Presentado recientemente en el habitual espacio Sábado del Libro, el volumen Massaguer, República y Vanguardia, de Jorge R. Bermúdez, constituye un referente insoslayable en el estudio de la figura de Conrado W. Massaguer y de la evolución de la caricatura en Cuba durante la primera mitad del siglo XX.
Massaguer, República y Vanguardia completa una trilogía del profesor Jorge R. Bermúdez sobre la gráfica cubana, precedida por los libros De Gutenberg a Landaluze, Gráfica e Identidad Nacional y La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX.
Del italiano caricare, que significa cargar, exagerar, la caricatura ha constituido, durante buena parte de la historia de la humanidad, vehículo propicio para el divertimento y herramienta solapada para ejercer la crítica, la censura o simplemente reflejar los rasgos esenciales de una sociedad determinada.
Entre los principales exponentes de este género en Cuba se encuentra Conrado W. Massaguer (1889- 1965), quien tiene en su haber la creación de más de 28 mil caricaturas y dibujos, muchos de ellos recreaciones de personajes costumbristas de La Habana, y distinguidas personalidades del ámbito sociopolítico cubano y extranjero del siglo XX.
Al también editor de tres revistas emblemáticas del periodismo y la cultura cubanos (Gráfico, Social y Carteles), ha dedicado el profesor e investigador Jorge R. Bermúdez uno de sus libros más significativos: Massaguer, República y Vanguardia, que, tras varios años de haber sido concluido, finalmente ve la luz gracias al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Con ello, se completa una trilogía de Bermúdez sobre la gráfica cubana, que está integrada, además, por De Gutenberg a Landaluze (1990) y La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX (2000).
Estructurado en cinco capítulos, aborda por etapas aquellos hechos que marcaron pauta en la vida y obra de Massaguer. Así, la primera de ellas (1889-1908) refleja sus primeros años de existencia y su encuentro con la caricatura, que se produce en 1907 en el bisemanario La Campana, de México, con la sección «Gente de Casa». La segunda etapa (1908- 1915) incluye su regreso a La Habana, su irrupción en la cultura cubana, mediante la colaboración en las publicaciones El Mundo y El Fígaro, fundamentalmente, y sus esfuerzos por «hacerse de sus propios medios de impresión y comunicación, para imponer otra forma de ver, hacer y decir más acorde con su espíritu de empresa y los nuevos tiempos que corrían», según afirma Bermúdez en el texto, publicado en 2011. Ya en el tercer y cuarto períodos (1916- 1922 y 1923-1928, respectivamente) encontramos a un Massaguer abocado a lo que él mismo definiría como «la más bella aventura de su vida periodística»: la publicación de la revista Social, que revolucionó la manera de hacer el periodismo gráfico en Cuba al emplear por vez primera en América Latina el método de impresión offset. El cuarto período (1929-1958) recoge su periplo por París, Italia, Suiza, España y Nueva York, donde organiza exposiciones y mantiene vínculos con importantes intelectuales de vanguardia a nivel mundial. En esta etapa aparecen varias de sus piezas más reconocidas, entre ellas, Doble Nueve, creada hacia 1943 en La Habana. Incluye, además, los últimos momentos de la existencia de Social y culmina con la aparición del libro Massaguer, su vida y su obra. Autobiografía, historia gráfica y anecdotario.
También integra el volumen un recorrido por la historia de la caricatura a nivel mundial y su desarrollo en Cuba, y como anexo se incluye el listado de los colaboradores de la revista Social, y un testimonio gráfico que da fe de la maestría lograda por Massaguer en la caricatura.
Entre los aciertos de este libro se destaca el propio estilo narrativo de su autor —simbiosis entre biografía novelada, testimonio, y ensayo— que logra trasladar al lector hacia el contexto vivido por Massaguer, el cual trasciende el ámbito cultural, pues está signado por sucesos de carácter sociopolítico de gran complejidad, no solo en Cuba, sino también en el resto del orbe, que es testigo de los enfrentamientos provocados por las dos guerras mundiales.
De excelente factura editorial, Massaguer, República y Vanguardia ofrece, además, un acercamiento a la historia del periodismo y de la gráfica en Cuba; a la vez que constituye un referente insoslayable en el estudio de la figura de Massaguer y de la evolución de la caricatura en Cuba durante la primera mitad del siglo XX.
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1: Conrado Massaguer en la gráfica y Emilio Roig en la literatura, son considerados dos de los principales exponentes del constumbismo cubano del siglo XX. 2:Caricatura realizada por Massaguer para ilustrar «Los buenos partidos», crónica costumbista de Roig, que fue publicada en Gráfico (1916) y en Carteles (1927). 3:Presentación del libro Massaguer, República y Vanguardia. De derecha a izquierda, el autor del volumen Jorge R. Bermúdez y el caricaturista René de la Nuez, quien tuvo a su cargo la presentación. 4,5 y 6: Dibujos realizados por Massaguer para ilustrar las portadas de la revista Social, primera de su tipo en América Latina. |
Celia María González
Opus Habana