En homenaje al Día Internacional de los Museos y al V Encuentro Iberoamericano de Museos y Centros Históricos, proponemos este artículo sobre la institución de la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros que, bajo la presidencia del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, respondió «no al capricho o la ocurrencia de un gobernante, sino que viene a satisfacer una necesidad sentida muy hondamente por nuestras clases más cultas, en particular, y por los habaneros que de veras aman su ciudad capital, en general».

No se conformó la Comisión con dejar precisado el programa general de trabajos (…) sino que empezó a trabajar, tomando muchos importantes acuerdos sobre casos concretos y formulando las consiguientes demandas para el remedio inmediato de males registrados.

Ya está en marcha la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, creada por decreto del alcalde municipal, doctor Raúl G. Menocal. Su primera sesión mensual —ha de reunirse todos los martes terceros de mes— celebrada en la Oficina del Historiador de la Ciudad, de la que es asesora, constituyó una franca demostración del acierto de la primera autoridad municipal de La Habana en la creación en sí de dicho organismo y en la selección de las personas que debían integrarlo.
Como caso singular ofrecido en agrupaciones de tal índole y carácter y aun en sociedades técnicas o culturales, a dicha primera sesión concurrieron, sin una sola ausencia, los diecisiete miembros que la componen. Y no es de extrañar este quórum inusitado si tenemos en cuenta que la creación de esa Comisión responde no al capricho o la ocurrencia de un gobernante, sino que viene a satisfacer una necesidad sentida muy hondamente por nuestras clases más cultas, en particular, y por los habaneros que de veras aman su ciudad capital, en general; y además no se siguió en la designación de personas el socorrido sistema de dejar que las asociaciones o corporaciones que debían estar representadas, escogieran por su cuenta este representante, sino que de cada una de ellas se seleccionó la persona que además de capacidad y especialización se creyó poseía este requisito o virtud, indispensable para el éxito de trabajos cívicos colectivos: entusiasmo.
Porque se hallaban perfectamente compenetrados de la urgencia de la labor a realizar, a la llamada que a esos habaneros entusiastas les hizo el mayor de la ciudad, todos respondieron a una: i Presente !
Y sin espectaculares formulismos, en el ambiente acogedor ofrecido por el Archivo Histórico Municipal y la Biblioteca Histórica Cubana y Americana, instalados en la Oficina del Palacio Municipal donde tuvo lugar la reunión, y presididos, por las próceres figuras de Colón, Luz, Varela, Pozos Dulces…  comenzaron a trabajar los señores comisionados. El alcalde, doctor Menocal, enterado de la reunión, abandonó su despacho para saludar a los comisionados y agradecerles la acogida calurosa que habían tenido para su llamada de colaboración en la obra administrativa municipal. Le acompañó en ese cambio de impresiones el señor Martínez Zaldo, contador y ex alcalde, uno de los más eficientes auxiliares del doctor Menocal. No hubo discursos altisonantes, de guataquería por una parte y autobombo. Por la otra, sino expresivas palabras del doctor Mario Guiral Moreno, en nombre de la Comisión, y sencillas frases del doctor Menocal, ofreciendo todo su apoyo para la obra que a la Comisión estaba encomendada.
Constituida ésta, y elegido secretario el señor José M. Bens Arrarte, del Colegio de Arquitectos de La Habana y distinguido urbanista, el presidente —quien estas líneas escribe, designado para esa dirección, según dejamos constancia, sólo en razón del cargo, que desempeñamos, de Historiador de la Ciudad— dio lectura al programa general de trabajos a realizar por la Comisión, en el cual aparecen recogidos los fines y propósitos de la misma, programa que fue aprobado por unanimidad y es el siguiente:
1.-Defensa, conservación y restauración de edificios, monumentos, plazas, barriadas, calles, rincones y demás lugares de valor histórico o artístico del término municipal de La Habana.
2.-Defensa, conservación y restauración de bienes muebles —pinturas, esculturas, mobiliario, objetos de arte, tarjas, etc. — y partes complementarias de edificios —rejas, puertas, balcones, etc.— de valor histórico o artístico existentes en el término municipal de La Habana.
3.-Recabar la adopción de medidas y disposiciones legales a fin de que todas estas riquezas históricas y artísticas no puedan ser destruidas, dañadas o desfiguradas, ni por la acción del tiempo ni por la libre voluntad de sus dueños; ya sean éstos particulares, ya el Estado, la Provincia o el Municipio.
4.-Recomendar el establecimiento, mediante leyes o acuerdos municipales, de zonas de valor histórico y artístico, de manera que en el perímetro de dichas zonas, al ser derruidos edificios que no se encuentren comprendidos dentro de las dos clasificaciones anteriores, en los terrenos por ellos ocupados se prohíba realizar edificaciones cuyos estilos arquitectónicos no concuerden con el estilo general de la zona histórica o artística correspondiente.
5-Gestionar la construcción de edificios propios, adecuados y permanentes para la instalación y funcionamiento de la Biblioteca, el Museo y el Archivo Nacionales, en el término municipal de La Habana, dotándoseles debidamente y según sus necesidades y funciones, y creándose las carreras de bibliotecario, archivero y conservador de museos, para que sólo puedan desempeñar estos cargos los que hayan obtenido el título respectivo.
6.-Demandar la construcción de1 edificio de la Biblioteca Municipal Central, ya proyectado por el Departamento de Urbanismo Municipal; la instalación del Archivo Histórico Municipal en lugar adecuado y la creación del Museo de la Ciudad de La Habana.
7.-Analizar, por la Comisión, los censos de edificios; monumentos, bienes muebles y partes complementarias de edificios, y lugares de valor histórico o artístico del término municipal de La Habana.
No se conformó la Comisión con dejar precisado el programa general de trabajos que acabamos de transcribir, sino que empezó a trabajar, tomando muchos importantes acuerdos sobre casos concretos y formulando las consiguientes demandas para el remedio inmediato de males registrados.
Uno de los asuntos más discutidos fue el de la necesidad de conocer las posibilidades legales existentes de transformar en hechos las recomendaciones y resoluciones de la Comisión.
El comisionado Mario Guiral Moreno planteó el problema, y en definitiva se acordó rogar al señor alcalde que por el Departamento de Consultoría Municipal se estudie el alcance de las atribuciones de la Alcaldía y el Ayuntamiento en cuanto a las medidas tomar para la defensa, conservación y restauración de monumentos, edificios y lugares de valor histórico o artístico del término municipal de La Habana y en qué casos sería necesario demandar una legislación oportuna del Congreso de la República.
La Comisión dirigió atento saludo al Ayuntamiento y a su Comisión de Urbanismo, participándoles haberse constituido y recabando de los mismos la cooperación necesaria en aquellas cuestiones propias de la competencia de la Cámara Municipal.
Fueron designados para integrar las subcomisiones encargadas de confeccionar los censos ya expresados los señores siguientes:
Para el censo de edlficios: José M. Bens Arrarte, Evelio Govantes y Joaquín Weiss y Sánchez.
Para el censo de monumentos, bienes muebles y partes complementarias de edificios: Juan José Sicre, Enrique Caravia y Domingo Ravenet.
Para el de lugares de valor histórico o artístico: Mario Guiral Moreno, José L. Franco y Emilio Roig de Leuchsenring.
Todos los comisionados tienen el derecho y el deber de colaborar en los trabajos de esas comisiones, llevando a las mismas las noticias, los informes y las sugestiones que crean oportunas. Se ha de procurar que esos censos sean lo más completos y detallados, así como aparezcan ilustrados con fotografías y dibujos.
Especial atención mereció el proyectado Museo de la Ciudad de La Habana. El presidente de la Comisión dio cuenta que desde su puesto de Historiador de la Ciudad, y de acuerdo con el señor alcalde, se hallaba laborando en la organización general del Museo y adquisición de objetos, históricos y artísticos, para el mismo, habiendo encontrado espléndida acogida en centros oficiales y en muchos particulares, dispuestos éstos a poner a disposición del Museo, apenas éste posea local adecuado, los objetos que poseen. En estos días había logrado se le entregase, por decreto presidencial, un sillón de los usados por los magistrados de la Audiencia de La Habana durante la época colonial, de caoba y ostentando en su respaldo, tallado en madera, el escudo de la monarquía española. La Comisión recibió esas noticias con singular complacencia, resolviendo hacer presente al señor alcalde la conveniencia de que por el Historiador de la Ciudad se intensifiquen dichas labores organizadoras del Museo de la Ciudad de La Habana, y a propuesta del ingeniero Govantes, se le sugerirá al mayor la necesidad de alquilar o comprar una casa para la instalación del Museo y consignar un crédito mensual para la adquisición de objetos. El arquitecto Weiss apoya la idea del ingeniero Govantes, y la Comisión la aprueba por unanimidad.
El señor Franco da a conocer que en los Fosos Municipales existe, abandonada y próxima a perderse o destruirse, una muy antigua bomba de incendio que estuvo en servicio en esta ciudad durante la época colonial, y propone que se le pida al señor alcalde disponga lo conducente para que sea reparada y conservada en los talleres del Departamento de Prevención y Extinción de Incendios, para en su día ser guardada en el Museo de la Ciudad de La Habana.
Otros acuerdos importantes adoptados por la Comisión fueron:
Recomendar al señor alcalde. disponga lo oportuno para que el parque de la Plaza de Armas sea conservado y atendido debidamente, designándose al efecto guardaparques y jardineros y realizándose por el Departamento de Urbanismo del Municipio las obras de más urgente necesidad.
Petición al señor ministro de Obras Públicas para que, en los terrenos de la antigua cárcel de La Habana se construya un parque público consagrado a los mártires de la libertad cubana y en él sean conservadas las reliquias históricas de la Cárcel —capilla y celdas bartolinas— así como el paredón frente al cual fueron fusilados los estudiantes de Medicina el año 1871, y se erijan en dicho lugar sendos bustos a los patriotas allí sacrificados por la independencia de Cuba: Narciso López, Eduardo Facciolo, Ramón Pintó, Francisco Estrampes, Francisco León, Agustín Medina, Domingo Goicouria y a otros que también sean acreedores a este homenaje nacional.
Petición al señor alcalde y al señor ministro de Obras Públicas para que dispongan la colocación de tarjas explicativas en los varios restos de las murallas que aún se conservan en la ciudad.
Petición al señor ministro de Obras Públicas para que lleve a cabo las obras ya proyectadas para la conservación de los cañones en que fue amarrada la cadena que cerró el puerto de La Habana el año 1762 cuando el ataque a esta población de la escuadra británica.
Solicitud a los Ferrocarriles Unidos para que realicen las obras de conservación y restauración, de acuerdo con la Comisión, en el lienzo de muralla y Puerta de la Tenaza que se encuentra en el patio del antiguo Arsenal.
Recomendar al señor alcalde la exención de contribución por un año o el tiempo mayor que juzgue conveniente, a los propietarios de edificios de valor histórico o artístico que realicen en ellos, por su cuenta, y bajo la supervisión de la Comisión, obras restauradoras y de embellecimiento. Para el estudio y presentación de un plan sobre esta cuestión, se designó a los comisionados Evelio Govantes, José M. Pérez Cubillas y Manuel A. Ramos.
Y como ya hemos cubierto con exceso el espacio de que disponemos semanalmente en esta revista, dejaremos para el próximo numero la exposición de los demás, y no menos importante; acuerdos tomados por la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, no sin dejar antes constancia de que ésta, a petición del ingeniero Govantes, acordó enviar al señor Alfredo T. Quílez, director de la revista, un cálido mensaje de felicitación y agradecimiento por las oportunas y valientes campanas que desde hace años viene realizando en pro del ornato, embellecimiento y progreso de la ciudad y por el mejoramiento cultural de la República.

Emilio Roig de Leuchsenring
Historiador de la Ciudad desde 1935 hasta su deceso en 1964.

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