Ante la persistencia de las penetraciones marinas en el litoral habanero, que alcanzaron proporciones drámaticas en marzo de 1993, se propusieron soluciones que lo protejan sin sacrificar su imagen histórica.
 Hay un detalle en los muros de las fortalezas de nuestra Ciudad que suele pasar inadvertido para muchos y constituye una verdadera joya de la naturaleza cubana, mantenida durante siglos.
 Parecía prácticamente desaparecido; sin embargo, todo hace indicar que hoy, en Cuba, la población de este mítico mamífero se recupera de manera paulatina.
 Nadie sabe cómo ni por qué vías llegó a la Isla, ni si fue introducido en forma deliberada o fortuita. Lo cierto es que comparte en nuestros hogares, parques y centros de trabajo y se hace notar con su piar fuerte y torpe aleteo.