«Mitad y Mitad» o «Half and Half», es la exposición transitoria del diseñador Jorge Martell que, a lo largo del último mes, exhibió el Taller Experimental de Gráfica de La Habana —Callejón del Chorro No. 62, Plaza de la Catedral, La Habana Vieja. La muestra estuvo conformada por obras que resumen sus cincuenta años de experiencia artística. Desde el 28 de abril, el público pudo disfrutar de logotipos, programas e invitaciones; todos síntesis de la diversidad de aristas en las que ha incursionado como diseñador gráfico. También, incluyó piezas como A mi maestro (homenaje a Carmelo González), Gallo, Álzate la falda, separa los muslos… y Mano #1.
Bajo el precepto de que «él es un diseñador que pinta», Jorge Martell ha sabido edificar una existencia colmada por el placer de dialogar con diferentes manifestaciones del arte.
Con el calor siguiéndome los pasos, llegué al Taller Experimental de Gráfica de La Habana. Agradecida por dejar atrás el sol agobiante del mediodía, subí las escaleras en busca de una nueva exposición. En minutos… acompañados estuvieron mis ojos, por la guía amena e interesante de una persona que ante la pregunta que lo obliga a definirse, responde que «él es un diseñador que pinta». Bajo tal precepto, Jorge Martell ha sabido edificar una existencia colmada por el placer de dialogar con diferentes manifestaciones del arte. Su exposición «Mitad y Mitad» o «Half and Half», es una muestra que intenta resumir caminos transitados en distantes latitudes.
Obra tras obra, Martell nos lleva a través de cincuenta años de experiencia. En ellos sobresale la creación de carteles —con su impactante propuesta Obama… Give me five!, en apoyo a la libertad de los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos—; el diseño editorial de revistas y tabloides; y la concepción de cubiertas de libros, momento en que desarrolla la noción del Diseño de participación donde «el destinatario y el diseñador, crean juntos la Obra de Arte en beneficio de ambas partes», como afirma el artista en sus palabras al catálogo de la exhibición. Más adelante, las paredes se llenan de logotipos, programas, invitaciones, plegables, etiquetas y paquetería; todos síntesis de la diversidad de aristas en las que ha incursionado como diseñador gráfico.
Justo al frente, es otro tipo de inquietud la que nos recibe. Estas piezas —aunque permeadas por lo que él llama «el Arte mayor, por ser la más difícil de todas las manifestaciones artísticas, donde nunca podemos ser nosotros mismos al tener que interpretar la necesidad de nuestro cliente»— nos acercan a un universo lleno de luces, sombras, colores, líneas… Vemos colgadas manos insinuantes cargadas de deseos; gallos concebidos a partir de grandes manchas coloridas que buscan constantemente el movimiento; y flores que retan los sentidos al dejar en el receptor la esperanza de tocar y oler esa brillante creación. La litografía, el grafito sobre cartulina, el lavado en reserva y la técnica mixta; se vuelven instrumentos fieles de este artista que parece tener como máxima la seducción del espectador.
Lo cierto es que tras haber vivido —desde el punto de vista creativo— 20 años en la Isla y 30 en Estados Unidos, este hombre regresa a su suelo con la intensidad de quien todavía tiene mucho que mostrar. Forma parte de este nuevo comienzo, incorporar el trabajo comunitario a sus andanzas como un pretexto privilegiado en su quehacer artístico. Hecho que lejos de disociarlo, potencia esa energía, pudiéramos decir cósmica, que lo mantiene entrelazando mundos.
Viviana Reina Jorrín
Opus Habana
Imagen superior: el diseñador gráfico Jorge Martell intercambia criterios sobre sus obras. Imagen izquierda: cartel de la exposición; a la derecha: Álzate la falda, separa los muslos… (grafito sobre cartulina), es una de las obras que integran la serie Juegos de manos... Juegos villanos, que realizara el artista en 2008. (Fotos: Yadira Calzadilla) |