Con la colaboración de varias instituciones cubanas, el artista puertorriqueño Antonio Martorell exhibió en pleno Centro Histórico la muestra personal «El Caribe: Cementerio de Colón». Han pasado algunos años de su proyecto instalativo presentado en la Casa Simón Bolívar, institución que ganó en solemnidad y atmósfera sobrecogedora en los espacios donde se homenajeó a la identidad caribeña de esta Isla.
Martorell llevó a la galería aquellos nombres significativos &#8211previamente copiados, calcados y elegidos&#8211 que han definido y distinguen la acendrada identidad caribeña en esta Isla. Y que hoy descansan en la Necrópolis de Colón.

Una atmósfera solemne y sobrecogedora sorprende al visitante cuando, como en un laberinto, se adentra en los espacios ganados por la gasa y el papel en la Casa Simón Bolívar. Se está ante la propuesta del destacado artista plástico puertorriqueño Antonio Martorell «El Caribe: Cementerio de Colón», original proyecto que contó con el respaldo de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y el coauspicio, entre otros, de la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Academia de San Alejandro.
 Conocido del público capitalino por haber estado varias veces en Cuba, participando, por ejemplo, en la II Bienal de La Habana, Martorell (Santurci, Puerto Rico, 1939) es artista residente del recinto de Cayey, Universidad de Puerto Rico con taller en la Playa Ponce. El carácter versátil de su capacidad creadora le ha permitido transitar por el dibujo, la pintura, el grabado así como escribir críticas de arte para periódicos y revistas especializadas e impartir conferencias en varias instituciones de nivel superior de América Latina. Se ha desempeñado como profesor de Artes Gráficas en la Universidad Iberoamericana de San Germán (Puerto Rico) y en la Escuela Nacional de Bellas Artes de México, además de ser jurado en bienales y eventos internacionales. Hizo teatro, radio, televisión, cine y danza. En 1991, escribió e ilustró el libro La piel de la memoria.
Un propósito animó esta idea, presentada durante un mes en la Casa Simón Bolívar: el homenaje a la acendrada identidad caribeña de la Isla de Cuba, que se pone de manifiesto una vez más en los cientos de restos de mujeres y hombres del Caribe que descansan en la Necrópolis de Colón, Patrimonio Nacional. Entre otros están los despojos mortales de la poetisa Lola Rodríguez Tió, compositora del Himno Nacional de Puerto Rico y de los populares versos: «Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas. Reciben flores y balas en un mismo corazón», que muchos atribuyen de manera errónea a José Martí.
Lo realizado por Martorell y sus amigos, alumnos de San Alejandro, del Instituto Superior de Arte así como de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, da seguimiento a una idea que inició en su país diez años atrás. Aquí se imponen las fechas, letras desordenadas en busca de nombres, en colores de tierra y de sangre, espacios en blanco... El resultado es un verdadero regalo a la vista.
 
María Grant
Editora ejecutiva de Opus Habana

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