Tempranos vientos de cuaresma irrumpieron en la Catedral de La Habana para colmarla de un cálido y fuerte aroma a incienso. Después de transitar por los pasillos y de inclinarse ante la venerada madre, se fueron a sentar en lo alto de las columnas. Lugar desde el cual disfrutaron el sonido de nuevas voces e instrumentos que en esta ocasión acompañaron la Santa Misa del domingo 6 de marzo. Día peculiar en el que se unió la liturgia con la clausura de la tercera Semana de Música Sacra.

Entre aplausos concluyó la tercera Semana de Música Sacra de La Habana, con la promesa de retornar en marzo del siguiente año, cuando será posible una apertura hacia las tradiciones sacro musicales luterana y ortodoxa en el ámbito de los conciertos. 

Tempranos vientos de cuaresma irrumpieron en la Catedral de La Habana para colmarla de un cálido y fuerte aroma a incienso. Después de transitar por los pasillos y de inclinarse ante la venerada madre, se fueron a sentar en lo alto de las columnas. Lugar desde el cual disfrutaron el sonido de nuevas voces e instrumentos que en esta ocasión acompañaron la Santa Misa del domingo 6 de marzo. Día peculiar en el que se unió la liturgia con la clausura de la tercera Semana de Música Sacra.
Horas antes en la Iglesia de San Francisco de Asís —calle Cuba entre Amargura y Aguiar— el sábado 5, tuvo lugar el concierto Repertorio sacro alemán del siglo XIX, último evento de su tipo concebido para la jornada. Bajo la dirección del maestro alemán Kunibert Schäfer, la interpretación de las obras estuvo a cargo de la Coral femenina Amadeo Roldán, el Coro de Cámara de la Universidad de las Artes, el Coro de Cámara de la Escuela Nacional de Música, la Schola Cantorum Coralina, el Coro de Cámara Exaudi, el Coro de Cámara Vocal Leo y el Coro de Comunicación Vocal ETECSA; todas ellas agrupaciones profesionales participantes del Taller de dirección e interpretación del repertorio sacro alemán que sesionó durante estas fechas. Con un programa que incluyó obras como Jauchzet dem Herrn alle Welt op. 21 del compositor Carl Thiel; Ave Maria op. 12 de Johannes Brahms; Und unser lieben Frauen Traum op. 138,4 de Max Reger; Denn er hat seinen Engeln befohlen / Psalm 91 MWV B53 de Felix Mendelssohn; Locus iste W AB 23 y Ave Maria W AB 5, ambas de Anton Bruckner. El disfrute del público llegó a su fin cuando todas las voces se unieron para interpretar la obra Abendlied op. 69, 3 de Gabriel Rheinberger.
Otro momento trascendental de la semana fue la última sesión del taller de Composición de música litúrgica, cuando la profesora MSc. Liz Mary Díaz y el destacado organista cubano Moisés Santiesteban presentaron al compositor cubano José María Vitier, en el aula Fernando Ortiz del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, el jueves 3. Durante este intercambio el maestro centró su atención en los primeros pasos y el devenir de su obra la Misa cubana a la Virgen de la Caridad del Cobre, sobre la cual afirmó: «Quería que se sintiera cubana, pero no deseaba que fuera eso por delante. Aspiraba componer una obra para músicos, una obra que no le temiera a las influencias y que fuera fiel a mi propia trayectoria».
Aunque los vientos de cuaresma ya hayan despedido la tercera Semana de Música Sacra, el público siempre queda con la esperanza que brinda el futuro. Para aquellos expectantes que disfrutamos cada nota de esta jornada, han quedado nuevas promesas que se cumplirán el próximo año cuando llegue a nuestras calles habaneras la nueva edición de la Semana de Música Sacra.

Viviana Reina Jorrín
Opus Habana.

Imagen superior: instantes del concierto Repertorio sacro alemán del siglo XIX, bajo la dirección del maestro alemán Kunibert Schäfer junto a las agrupaciones corales profesionales participantes del Taller de dirección e interpretación. Imagen izquierda: última sesión del taller de Composición de música litúrgica, con el maestro José María Vitier como invitado. Sobre estas líneas: momentos finales de la Santa Misa que puso fin a la tercera Semana de Música Sacra. 

 

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