Con el comienzo del Taller Internacional de Patrimonio Histórico-Documental de la Música en Hispanoamérica, ha llegado a Cuba el prestigioso productor musical y compositor norteamericano Michael Fine. Durante este evento, en el espacio de conciertos Habana Clásica, serán interpretadas algunas de sus obras, entre las cuales se incluye el estreno mundial de la pieza Tokyo Rain para violonchelo y piano, que será ejecutada por el violinista Nikolay Shugaev y el pianista Marcos Madrigal.
«El verdadero arte del compositor es ser honesto consigo mismo. (...). Es un momento intensamente personal, cuando me siento a componer... en ese instante yo desaparezco». expresó Michael Fine.
Con el comienzo del Taller Internacional de Patrimonio Histórico-Documental de la Música en Hispanoamérica, ha llegado a Cuba el prestigioso productor musical y compositor norteamericano Michael Fine. Durante este evento, en el espacio de conciertos Habana Clásica, serán interpretadas algunas de sus obras, entre las cuales se incluye el estreno mundial de la pieza Tokyo Rain para violonchelo y piano, que será ejecutada por el violinista Nikolay Shugaev y el pianista Marcos Madrigal.
A propósito de esta ocasión, Fine ofreció una entrevista exclusiva a Opus Habana, donde comenta detalles de sus participación en el Taller y sus opiniones sobre esta visita a la Isla.
¿Qué impresión tiene del intercambio que ha sostenido con los músicos cubanos como parte del Taller Internacional de Patrimonio Histórico-Documental de la Música en Hispanoamérica?
Para todos nosotros en Europa, Cuba es uno de los países del mundo que se caracteriza por ser profundamente musical. Desde este punto de vista cabría preguntarse entonces… ¿Qué podemos brindarles? Pudiéramos compartir con ustedes nuestro universo musical. En la misma medida, esta sería una oportunidad única para aproximarnos y entender su forma de acercarse a la música. Son un pueblo tan natural ante lo sonoro, que es habitual distinguir en la calle cómo se mueven y ríen de manera musical… Pienso que esa es la perspectiva que necesitamos, porque en Estados Unidos somos muy profesionales y en ocasiones perdemos el alma de la música. Ustedes tienen ese espíritu, que es mucho más importante. Hoy tuve la oportunidad de escuchar a un joven chelista, era muy talentoso… pensé que realmente tienen mucho más para ofrecer que nosotros. Lo digo con toda franqueza, en Cuba tienen la honestidad, la integridad y la verdadera alma.
Las personas que conozco y han venido a la Isla, regresan con el ritmo en sus corazones. Es una experiencia realmente maravillosa. Estaba un poco nervioso sobre qué esperar cuando llegara. Nunca había estado aquí. Ahora, todo lo que sé, es que quiero volver para escuchar a las personas haciendo música, bailando… no hay muchos lugares en el mundo donde el pueblo tenga una poética interna tan musical.
Entonces nosotros, los músicos, también queremos estar donde la música se toca con el corazón… eso es un gran complemento.
Durante su estancia en Cuba, ¿pretende impartir clases a jóvenes intérpretes?
Escribir música es algo muy personal. Uno puede ayudar con consejos prácticos sobre obras que son difíciles de interpretar o comentar lo que piensas sobre ellas. Pero escribir música viene de una parte más complicada del cerebro, que escucharla. Como compositor, uno comete muchos errores, pero no es hasta cuando lo interpretas que te das cuenta que está realmente mal. Eso es lo que podría enseñar, bueno o malo.
Usted además de productor musical es compositor, ¿cuál es su perspectiva sobre la creación musical?
Se puede ser un compositor práctico y escribir sobre situaciones que les ocurren a las personas a lo largo de la vida, aunque ello no sea lo que realmente tienes en el corazón. Realmente lo importante, es ser un compositor honesto.
En cuanto a la obra, un hecho grandioso es cuando entregas la partitura a los intérpretes y la ejecutan a su manera. Ellos tienen mucho que decir sobre la pieza que están leyendo, y en muchas ocasiones eso es más interesante. El pasado año escuché la ejecución de una de mis obras… y mientras la oía, pensaba: « ¿Yo escribí eso?»; el intérprete era tan íntegro, que encontró cosas que no sabía que estaban en la partitura. Todo este intercambio es muy personal. De la misma manera, cuando escucho una mala ejecución, pienso: «¿Es mi culpa?»
Entonces… ¿tanto las interpretaciones buenas como malas le aportan a su visión?
En Italia dicen traduttore-traditore que viene a significar, algo así como que traducir es falsificar. Cuando el artista está interpretando la obra, la está traduciendo. Yo escribo algo en el lenguaje de la música y después un chelo o en una orquesta tienen que traducirlo. Y esa traducción aunque no sea totalmente fiel, quizás es mejor.
El verdadero arte del compositor es ser honesto consigo mismo. ¿Cómo escuchar el sonido del mundo? Para mí la naturaleza es una gran influencia... la forma de cantar los pájaros. Me parece que los pájaros son tal vez los mejores músicos del mundo. Es un momento intensamente personal, cuando me siento a componer... en ese instante yo desaparezco.
Viviana Reina Jorrín
Opus Habana
En la extrema derecha, Michael Fine mientras disfruta de uno de los ensayos dirigido por el maestro Guido López-Gavilán. |