Publicada por primera vez en Cuba en 1967 –antes, en 1966, en Buenos Aires, Argentina– vuelve a salir a la luz por Ediciones Boloña (Oficina del Historiador de la Ciudad),
Pasión de Urbino, novela de
Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura 2002.
En el patio del Palacio de Lombillo, el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, y Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, presentaron el 24 de octubre la nueva impresión de esta obra que en 1965 le valiera a su autor mención en el Concurso Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral, de Barcelona, España.
«Esta novela que revela muchas aristas de la condición humana, fue oportuna en su momento, porque estaba en el fin de los tiempos precedentes. Y la
Pasión... ponía como un capítulo final a una historia social en la cual los personajes encarnan más que a ellos mismos, a familias y situaciones que han trascendido en la literatura cubana», expresó Leal Spengler.
Por su parte, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes aseguró que Lisandro no cuenta una historia real, pero sí parte de una historia real. «El personaje que da vida al padre Urbino existió realmente y yo lo conocí. Fabiola fue una señora real, que yo también conocí. La novela es una rareza deliciosa sin ser un divertimento, porque uno de los protagonistas muere tres veces».
Asimismo hicieron uso de la palabra Vitalina Alfonso, editora del volumen, y el propio escritor, quien explicó que
Pasión de Urbino debe su vida, en primer lugar, a Haydee Santamaría, que compartió conmigo el contenido de unas cartas que había hallado en una mansión abandonada de la alta burguesía habanera. La seducción conmovedora de aquellas misivas me motivaron a leerlas de un tirón. Haydee me había sugerido que con aquel material podía realizarse un buen relato».
Según sus palabras, «con la novela pretendía hacer una defensa de la inocencia intuitiva, de los valores de lo impremeditado, y por tal, contra la inflexibilidad del canon. Deseaba experimentar con las posibles alternativas del ser, dejando un final abierto donde el lector pudiera escoger.
»
Pasión de Urbino surgió como un deseo de explorar vías más experimentales dentro de una narrativa de mayores audacias estructurales. La novela muestra la importancia del mundo de las posibilidades con tres líneas de desarrollo narrativo paralelas y desenlaces diferentes. Constituye un experimento con el tiempo circular y con las alternativas posibles del destino. Escribí un relato con la modalidad de la serpiente que se muerde la cola. Intenté evadirme de mi sujeción o realismo historicista, que había dominado hasta entonces mi producción novelística.
»Fue un paso de madurez que me liberó de mis influencias iniciales de la narrativa heroica latinoamericana. Los nuevos aires de estilo se conjugaron bien dentro de mi incipiente prosa. En
Pasión de Urbino solté las amarras y me emancipé buscando otras atmósferas que me sirvieron óptimamente. Lo que aprendí escribiéndola me ha servido mucho después».
Ilustrada expresamente para la ocasión por el dibujante y pintor Roberto Fabelo, en el relato –estructurado en dos partes de 13 y 9 escenas respectivamente– «encontraremos una historia de amores, de pugnas por liberar y castrar deseos, y donde la particular concepción del bien y el mal definirá la identidad y los destinos de las distintas criaturas literarias que magistralmente ha concebido Lisandro Otero», según la nota de contracubierta.
Realza esta entrega de Ediciones Boloña, cuyo texto ha sido revisado reciente y exhaustivamente por el autor, dos estudios inéditos a manera de prólogo y epílogo, de los ensayistas Jaime Mejía Duque (Colombia) y Manuel García Verdecia (Cuba).
Literato, diplomático y periodista, Lisandro Otero (La Habana, 1932) ha publicado hasta la fecha 20 títulos dentro de los géneros de la novela, el ensayo, el testimonio y el periodismo.
Su obra ha sido traducida a 14 idiomas y ha obtenido innumerables distinciones, entre las que destacan –además del mencionado Premio Nacional de Literatura– el Premio Nacional de Periodismo de México, el Premio Casa de las Américas (novela), el premio de la Crítica en dos ocasiones y el grado de Oficial de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa.
Actualmente es editorialista de la Organización Editorial Mexicana y Director de la Academia Cubana de la Lengua.