En horas de la tarde de este 18 de mayo, el poeta y ensayista Cintio Vitier recibió el Premio de la Latinidad 2005 que, como cada año, se le concede a una destacada personalidad de la cultura cubana.
El homenaje tuvo lugar en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en presencia de prestigiosos exponentes de la cultura cubana, incluida su esposa Fina García Marruz, que reconocen la herencia latina en la obra de este intelectual, un defensor y cultor –además– del legado martiano. La velada contó con la presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura, y de los escritores Pablo Armando Fernández, Lisandro Otero y Ambrosio Fornet.
«La latinidad en la obra de Cintio está absolutamente en todo. Yo creo que es uno de esos intelectuales nuestros que llevan esa herencia cultural a flor de piel», aseguró al hablar en la ceremonia Abel Prieto. Momentos antes, la directora de la Unión Latina en Cuba, Ana María Luettgen, había referido los motivos que condujeron a conferir esta distinción al reconocido intelectual que –dijo– ha defendido nuestras raíces culturales en más de una oportunidad. Además del diploma, el premio incluye una pieza escultórica en bronce y semiovalada, realizada por el artista Adolfo González. De igual manera, Cintio recibió una obra del pintor villaclareño Noel Guzmán Bofill, quien se la obsequió en nombre de los que fueran amigos entrañables del homenajeado: Saumel Feijóo y Cleva Solís.
Al agradecer tales muestras de gratitud, Cintio habló y leyó un texto que da fe de algunas vivencias y nombres que incidieron en su
formación. No faltó la lección martiana, necesaria para evidenciar las fuentes de la herencia latina en toda su obra, la cual pasa por los grandes valores que parten del legado de Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, José Lezama Lima... En su opinión, sin estos antecedentes, sería imposible hablar de su vida y labor intelectual, continuadora de la de esos maestros de la cultura nacional.
«La defensa de la latinidad es nuestra defensa de la identidad», dijo Cintio, al referirse a la necesidad de la preservación de nuestra cultura latina e hispánica y que, en su caso, también le debe a otros grandes poetas como Rimbaud y Vallejo.
Al concluir Cintio, comenzó el concierto de homenaje en el que actuaron sus hijos –los guitarrista y pianista, respectivamente, Sergio y José María– y el cantautor Amaury Pérez Vidal.
Una vez más, recibía otra personalidad el Premio de la Latinidad, galardón que es conferido en cada uno de los más de 30 Estados pertenecientes a la Unión Latina, organización intergubernamental que reúne a las naciones de lengua oficial o nacional romance. Fundada en 1954 para promover estas lenguas y culturas, la Unión Latina celebra el Día de la Latinidad cada 15 de mayo. Su sede cubana radica desde 1995 en la Casa Garibaldi, ubicada en el callejón de Jústiz, en la Habana Vieja.
Antes de Cintio Vitier, recibieron este premio: Rosario Novoa (2001), Graziella Pogolotti (2002), Luisa Campuzano (2003) y Eusebio Leal Spengler (2004).