El Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, fue condecorado este lunes en París, con la Medalla del Decenio Mundial del Desarrollo Cultural de la UNESCO. Poco antes, Leal ofreció una clase magistral sobre La Habana Vieja.
Eusebio Leal recibió el reconocimiento de la UNESCO(PLFOTO/Fausto Triana). |
París, 23 feb (PL) Faltaban las palabras adecuadas para calificar el premio añadido, pero Eusebio Leal, el laureado historiador de La Habana, encontró la fórmula de agradecimiento de la Medalla del Decenio Mundial del Desarrollo Cultura de la UNESCO.
Doctor en Ciencias Históricas, máster en Estudios sobre América Latina, el Caribe y Cuba, y especialista en Ciencias Arqueológicas, Leal volvió a impresionar en la casa universal de la Educación, la Ciencia y la Cultura en París.
«No creo que sea menos este honor a ningún otro recibido, sobre todo por el lugar, el día y mi propio tiempo de vida, lo cual significa llegar a un determinado punto del camino”, comentó. “Una vez en sus largos y prolongados baños de agua hirviente para mitigar su fatiga y enfermedad, Napoleón Bonaparte escuchó a su ministro pedirle la Legión de Honor para un colaborador cercano que había ayudado notablemente al ejército», explicó.
Dadle todo privilegio, cualquier cosa que pida, pero la Legión nunca, añadió.
«Y para mi es muy importante llegar a este día, porque el diálogo entre las culturas, el encuentro de las civilizaciones en un mundo tan complejo que nos tocó vivir, bien amerita este momento», puntualizó el doctor Leal.
Respondía así, con suprema elegancia, a las palabras de Francoise Riviére, subdirectora general para la Cultura de la UNESCO, quien no dudó en calificar el proyecto de La Habana Vieja, como «epicentro de experiencia creativa en el patrimonio mundial».
El avance ecológicamente equilibrado, socialmente justo, económicamente viable y culturalmente diversificador es lo que desea la UNESCO con esos programas, y es lo que usted ha demostrado en su conferencia, destacó Riviére.
La alta funcionaria de la entidad de Naciones Unidas se refería así a la Conferencia Magistral impartida este lunes aquí por Leal con el nombre: El Centro Histórico de La Habana, un modelo de gestión integral; una experiencia singular.
Se trata de un sincero y profundo agradecimiento a esa labor cotidiana continua y exitosa, individual y colectiva, que ha sido el desarrollo de un modelo social y cultural de vida urbana, que constituye La Habana Vieja, enfatizó Riviére.
Además de la Medalla del Decenio, entregó «con unos años de tardanza», el diploma que otorga al Casco histórico de la capital cubana la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1982.
«Me alegro mucho que me dé el diploma de un título que tuvimos y tenemos, que hemos conservado y mantenido, pero cuyo certificado y probanza no teníamos», dijo Leal para arrancar risas y una fuerte ovación.
acl/ft
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Historiador cubano diserta de La Habana en UNESCO
París, 23 feb (PL) Patrimonio, historia y cultura se entrelazaron esta noche en París para las dos horas de conferencia del doctor Eusebio Leal, ante un auditorio que asistió fascinado a su clase magistral de La Habana Vieja.
Un encuentro en la sede de la UNESCO, en presencia de la subdirectora general para la Cultura, Francoise Riviére, el titular de Patrimonio Mundial, Francesco Bandarín, además de diplomáticos, intelectuales y periodistas.
Sería poco antes de que el director de la Oficina del Historiador de La Habana fuese laureado por Riviére con la Medalla del Decenio Mundial del Desarrollo Cultural, «un premio también a la voluntad política y el compromiso de Cuba con el tema».
De esa manera el embajador cubano ante la relevante agencia de Naciones Unidas, Héctor Hernández Pardo, sintetizaba en su discurso de presentación los sentimientos que despierta en la Isla una figura tan admirada como el doctor Leal.
«Lo que representa él mismo expresa claramente que no hay sueño imposible de alcanzar cuando hay voluntad política, cuando el pueblo hace suyo ese sueño y lucha por él», argumentó Hernández Pardo.
Luego, la exposición del doctor en Ciencias Históricas, máster en Estudios sobre América Latina, el Caribe y Cuba, y especialista en Ciencias Arqueológicas, hombre apasionado, de discurso tangible y elevado.
La defensa de la utopía, la vinculación de antiguos museos y palacios a la población, la tragedia de la Palma Real, escudo de la República, y su devastación en el Valle de Viñales tras los huracanes (de 10 mil a siete).
El optimismo siempre en la poesía que invade el ambiente, como repitiera esta noche, para sembrar tres o cuatro veces la cantidad que existía de palmas reales, la mística de las plazas, el terror al fuego y su alianza indisoluble con los bomberos.
De lo humano y lo divino, con un orgullo contagioso al hablar de jóvenes inmersos en las empresas restauradoras, obras consagradas a la sociedad, a personas discapacitadas, de la tercera edad y sobre todo, a los niños en el amor a la ciudad.
Imágenes que acompañaron la conferencia para dar una cierta idea de magia, pero del tesón y el denuedo de una labor que Herman Van Hooff, director regional de Cultura de la UNESCO para América Latina y el Caribe, no dudara en calificar de ejemplar.
acl/ft
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Eusebio Leal: andanzas de La Habana en París
París, (PL) Abrumado por los elogios, Eusebio Leal tiene la certeza de que su energía positiva nace de los resultados, y el reconocimiento se basa en el entusiasmo colectivo, a partir de un proyecto con nombre cubano llamado La Habana Vieja.
Faltaban las palabras adecuadas para calificar el premio añadido, pero Leal, doctor en Ciencias Históricas, Master en Estudios sobre América Latina, el Caribe y Cuba, y especialista en Ciencias Arqueológicas, hallaba la respuesta precisa.
Al recibir la Medalla del Decenio Mundial del Desarrollo Cultural de la UNESCO, se congratulaba de un éxito que no dudó en calificar de colectivo.
Lo que Cuba sea, seremos nosotros, recalcó en entrevista exclusiva con Prensa Latina al reflexionar sobre el futuro de la Oficina del Historiador de La Habana que dirige actualmente.
Nuestro éxito radica, por encima de cualquier consideración, en la voluntad política que han mostrado a lo largo de los años nuestros dirigentes, y también del tesón y el denuedo del pueblo cubano, puntualizó.
Vino a París a añadir otra condecoración a su trayectoria y sobre todo a impartir una Conferencia Magistral que cautivó a un amplio y diverso auditorio en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
No creo que sea menos este honor a ningún otro recibido, sobre todo por el lugar, el día y mi propio tiempo de vida, lo cual significa llegar a un determinado punto del camino -comentó.
Una vez en sus largos y prolongados baños de agua hirviente para mitigar su fatiga y enfermedad, Napoleón Bonaparte escuchó a su ministro pedirle la Legión de Honor para un colaborador cercano que había ayudado notablemente al ejército, explicó.
«Dadle todo privilegio, cualquier cosa que pida, pero la Legión nunca», añadió.
Y para mí es muy importante llegar a este día, porque el diálogo entre las culturas, el encuentro de las civilizaciones en un mundo tan complejo que nos tocó vivir, bien amerita este momento, destacó el doctor Leal.
Su siempre desbordante optimismo, la crisis económica internacional y el golpe brutal de tres huracanes a finales de 2008 que afectaron severamente a la Isla demandan sus comentarios.
Hemos vivido en este último medio siglo crisis perennes frente a las corrientes anticubanas, frente a la naturaleza: desde el Flora (ciclón de los años 60) hasta los más recientes embates de la naturaleza, señaló.
Estamos preparados y tenemos sangre fría para enfrentar las cosas. El optimismo nace de los resultados, de esas abuelas, niños y jóvenes que nos dan las gracias por lo hecho. Es un agradecimiento colectivo, para tantos héroes anónimos, agregó.
Siempre digo como San Pablo, primero para los nuestros, luego para los demás. Los primeros destinatarios de la obra son los cubanos, nunca he creído que sean los turistas, argumentó.
Apreciamos a los turistas, porque en su mayoría son personas que rompen el aislamiento de Cuba, vienen de todo el mundo y ofrecen un valor económico. Pero ante todo, mi pensamiento es político, sentenció.
La defensa de la utopía, la vinculación de antiguos museos y palacios a la población, la tragedia de la Palma Real, escudo de la República, y su devastación en el Valle de Viñales tras los huracanes.
El optimismo siempre es la poesía que invade el ambiente, como repitiera, para sembrar tres o cuatro veces la cantidad que existía de palmas reales, la mística de las plazas, el terror al fuego y su alianza indisoluble con los bomberos.
De lo humano y lo divino, con un orgullo contagioso al hablar de jóvenes inmersos en las empresas restauradoras, obras consagradas a la sociedad, a personas discapacitadas, de la tercera edad y sobre todo a los niños, en el amor a la ciudad.
La insatisfacción que me invade es lo que queda por hacer. Me habría encantando el Vedado, el Cerro o 10 de Octubre (tres barrios habaneros), con valores históricos monumentales. Pero la necesidad me ha obligado a centrarme en un propósito, dijo.
Todo eso conlleva un dolor, el dolor de que muchas cosas se perderán o no las veré. Sin embargo, creo en los muchos jóvenes que se interesan en la restauración, que tienen ya oficios, enfatizó.
El mundo en crisis, las guerras que no terminan y en medio de tantas vicisitudes, el Patrimonio de la Humanidad. Para un hombre tan consagrado al tema la idea no es nada agradable.
El patrimonio afronta ese gran desafío. Aunque no sea satisfactoria la comparación, necesita, al igual que las guerras, de dinero y más dinero. No solamente entusiasmo.
Hacen falta recursos y economía, y lógicamente los más pobres, sobre cuyas espaldas recae el peso de la crisis, que poseen un rico patrimonio, perderán un tiempo precioso en la paciente labor de conservar el suyo, concluyó.
Tomado de Prensa Latina
Comentarios
De nuevo mi más sincera Enhorabuena.
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