Vuelve a hacerse realidad
El Pelícano de la Bahía de La Habana, cual reto perenne de llegar a ustedes bajo el principio de que ningún esfuerzo resulta inútil cuando tanta obra hermosa y noble queda por andar.
Respondiendo a la petición de muchos lectores, este número continúa brindando artículos de marcado carácter histórico y social que nos permiten, desde la distancia impuesta por el tiempo, acercarnos a varios momentos de la Bahía y sus alrededores durante la época colonial.
Al ya remoto esplendor de la industria naviera en el siglo XVIII se dedica «El Real Arsenal de la Habana», acompañado con ilustraciones de grabados antiguos que nos arrojan detalles sobre la rada habanera cuando aún no se le había ganado tanto espacio por el lado de tierra.
«Delincuencia y marginalidad en torno al puerto habanero a fines del siglo XIX» aborda un momento crítico de la capital, en las postrimerías del gobierno colonial español, ofreciéndonos detalles poco conocidos de la vida cotidiana de entonces.
La acostumbrada entrevista corresponde esta vez al historiador y sociólogo Armando Fernández, quien se ha dedicado por más de dos décadas al estudio de las relaciones entre sociedad y medio ambiente. Entre otros temas, este destacado especialista aborda la formación de una cultura participativa en Cuba, con tres experiencias puntuales a modo de ejemplo: el movimiento de Agricultura Urbana, los Proyectos Comunitarios y los Talleres de Transformación Integral del Barrio, estos últimos creados y asesorados metodológicamente por el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital.
Las ventajas del pliego central en cuatricomía se han aprovechado para desplegar un hermoso testimonio gráfico del Castillo de los Tres Reyes del Morro, que hemos reproducido gracias a la cortesía de la revista
Opus Habana, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad. Ese reportaje visual incluye imágenes tomadas a ras de mar desde una embarcación que se acercó al morro sobre el cual se erige esa espectacular fortificación, proyectada por el ingeniero militar italiano Bautista Antonelli a fines del siglo XVI.
También se da noticia a todo color de la inauguración del Centro de Documentación Antonio Núñez Jiménez, creado por el GTE-BH en su propia sede como un espacio de aprendizaje, de diálogo permanente, donde niños, jóvenes y adultos puedan elevar su cultura general y ambiental.
A continuación, se ofrece una reseña de las palabras pronunciadas por el Dr. José Antonio Díaz Duque, Viceministro del CITMA, durante la presentación del número anterior de
El Pelícano... (Año 1, No. 2, diciembre 2004) en el claustro sur del Convento de San Francisco de Asís.
«
El Pelícano... no aspira, sino que ya ha logrado insertarse dentro del estrecho círculo de las publicaciones nacionales referidas a los temas ambientales...», aseveró Díaz Duque para beneplácito nuestro tras hacer un pormenorizado recuento del contenido de la publicación.
Sobre dos importantes acciones que acomete el GTE-BH puede conocerse gracias a los trabajos «Proyecto Patio Comunitario» y «Georeferenciando la reforestación».
El primero testimonia una singular experiencia en materia de participación y educación ambiental a partir de un rubro tan necesario para la ciudad, la localidad y la ciudadanía: el desarrollo de la agricultura orgánica sostenible.
El segundo ilustra el alto grado de responsabilidad con que se emprende una tarea perentoria: la reforestación de la Cuenca Tributaria de la Bahía de La Habana, para lo cual se ha hecho uso del Sistema de Información Geográfica.
Por último, las secciones habituales: Concurso, Humor Ecológico, Noticias y Crucigrama.
Esperemos que este nuevo número de
El Pelícano... cumpla con las expectativas que han creado las tres ediciones anteriores.
Con su comunicación constante e interés permanente, ustedes hacen que nuestro empeño se multiplique para satisfacer las más variadas exigencias en forma y contenido.
(Editorial publicado en el nº 1 de 2005 de la revista El Pelícano de la Bahía de La Habana)<align=rigth>