«El Programa Cultural no surge como algo aislado, algo distanciado que sólo se limita a informar. Desde el principio nos planteamos la necesidad de que la información que obtuviéramos debía ser procesada, editada, maquetada antes que comenzara cada mes».
Es un hecho que el décimo aniversario de la publicación de la nueva era del Programa Cultural no remite a glorias anquilosadas sino a etapas de un proceso evolutivo que se actualiza constantemente. Editado por la Dirección de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el tabloide es el resultado de una labor divulgativa heredera de los años fundacionales de esta institución patrimonial, erigiéndose en un reflejo del trabajo sociocultural que bulle en el Centro Histórico.
La MSc. Katia Cárdenas, directora de Gestión Cultural y fundadora del proyecto, comparte con Opus Habana recuerdos y perspectivas de un afán que se apoya en el trabajo de equipo con un denominador común: el amor por lo que se hace.
Katia junto a su equipo. De izquierda a derecha, Ailed Duarte, Lilibeth Bermúdez y, sentado, Carlos Alberto Masvidal |
¿Cuál fue la semilla que hizo surgir el tabloide del Programa Cultural?
El Programa Cultural, como concepto, es tan antiguo como la existencia de la Oficina del Historiador, desde su fundación por Emilio Roig de Leuchsenring hasta la apertura de las primeras salas del Museo de la Ciudad por Eusebio Leal Spengler que le otorga a la institución mayor dinamismo. Yo comencé a trabajar aquí en 1995, cuando vine a realizar mi práctica laboral después de graduarme en la Facultad de Periodismo. Entonces, surgió la necesidad de compilar todo lo que estaba sucediendo en el Centro Histórico, aunque fuera en un soporte sencillo. Al principio no tuvo un diseño adecuado, pero respondía a la necesidad de que los medios de comunicación, que todavía no tenían identificada a la Oficina como un espacio cultural de la ciudad, conocieran y promovieran las actividades que se comenzaban a celebrar aquí; sobre todo, porque la percepción que tenía el público de la Oficina del Historiador era la Compañía Turística Habaguanex, que, además, había desarrollado una gran campaña publicitaria. Teníamos entonces que mostrarle a la prensa y a toda la población que la Oficina del Historiador era un espacio cultural. Ahí surge la idea de reunir en una hojita de papel todas las actividades que se desarrollaban en cada institución del Centro Histórico y gracias al apoyo de Pedro Juan Rodríguez, quien está al frente de la Editorial Boloña, cambió al soporte cartulina. Ya en el año 2000 se había conformado un pequeño equipo, había comenzado a trabajar la compañera Lilibeth Bermúdez, también graduada de Comunicación, yo paso a dirigir el departamento de Programas Culturales con la convicción de que esa publicación debía dar un salto y decidimos otorgarle un soporte más digno, con un mejor diseño.
Se puede constatar que el Programa no sólo divulga actividades, sino que presenta una propuesta visual a través del diseño, el uso de los colores, la fotografía, la calidad de impresión; propuesta destacada por el propio Historiador Eusebio Leal Spengler como un objeto coleccionable…¿fue eso una inquietud creativa, desde la comunicación, o una necesidad comunicacional en sí misma?
Yo creo que fue una combinación de ambas cosas. Era una necesidad comunicacional ubicar los diferentes lugares que servían de sede a las opciones culturales de la Oficina y destacar lo más importante que sucedía en estos. Por otra parte, fue una necesidad creativa, pues como egresadas de la Facultad de Comunicación también quería dar las coordenadas informativas de la Oficina con un nuevo tono. Cada vez que desarrollábamos un proyecto, se trataba de darle esa visión comunicativa, con una definición de destino, por ejemplo, las instituciones culturales de la ciudad, de la propia Oficina, los medios de prensa, las representaciones diplomáticas. Entonces, Lilibeth Bermúdez y yo le presentamos la idea a ese excelente diseñador que es Carlos Alberto Masvidal y entre los tres, comenzamos a crear lo que sería ese Programa Cultural que conocemos hoy. Lo más importante es que nadie nos orientó sobre cómo hacerlo. Nosotros pensamos que era importante y lo llevamos adelante, con el apoyo de Rayda Mara Suárez, Pedro Juan y gracias a esa política, podríamos decir, de la Oficina de darle espacios a los jóvenes para que puedan crear. Sobre todo, porque Leal es parte del consejo editorial, nos sugiere temas e informaciones, además de valorar junto a nosotros las portadas. Leal también es un enamorado del proyecto.
Este Programa Cultural no surge como algo aislado, algo distanciado que sólo se limita a informar. Desde el principio nos planteamos la necesidad de que la información que obtuviéramos debía ser procesada, editada, maquetada antes que comenzara cada mes. Proceso este que obligó a todas las instituciones del Centro Histórico a entrar en ese sistema de planificación. Ya contábamos con un departamento de investigaciones socioculturales que orientó la metodología de cada proyecto institucional. Estamos hablando de un trabajo muy complicado, pues se debe integrar las actividades de las más de 60 instituciones que conforman la Oficina del Historiador, en su dirección de Patrimonio. A esto se le debe agregar las actividades en espacios públicos y los eventos importantes que escogen como escenario al Centro Histórico.
Pienso que funcionó tan bien, porque hicimos un pequeño equipo de trabajo, enamorado de lo que estaba haciendo y que bajo ciclones y mal tiempo sacábamos el Programa Cultural en tiempo para que pudiera circular. Fue un trabajo de empuje de todas las partes, de todas las instancias de la Oficina.
Cuando tomamos en cuenta los avances de la Dirección de Gestión Cultural, como el Centro de Información, el desarrollo de un proyecto como Rutas y Andares para Recorrer en Familia que ha sido incluso premiado internacionalmente, ¿qué perspectivas tiene para el futuro el Programa Cultural de la Oficina del Historiador?
Actualmente el Programa tiene una versión web que se puede encontrar en los sitios Habana Patrimonial y Habana Radio. Estamos desarrollando, a partir del Centro de Información, una nueva versión web, más interactiva, más actualizada que la que ha salido hasta ahora. De ese Programa Cultural han nacido boletines digitales, mensuales y semanales. En un momento determinado surgió el proyecto «Con vara y sombrero» —suspendido por problemas de financiamiento— que era la ampliación del Programa Cultural Infantil que aparece en la contraportada. O sea, que estamos en el desarrollo de alternativas web para difundir más los contenidos del Programa Cultural. Ahora diseñamos una estrategia comunicativa destinada a los jóvenes, pues ya les hemos dado cabida en los programas social infantil y del adulto mayor. Además de esto, también tenemos productos radiales, como el programa Vitrales que se transmite todos los lunes a las 2:00 p.m., en la emisora Habana Radio que resulta una opción semanal, en vivo, que conduzco y dirijo, pero en el que intervienen varios especialistas de la Dirección de Gestión Cultural.
El Centro de Información orienta a los visitantes sobre las opciones culturales de la Oficina del Historiador |
Hay que destacar que el Programa Cultural es considerado como uno de los más importantes referentes informativos de la dinámica cultural de la Oficina del Historiador y del cual se nutren un considerable número de medios informativos, dentro y fuera del Centro Histórico. Habana Radio y la revista Opus Habana, por ejemplo, se apoyan en él para conformar sus noticieros y semanarios digitales con lo más importante de lo que ocurre en La Habana Vieja. Y digo lo más importante, porque los proyectos socioculturales de la Oficina del Historiador son tan amplios que no alcanzarían las páginas de varios programas para abarcarlos a todos. Hablamos de una tirada de mil 500 ejemplares que deben repartirse en varios lugares. Debemos tomar en cuenta que la Oficina ha ido creciendo, ya ha trascendido los límites de La Habana Vieja y llegado a Centro Habana, el Vedado, Miramar... y esto también se refleja en el Programa Cultural. Tenemos la pretensión de aumentar la cantidad de páginas del tabloide para darle cobertura al creciente número de proyectos; algo que implica un reto editorial.
Rodolfo Zamora Rielo
Redacción Opus Habana