La búsqueda de documentos para profundizar en la historia de Cuba, depara no pocas gratificaciones, como esta carta inédita del Mayor General Calixto García.

Valiosos documentos para la historiografía cubana son atesorados por el Fondo Moses Taylor de la Biblioteca Pública de Nueva York.

«La victoria de Las Tunas» se titula esta
pintura mural de Armando Menocal,
colocada en una pared, debajo de la gran
cúpula del otrora Palacio Presidencial,
hoy Museo de la Revolución. Este
episodio de la última guerra independentista
(1895-1898) fue protagonizado por el
Mayor General Calixto García, bajo cuyo
mando los mambises lograron tomar ese
enclave militar español, el 28 de agosto
de 1897. Durante la Guerra de los Diez
Años (1868-1878), la región de Las Tunas
se mantuvo como baluarte de la República
en Armas y, durante mucho tiempo, allí
radicó el gobierno del Departamento de
Oriente, que Calixto García dirigiera. La
pintura destaca el significado redentor
del machete para los patriotas cubanos.

Han pasado más de cuatro décadas desde que los documentos de Moses Taylor (1806-1882), atesorados por la Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL), fueran
rescatados por Roland T. Ely tras un arduo y profundo trabajo de varios años. Sin embargo, muy lejano está aún el día en que se pueda decir que el estudio de dicho
fondo, en lo concerniente a Cuba, esté siquiera en un punto intermedio. Antes bien, una parte muy importante se encuentra prácticamente inexplorada.
Debido a la naturaleza de mi investigación actual, conducente a mi tesis doctoral, tuve la necesidad de hurgar en los disímiles documentos que integran esta colección.
De manera inteligente, la División de Archivos y Manuscritos de la citada NYPL tiene organizada la colección en siete series. Y cada serie, a su vez, organizada en cajas y volúmenes. En total, se trata de un fondo con 326 cajas y 1 167 volúmenes.
De esas siete series, la número Cinco destaca por su peculiar contenido, muy diferente del resto: para mi sorpresa pude constatar que se trata de un conjunto amplísimo de documentos relacionados con Cuba y con el movimiento independentista cubano entre 1868 y 1878.
La riqueza de los materiales hallados para la historia de la Isla era de tal magnitud que, a partir de ese momento, y durante otras muchas visitas realizadas a esa División
de Archivos y Manuscritos, me dedicaría a revisarla minuciosamente. Descubrí que los documentos asentados en esa serie Cinco del Fondo Taylor son, en su mayoría,
cartas manuscritas de cubanos y cubanas ilustres, patriotas, relevantes figuras de la Guerra Grande y del exilio cubano en Estados Unidos durante el siglo XIX. Otras
plasman las transacciones financieras con la compañía de Moses Taylor, de las que se encargaba mayormente Carlos del Castillo, interesante figura.
Este último y Manuel de Quesada, miembros de la Agencia Confidencial de la República de Cuba en el extranjero, estaban a cargo de la tramitación de fondos para
apoyar la Guerra Grande. De ahí que sus huellas aparezcan de modo recurrente en esta colección epistolar de extraordinario valor histórico documental.
En líneas generales, y para ilustrar al lector, digamos que la correspondencia asentada en la serie Cinco, denominada Cuban Independence Movement (Ten Years War), 1868-1878, se puede agrupar como sigue:
Cartas de Carlos del Castillo a diferentes cubanos del exilio y de la Isla.
Cartas personales de Carlos del Castillo a Ana Quesada de Céspedes.
Cartas de Carlos del Castillo a Moses Taylor.
Cartas de Carlos del Castillo al general Manuel de Quesada.
Cartas de Carlos del Castillo a Carlos Manuel de Céspedes.
Cartas de diferentes personas cubanas a Moses Taylor.
Correspondencia cruzada entre otros cubanos, tanto del exilio como de la Isla.
Serie de cartas dirigidas al Secretario de la Guerra, escritas desde el Cuartel General del Ejército de Oriente y firmadas por el Mayor General Calixto García Íñiguez,
quien da parte de los principales acontecimientos de la guerra protagonizados por los oficiales y soldados del Ejército Oriental bajo su mando.
Cartas al Secretario de la Guerra en Bayamo, del Jefe de Operaciones.
Serie de cartas dirigidas al Secretario de la Guerra desde Bayamo y firmadas por el Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz. Aparecen en forma de un diario de campaña, donde se relatan de manera extensa y detallada los acontecimientos cotidianos en el frente de batalla.
Difícil resultó escoger, entre correspondencia tan interesante, un original que permitiese al lector captar las virtudes y atractivos de la serie. Al fin seleccioné una
carta que destaca por sus valores histórico, anecdótico y documental. Se trata de la escrita y firmada por el Mayor General Calixto García Íñiguez, el 22 de abril de
1873, en su campamento de La Yaya, Cuartel General del Ejército de Oriente, dirigida al Secretario de la Guerra de la República de Cuba en Armas.
He de advertir que, si bien conservé al transcribir la ortografía y signos de puntuación utilizados por el Mayor General, no mantuve las abreviaturas de los cargos
de los oficiales mencionados. En aras de la legibilidad vertí la palabra completa; es decir, en vez de Cap., escribí Capitán; General por Gral., y así sucesivamente.
Como se podrá apreciar, se trata de un informe, un sencillo parte militar rendido a un oficial de la Guerra Grande, que pudiera considerarse rutinario o incluso burocrático. Sin embargo, condensa en sus casi 10 páginas manuscritas tres meses de combate en la Manigua Oriental y una Carga al Machete.
He aquí, pues, fragmentos de esta carta de gran valor e interés historiográfico.

 

Calixto García Íñiguez (Holguín,1839-Washington, 1898). Combatió en
las tres guerras independentistas
cubanas, en las que se destacó
por su arte para atacar y defender las plazas fuertes. El 6 de septiembre
de 1874, para no ser apresado, intentó
suicidarse en San Antonio de Baja. Gravemente herido, fue capturado y
sufrió prisión en España.
Al término de la última contienda, en 1898, escribió una carta de protesta al serle negado el ingreso a las tropas cubanas en Santiago de Cuba por el ejército interventor norteamericano.

Cuartel General del Ejército Libertador de Oriente
«La Yaya». Abril 22 de 1873.
C. Secretario de la Guerra.
Tengo el honor de comunicar a V. los partes de las
operaciones militares llevadas a cabo en el Departamento
de mi mando.
El General Manuel Calvar me dice lo siguiente: Con fecha 5 de Enero me comunica el Teniente Coronel Limbano Sánchez Jefe occidental del Ier Batallón de Holguín, haber atacado el día 4 del mismo mes el campamento de Bariay destruyendo parte del caserío y apoderándose de algunos efectos y reses sin haber tenido novedad. El enemigo debió sufrir algunas pérdidas en las salidas que intentó, habiendo sido rechazado.
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El 2 de Marzo reunidos en mi Cuartel General de Dos Ríos, parte de las fuerzas de Holguín al mando del General Calvar y los Batallones 1ro de Siguaní y 3ro de Cuba emprendí marcha acampando a una legua del pueblo de Siguaní , en cuyo lugar ordené al Teniente Coronel Wenceslao Saladrigas marchara con un Batallón y simulando un ataque al pueblo, repartiera proclamas, con objeto de atraer al enemigo fuera de sus fuertes y batirlos en [Caña…], donde los esperaba yo con el resto de la fuerza. Hízolo así el citado Teniente Coronel, retirándose después de tres cuartos de hora de fuego en el que tuvimos 7 bajas. El día siguiente ordené al Teniente Carlos Suarez que con cincuenta hombres pasara al potrero del Retiro situado a un cuarto de legua de Siguaní y extrajera todo el ganado que pudiera. Así lo verificó sin que el enemigo intentara perseguirlo, por lo cual di orden al General Calvar para que mandara al Teniente Coronel Limbano Sánchez al mismo potrero (único lugar donde tienen ganado los españoles en toda esa comarca) a extraer reses, quemar las cercas y matar los animales que no pudiera conducir. Salió el oficial el 6 y cuando después de concluida su operación se retiraba trayendo como cien reses recibió a quema ropas el fuego de una fuerza enemiga que lo esperaba emboscada en Las Guacamayas. Trabose el combate y después de tres cuartos de hora de fuego, dio ese jefe la orden de cargar al machete, poniendo en completa dispersión al enemigo que dejó treinta muertos en el campo, apoderándonos de 16 rémíngtons, 25 cananas, 1300 cápsulas y tres cornetas. Por nuestra parte tuvimos muertos al Subteniente Gustavo Díaz y seis heridos entre ellos al Capitán Pedro Vázquez, Teniente Agustín Moya y Subteniente Rafael Solís. A su regreso al campamento
destruyó esa misma fuerza parte de la línea telegráfica de Jaguaní a Bayamo.
El 7 volví a mi Cuartel de Dos Ríos, a esperar se me incorporara la fuerza de Guantánamo, lo que se verificó el 10; presentándose el 14 una columna enemiga que se
contentó con hacer cuatro disparos de cañón, retirándose precipitadamente. El Coronel Maceo dispuso ( pues yo no me encontraba en el campamento) salieran fuerzas a hostilizarlos, a cuyos efectos marcharon el Comandante Salvador Rosado y Capitán Rafael Maceo, persiguiéndolos hasta Baire Abajo, donde sostuvieron un fuego que duró como media hora, sin novedad por nuestra parte.
El 18 después que el Coronel Maceo marchara a destruir la línea telegráficas de La Caridad a Palma Soriano y que el General Calvar trasladara su Cuartel a Las Dos
Bocas, destacando 150 hombres que a las ordenes del Teniente Coronel Limbano Sánchez atacaran algunos de los fuertes de la línea oriental de Holguín, distrayendo
la atención del enemigo que reunía grandes fuerzas para operar sobre la zona que yo ocupaba. El 23 dos gruesas columnas atacaron al General Calvar que los esperaba
con cortas fuerzas apostado en Champa [no está claro el nombre] donde después de un vivo fuego que duró una hora cayó sobre la retaguardia del enemigo persiguiéndolo hasta Dos Ríos. Los españoles sufrieron muchas bajas, por nuestra parte un muerto y dos contusos.
El 25 atacó otra fuerte columna el campamento de Pedregalón a cargo del Coronel Bartolomé Massó [está escrito con doble “s”]. Poca fuerza tenía este jefe
pero sostuvo su posición valerosamente, replegándose hasta El Salto donde se incorporó al Cuartel General que solo tenía la Escolta de custodia. Sostuvose el combate por más de dos horas continuando el enemigo su marcha en dirección a Cuba. En esta acción tuvimos dos heridos y un contuso.
El 26 se me incorporó el Coronel Maceo que me dice lo siguiente: “En cumplimiento de sus ordenes he destruido 8 leguas de la línea telegráfica comprendida entre La
Caridad y Palma Soriano. A mi llegada al camino real, ya estaba preparado el enemigo porque había sentido un reconocimiento que envié al primer cantón citado. En
la madrugada del 22 ppdo [próximo pasado] comencé a destruir el telégrafo, a la vista de aquel campamento, sin que se echase fuera la guarnición a pesar de haber
enviado una guerrilla a foguear el caserío. Continué trabajando en la destrucción de la línea. Al llegar en la obra al frente del campamento El Descanso, nuestra descubierta hizo fuego a varios españoles que estaban fuera, y que, a eso se refugiaron a las trincheras. Al llegar al campamento de Arroyo Blanco hubo algunos disparos con un reconocimiento del enemigo, que huyó al fuerte dejando a su lado dos muertos. El enemigo no había salido ni una cuadra de sus atrincheramientos. Hubo un fuego regular y les tomamos dos caballos. Continué la operación hasta el Paso Real de Cauto. Se veía entrar en esos momentos en el pueblo de la Palma una grande columna de infantería y caballería (...)”
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El 30 se me incorporó el Teniente Coronel Limbano Sánchez y me dice el General Calvar lo que copio: “El Teniente Coronel Limbano Sánchez me da cuenta de la
operación que de orden de V. le mandé practicar en la línea oriental de Holguín. El referido Teniente Coronel determinó atacar el ingenio de Guabajaney verificándolo
del modo siguiente: El Capitán Miguel Masferrer con 20 rifleros ocupaba la vanguardia, apoyada esta por el 1er Batallón de Holguín, a cuyo frente iba el Teniente
Coronel Sánchez, dirigiéndose sobre las trincheras: el Comandante Ruiz se dirigió con sus fuerzas sobre la casa del botiquín: el Comandante Silva sobre la de depósito
y el Capitán Berrillo quedó encargado de la reserva. La embestida se hizo con valor y decisión hasta el extremo que los rifles de los nuestros se introducían por las aspilleras de la casa fuerte. El ingenio fue destruido en su totalidad, se extrajeron varias reses, 21 caballos y muchos efectos de valor, haciendo algunas bajas al enemigo. Por nuestra parte tuvimos seis heridos leves (...)”
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Incorporadas a este Cuartel General las fuerzas que sobre distintos puntos había enviado con objeto de distraer la atención del enemigo, emprendí marcha el 5
acampando el 6 en Camasán de cuyo lugar después de haber recibido los informes que necesitaba para la operación que proyectaba, salí el 8 y marchando por Guayabal, Mijial, Piedra Blanca, El Lirio, Perronal [no está claro el nombre del lugar] y Guayacán, caí sobre el pueblo de Auras en la madrugada del 10. Las fuerzas de vanguardia al mando del Coronel José Antonio Maceo ocuparon después de algún fuego las dos trincheras que defendían el poblado, huyendo el enemigo desordenadamente, dejando cinco muertos en una trinchera. Apoderado de todo el pueblo dispuse su destrucción, lo que se verificó por completo, reduciendo a
cenizas seis casas tiendas de mampostería y teja y un gran número de casas de guano. Tomé en la primera trinchera situada en la casa de Argudín, 6 remingtons, 28 carabinas, 3000 cápsulas y 12000 cartuchos y en la segunda situada en la Iglesia, 9 remingtons, 17 carabinas, 2000 capsulas y 8000 cartuchos. También ocupé en los varios establecimientos que se saquearon 420 machetes garantizados como 300 cuchillos y un considerable botín de ropa y víveres. Como había dado orden de no matar ningún cubano, como cincuenta prisioneros que hice los puse en libertad. Por nuestra parte tuvimos dos muertos y tres heridos.
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Conservado en la Biblioteca Pública de
Nueva York, el fondo documental de Moses
Taylor (1806-1882) contiene la correspondencia
de este poderoso banquero y comerciante
neoyorquino con los representantes del gobierno
de la República en Armas, que presidió hasta
octrubre de 1873 Carlos Manuel de Céspedes.
Taylor mantuvo durante aproximadamente
cinco décadas vínculos económicos y comerciales
con Cuba, especialmente en el rubro del
azúcar. Hay constancia de que su firma
comercial fungió como agente para el
movimiento libertador cubano durante la Guerra
Grande en la obtención de armamentos
y otros tipos de suministros.

Destruido también el caserío de Las Bocas, donde solo quedaron dos tiendas al lado de la trinchera que no quise atacar y después de recoger todo el ganado vacuno
y caballar en número como de doscientos animales sin que el enemigo quisiera salir de sus atrincheramientos; dispuse la retirada que se verificó pasando toda la
columna a menos de cuatrocientos metros del fuerte, sin que de este se atrevieran a hacer sino alguno que otro disparo. Llegué a la Aguada del Fraile a las cinco de la tarde acampando en este lugar.
En esta escursión C. Secretario se han causado al enemigo mas de $ 500,000 de perjuicio, se ha destruido una zona riquísima que los godos creían imposible de ser
atacada y se ha hecho comprender a los cubanos que viven allí, la falsedad de las noticias que propalan los españoles, para hacerles creer que la insurrección ha concluido. Todos los cubanos hechos prisioneros en la escursión fueron puestos en libertad, volviéndose los que así lo quisieron para sus casas e incorporándose a nuestras filas los que lo pidieron.
El 11 acampé en el Yarey de la Peña, marchando el 12 por la línea telegráfica de Maniabón que destruí en mas de 2 leguas, acampando en la Cana de San Antonio, en
este punto tuve aviso que una fuerza enemiga venia por mi retaguardia, por lo que determiné Presentóse esta en número como de 1000 hombres el 13 a la una del día siendo recibida por un nutrido fuego que le hicieron los comandantes Narciso Silva y Pablo Amabile que la detuvo media hora, generalizándose luego el combate que duró por mas de tres horas, logrando al fin el enemigo ocupar mi campamento en el que no permaneció un cuarto de hora, siendo hostilizado en su retirada por los Coroneles Sánchez y Crombet. Creo haberle causado bajas de consideración, teniendo en cuanta los grandes rastros de sangre que dejaban y lo precipitado de su retirada. Por nuestra parte tuvimos tres muertos y quince heridos contándose entre los primeros el Comandante Celestino Serrano y entre los segundos el Teniente Coronel Mariano Torres y Capitán Miguel Masferrer.
El 14 emprendí marcha, y al llegar a la línea telegráfica de Las Tunas rompió el fuego sobre mi vanguardia mandada por el Coronel Masó que llevaba a sus órdenes a
los Tenientes Coroneles Crombet y Herrero y a los Comandantes Ruiz, Rosado Silva y Amabile, una fuerza enemiga que nos esperaba apostada a nuestro paso.  Cargada por nuestros valientes, fue puesta en completa dispersión, dejando siete muertos en el campo y apoderándonos del armamento y parque que portaban. En este lugar hice alto por mas de dos horas, por si intentaba volver el enemigo, continuando mi marcha después de destruir una gran parte del telégrafo, llegando a este Cuartel General el 17 de corriente.
No puedo C. Secretario hacer mención especial del comportamiento observado por los Jefes y Oficiales en la escursión de que dejo hecha mención pues cumplieron con su deber de una manera admirable, tanto las fuerzas de Holguín que mandaba el General Calvar, como las de Cuba mandadas por el Coronel Maceo; llenando también cumplidamente su encargo el Cuerpo de Sanidad cuyo Jefe C. Félix Figueredo me acompañó en toda la operación.
Reciba V. C. Secretario el testimonio de mi consideración distinguida
Calixto G. Íñiguez
Mor. Gral. J. de Ops

 

Cristina Taverna
Investigadora que se se dedica al estudio del Fondo Moses Taylor



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