Vivimos de un modo caótico (...). No obstante, intentamos a través de la memoria escribir una especie de guión de nuestra vida (…) La memoria siempre acaba siendo una especie de pequeño caos.
José Sanchis Sinisterra.

 

La amnesia como pérdida de la identidad y la memoria puede ser entendida como un terrible mal. Sin embargo tiene a su favor la posibilidad de permitir el libre albedrío, la elección de un nuevo camino —a fin de cuentas todos cargamos en nuestro pasado algo que quisiéramos olvidar. Esta es una de las preocupaciones vitales que propone Flechas del ángel del olvido. La obra concebida recientemente, en el año 2004, pertenece a José Sanchis Sinisterra, dramaturgo, teórico y director teatral español —conocido en Cuba por textos como Ñaque o de piojos y actores, o El cerco de Leningrado—. Ha sido además publicado recientemente por  Tablas Alarcos en una compilación titulada: Vacío y otros textos teatrales.
Flechas del ángel del olvido es una pieza que hoy el grupo Gaia Teatro, dirigido por Esther Cardoso, presenta en su sede de Teniente Rey entre Cuba y Aguiar, los viernes, sábados y domingos en el horario de las ocho de la noche.
Una joven con síntomas de amnesia retroactiva ha sido encontrada herida, y trasladada a un centro especializado —creado para el caso— con el objetivo de atenderla. Por tal razón aparecen cuatro personas alegando poder identificarla como una chica diferente para cada uno… Esta es en esencia la fábula de la obra de Sinisterra. En cuanto a estructura se refiere, el texto se vale en su construcción de varios monólogos, en los cuales el locutor interpela a otro personaje presente en escena, pretendiendo con su discurso impulsar la acción dramática. Desde el punto de vista estilístico dialoga en su concepción con el teatro del absurdo y también con el simbolismo.
Las flechas del ángel del olvido se desarrolla  en la sala de espera de una institución improbable, una especie de clínica. A nivel escénico, el diseño que propone Erick Eimil Mederos, reinterpreta el minimalismo enarbolado por el autor, para producir una visualidad extrañante. Los vestuarios de Alejandro Calzada pretenden contribuir a caracterizar los personajes, mientras que la propuesta musical tiene el objetivo de apoyar las diversas situaciones. La puesta en escena cuenta con un elenco de jóvenes actores integrado por Ariadna Tejeda, Maité Galbán, Yadira González, Gleibis Conde, Marcel Méndez, Osley Prieto, y Alexander Díaz, de otra generación se presenta  también Esther Cardoso.
Gaia, a través del juego y la interacción con el espectador se acerca a un texto que plantea —desde el punto de vista actoral—, por un lado, el reto de los monólogos y por otro, los riesgos del silencio. Vuelve otra vez —como en su anterior Cocinando con Elvis— cuatro personajes arquetípicos: la hermana frívola, la lesbiana, el chulo y el soñador, son los candidatos en esta suerte de casting por llevarse a la joven.
Esta obra, tanto por sus caracteres como por el tratamiento de sus tópicos, logra una conexión con el universo de las máscaras y por tanto con Gaia Teatro: La máscara en sí misma ayuda al encuentro de la identidad, de todos los seres que uno puede ser, y es por ese camino, que el texto cobra vida en la propuesta del grupo.

 

Barbarella González Acevedo,
Crítica e investigadora teatral.