La Habana de la segunda mitad del siglo XIX contaba con varias líneas de ferrocarriles que permitían conectar las zonas productoras azucareras de Sur y el Este con el puerto. Por ello, ningún itinerario ferroviario podía destinarse para brindar servicio de transportación de pasajeros al interior de la ciudad, ni se posibilitó su conexión con los poblados allende las murallas. Esta función le correspondió al tranvía de tracción animal o de «sangre», introducido para remodelar el sistema de transporte existente y masificar el movimiento de pasajeros en la capital.

Destinada en sus orígenes a la preparación, conservación y dispensación de medicamentos, esta es una de las cuatro instituciones cubanas de su tipo que se conservan y una de las que forma parte de la red de Museos de farmacia de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

Varias han sido las emisiones postales que reproducen piezas que conforman las colecciones del Museo de la Ciudad.

Con la exposición «Marie Curie» se celebraron en el Centro Histórico de la Habana los 100 años de la entrega del Premio Nobel de Química a la científica polaca, también Nobel de Física.