha pregunta para ingeniarse esta muestra que, con el título de «Restauración de identidades», reflexiona alegóricamente sobre el destino de la ciudad y su gente.
Sensible a las labores de restauración del patrimonio edificado, el artista se preocupa por el incidir de éstas sobre el habanero de a pie, pues su intención es llamarnos la atención sobre la restauración de voluntades, de anhelos, de experiencias, de hallazgos... Sobre la ilusión de que en alguna forma seremos recordados en nuestro vínculo con esta ciudad que amamos. {mosimage}De ahí la hermosa alegoría a manera de figura antropomórfica que, extendiendo sus brazos, contiene el mapa de la urbe como parte de su anatomía.
Ella incita al espectador a tener en cuenta que, si bien la Habana Vieja es nuestro hábitat, de alguna manera la ciudad también pervive gracias a sus habitantes, a la memoria significada en los objetos que nos sobrevivirán por siempre.


(Palabras al catálogo de la muestra «Restauración de identidades», del artista Leo D'Lázaro)
 

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