El Cristo de La Habana (1958) —obra emblemática de la escultora cubana Jilma Madera—, que fue preservado por un equipo de ingenieros y arquitectos de la Oficina del Historiador de la Ciudad, recibió este jueves el Premio Nacional de Restauración, que otorga cada año el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. En la ceremonia, efectuada en el Memorial José Martí, se conoció que el jurado otorgó la distinción «por el excepcional y riguroso trabajo de investigación científico, el diagnóstico certero de un monumento escultórico de dimensiones excepcionales que implicó tareas riesgosas y artísticas, y el rescate de un hito importante de la ciudad capital».
Hoy viernes, 12 de abril, reabrió sus puertas el legendario Sloppy Joe’s Bar, tras ser restaurado por especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad, quienes lograron reconstruir diferentes elementos y detalles que acompañaron al bar en su época de esplendor, como la larga barra de caoba negra, y la misma estructura de mesas y banquetas de los años 20 y 30 del siglo XX. Emplazado en la esquina de las calles Ánimas y Zulueta, el Sloppy Joe’s Bar surgió en el período en que se proclamó la Ley Seca en Estados Unidos (1920-1933) y la Isla se convierte en el centro del éxodo de comerciantes americanos dedicados a ese negocio.
Organizado por la Oficina del Historiador, el tradicional acto de evocación de los sucesos ocurridos el 9 de abril de 1958 se efectuó en la Armería del Centro Histórico, museo que atesora pertenencias de los jóvenes revolucionarios que cayeron en este sitio durante las acciones de la Huelga General. La institución exhibe también exponentes de armas utilizadas por los guerrilleros de la Sierra Maestra contra la dictadura de Fulgencio Batista, documentos históricos relacionados con la lucha clandestina y piezas de colección de armas blancas y de fuego, asociadas a las diferentes guerras de liberación nacional emprendidas por naciones de América Latina, África y Asia.