La Habana, una galería a cielo abierto

«Imágenes del Louvre, seis siglos de pintura europea» dará inicio, a partir de mañana sábado 14 de marzo, al amplio programa de acciones culturales comprendidas en la Semana de la Francofonía. Una centena de reproducciones de alta resolución impresas en papel de vinilo sobre paneles de PVC de gran formato tomarán como espacio expositivo los contornos del Museo Castillo de la Real Fuerza en el Centro Histórico habanero.

Bajo el auspicio de la Oficina el Historiador de la Ciudad, la embajada de Francia en Cuba y el Museo del Louvre se exhibirán hasta el 18 de mayo, día internacional de los museos, 101 reproducciones de obras maestras de las artes plásticas europeas, representativas de los diferentes estilos comprendidos entre los siglos XIII al XIX.

«Es para nosotros motivo de especial satisfacción acoger en el Centro Histórico, Patrimonio de la Humanidad, esta bella y excepcional exposición del Museo del Louvre. El espíritu de las colecciones allí atesoradas viene ahora a estimularnos con su belleza. En las verjas del Castillo de la Real Fuerza, el más antiguo de su tipo en esta latitud del mundo, cada una de las reproducciones conquistará el corazón de un público preparado para gozar del esplendor de la cultura y el arte». Así valora la exposición «Imágenes del Louvre, seis siglos de pintura europea», el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler.
Por su por parte, el presidente-Director General del Museo del Louvre, Henri Loyrette, afirma que «la fotografía de alta definición ha permitido, en el marco de manifestaciones al aire libre, promover la cultura popular en el corazón mismo de las ciudades modernas. Desde esta perspectiva de vocación educativa, que es de hecho una de las misiones prioritarias del museo, el Louvre respondió a la petición de la embajada de Francia, consistente en exponer sus pinturas más famosas, reproducidas a tamaño natural, en el centro de la capital cubana. Aprecio enormemente el privilegio otorgado por el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, que permitirá ver estas obras reunidas en un extremo de su casco histórico, en las verjas del antiguo Castillo de la Real Fuerza».
En los próximos días y hasta el 18 de mayo, los transeúntes por el Centro Histórico habanero podrán disfrutar de una galería a cielo abierto. Desde la pirámide de cristal hasta las verjas del Museo Castillo de la Real fuerza se ha trasladado una selección representativa de la pintura occidental, en una muestra que comprende los más selectos exponentes estéticos del quehacer de los grandes maestros europeos entre los siglos XIII y XIX. Una historia de las artes sin fronteras es la consigna de los organizadores de «Imágenes del Louvre, seis siglos de pintura europea», quienes alimentan como objetivo la expresión de un arte accesible al alcance de todos. La iniciativa tuvo su origen en el año 2007 con el desarrollo de la exposición en el Parque de la Independencia de Santo Domingo y con posterioridad en el Gran Teatro de Santiago de los Caballeros. En la actualidad otra similar, en Montevideo, Uruguay (11 de febrero-mayo de 2009) ha servido de antesala a la muestra habanera.
Al decir de la conservadora del Departamento de Pintura del Museo del Louvre, Marie-Catherine Sahut: «Exponer al aire libre significa dar cumplida respuesta a dos objetivos prioritarios del museo: la enseñanza y la democratización del arte (…) sencillamente algo distinto, un museo imaginario, sin muros ni barreras, instalado bajo el sol caribeño y revalidado por sus habitantes. Las Imágenes del Louvre reflejan así la vocación enciclopédica del museo, vocación que no ha dejado de velar por el enriquecimiento de sus colecciones desde su creación en 1793. La combinación permite resaltar los grandes movimientos artísticos que han recorrido Europa: Primitivos, Renacimiento, Manierismo, Caravaggismo, Clasicismo, Barroco, Rococó, Neoclasicismo, Romanticismo, Orientalismo y la Escuela de Barbizon».
La exposición «Imágenes de Louvre» es el resultado de la labor fotográfica efectuada en 2007 por Angéle Dequier como parte del Servicio de Recursos Documentales del Louvre. Las imágenes han sido impresas en alta definición (1440dpi) sobre papel de vinilo resistente a la intemperie (Ritrama Ri-jet 145, blanco brillante) adherido a paneles de PVC de gran formato (122x184cm). Las obras, reproducidas a tamaño natural y resaltadas del fondo gris uniforme mediante la proyección de una falsa sombra, se complementan con 13 paneles explicativos que delimitan y brindan información acerca de las características estéticas de cada período.

Seis siglos una razón para la historia

San Francisco recibiendo los estigmas, obra realizada por Giotto entre 1295 a 1300. En las próximas jornadas estudiantes de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana en coordinación con el Museo Nacional de Bellas Artes ofrecerán recorridos temáticos por la muestra.

Las tres primeras obras que articulan el discurso curatorial de la muestra corresponden a la Edad Media, con destaque para San Francisco recibiendo los estigmas (1295-1300) de Giotto. Con la caída del Imperio Romano en el 476 la nueva forma de pensamiento emergente denominado Cristianismo se consolidaría. El nuevo corpus de ideas tenía su base en la renuncia a lo sensible y sensual de lo corpóreo, y al placer sensitivo de lo bello en la naturaleza y en el no-yo, posturas a fines con las figuras de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. En el período genésico de la corriente se encuentran los gnósticos, para los cuales la idea esencial era la de justificar la fe. La escolástica, por su parte, se centraría en fundamentar racionalmente el dogma, pues como afirmó San Anselmo en su Proslogion: «No busco tampoco entender para creer, sino que creo para entender, pues creo también esto: que si no creyera no entendería». La patrística superaría a sus antecesores, en mérito de la razón y el pensamiento como valores en si mismos. El arte del medioevo valoriza la imagen en su carácter comunicativo de la doctrina de los sagrados textos inaccesibles a las masas iletradas. La pintura será un complemento de las grandes catedrales y su lectura mayoritariamente religiosa.
Las siguientes 13 obras se corresponden con el período de transición de los últimos vestigios del arte gótico al Renacimiento, que tuvo lugar en siglo XVI. Representativas del naciente humanismo como corriente, estas pinturas fueron testigos y protagonistas de una nueva poética alimentada por una transformación en el modo de la representación, que asume al hombre como motivo central, al tiempo que la pintura al óleo va desplazando la técnica del temple. De igual manera un espectro de géneros da cabida al retrato, el paisaje y las escenas de género. El óptimo aprovechamiento del espacio dentro del marco de referencial del cuado da paso a la estructuración de planos secuencias subordinados a las leyes de la perspectiva. Dentro de la muestra se podrán apreciar piezas de Fra Angélico, Jan Van Eyck, Ucello, Mantenga, Boticelli y Ghirlandaio quienes iniciaron, con el fin del giottismo y la pintura espontáneamente religiosa, la nueva manera de entender la creación artística como autónoma.

Santa Ana, con la Virgen y el Niño, obra realizada por Leonardo Da Vinci aproximadamente entre 1510 y 1513. Algunos criterios afirman que se trató de un encargo para el retablo de la Basilica della Santissima Annunziata de Florencia; otras fuentes aseveran que la pieza fue solicitada por Luis XII de Francia, en agradecimiento a Santa Ana por el nacimiento de su hija Claude. En la actualidad forma parte de la coleccion del Museo del Louvre con el título de La Vierge à l'Enfant avec sainte Anne.

El Quattrocento da paso al siglo XVI y con el a su estética del individuo y sus complementos físicos, psíquicos e intelectuales, al tiempo que surge el uomo universale con Dante, Alberti y Da Vinci. Son tiempos en que la belleza sensible a la naturaleza y lo colosal de lo humano magnifica el arte de obras tales como la Virgen con Niño y el pequeño San Juan Bautista de Rafael; El concierto campestre de Tiziano; Virgen con Niño y Santa Ana de Leonardo Da Vinci; Venus de pie en un paisaje de Lucas Cranach; Diana cazadora de la Escuela de Fontainebleau; Las bodas de Caná de Veronés y San Luís, rey de Francia, y un paje de El Greco.
La llegada de una nueva centuria estará marcada por la ratio. Las artes plásticas del siglo XVII estarán en concordancia con la razón. Artistas como Caravaggio, Franz Hals, Zurbarán, Rubens, Ribera, Murillo, Velásquez, Rembrandt, Poussin y Vermeer, todos representados en la exposición «Imágenes del Louvre», quienes debieron tornar la mirada o simplemente evadir, indistintamente, las dos fuentes primordiales de la actividad artística de su tiempo: el apetito y la razón. El primero de ellos se basa en el dominio de los sentidos, manifiesto en el color, la luz, lo inmediato y lo espontáneo, capaz de despertar conmoción. Sin embargo, los pensadores y estetas resaltaban la necesidad de subordinar este primer dominio al control de la razón, comprendida como entendimiento y valor de juicio, estructurada a partir de leyes, medidas, formas, patrones y cánones. El objeto propio de la pintura debía ser la representación de las cosas nobles, establecidas en el campo de la razón, al tiempo que el placer de los sentidos desempeñaban un papel secundario.

Diana cazadora, óleo sobre tela realizado a mediados del siglo XVI dentro de los cánones estéticos de la Escuela Fontainebleau. Las obras que excedían las dimensiones de los paneles fueron representadas solo con un detalle distintivo de ellas, con el fin de no afectar la imagen.

En tanto el Siglo de las Luces heredará del XVII la razón, entendida ahora como poder crítico que debía combatir los errores sociales escudados en la tradición. La ciencia arrojará luces sobre la razón y esta a su vez tributará a la tolerancia y humanidad, al recordar que todos los hombres son hermanos. La actitud contestataria contra la monarquía llevará a la Revolución Francesa en 1789. Dentro de la muestra, 21 reproducciones son representativas de los estilos Rococó y Neoclásico con las creaciones de Watteau, Chardin, Tiepolo, Fragonard, Louis David y Goya.
La sexta centuria que cierra los seis siglos de pintura europea que propone «Imágenes del Louvre» corresponde al período decimonónico. Francia se mantiene como centro de las artes plásticas, sin embargo, un cambio de pensamiento se suscita pues el racionalismo extremo y consecuente da paso a la percepción de una belleza otra, basada en el espíritu histórico. El arte se va a entender como elemento indisoluble de la cultura, tradición, religión e identidad de los pueblos; se iniciaba así la concepción estética del Romanticismo, caracterizado por la poética del yo, alimentada a su vez, por la sensibilidad y la libre creación. La representación de este período es encabezada en la exposición por piezas de Gericault, Delacroix, Rosseau, Corot, Condestable y Turner.
La muestra sólo abarca hasta la primera mitad del arte del siglo XIX, pues el Realismo de Courbet, el Impresionismo de Manet y Monet, así como el Postimpresionismo de Gauguin y Van Gogh forman parte y enriquecen las colecciones del Museo de Orsay. Los criterios curatoriales basaron la colocación de las reproducciones atendiendo a la cronología de creación de las obras, al tiempo que sugiere la circulación a partir de la verja aledaña al Palacio del Segundo Cabo y finaliza en las inmediaciones de la calle Tacón.
En las próximas jornadas el Centro Histórico habanero se convertirá en una galería a cielo abierto bajo la consigna de arte para todos. No será preciso transitar las calles Denon, Sully, alrededor de la Cour Carrée y Richelieu para poder disfrutar de una parte de lo más exquisito de la historia del arte europeo, pues las «Imágenes del Louvre» ya no se reflejaran en los vidrios de una pirámide, sino que serán celosamente custodiadas con real fuerza al amparo de un castillo.

Fernando Padilla
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Opus Habana